Nuevamente la Asociación de Víctimas del 11 de abril de 2002 (ASOVIC), alza su voz de protesta y se oponen a que se le conceda algún beneficio a los autores de la masacre.
No se le puede llamar venganza a un clamor de justicia.
Un pueblo indefenso protegiendo a su gobierno aquel 11 de abril del 2002, fue acribillado con certeros plomazos disparados por mercenarios contratados y pagados por esos abortos de la naturaleza, que en mala hora vieron la luz en esta tierra bendita.
Conservo las imágenes que tomé desde un televisor, el día en que fueron presentadas en aquella época, las víctimas de la masacre del golpe de estado, desde la Vicepresidencia de la República: escalofriantes, imborrables. Crímenes éstos de lesa humanidad por su aberrante naturaleza.
Durante estos años de revolución, mucha tierrita hemos tenido que tragar, al ver con cuánto desparpajo, continúan los principales criminales causando tanto daño, protegidos con el manto de la impunidad.
La marcha es dura, de constante batallar y a pesar de los tropiezos, nuestra revolución sigue su proceso; está viva, brillante y fuerte. Seguimos adelante.
“Nada se parece tanto a la injusticia como la justicia tardía”. Séneca