A partir de la reciente denuncia sobre nexos entre el asesor J.J. Rendón y narcos colombianos, que desencadenó en la renuncia de éste al comando de campaña del candidato-presidente Juan Manuel Santos, la opinión pública de América Latina volvió a poner en debate la relación entre dos mundos que parecen ajenos, pero cuya interrelación viene siendo creciente: la política y el narcotráfico. ¿Qué dirigentes han sido cuestionados por probables nexos con dineros provenientes de este mercado? ¿Por qué aumenta la colaboración entre ambas esferas?
Es sabido: el mundo del narcotráfico, y su fastuosa generación de liquidez monetaria a bajo costo y con asombrosa rapidez, ha llevado a diversas campañas políticas a involucrarse en este páramo de ilegalidad. Algunos dirigentes parecen preferir pagar el costo político que podría significar la revelación de esta conexión a fin de contar con importantes fondos para competir en elecciones, ya sea internas –dentro de un propio partido- o generales –por cargos ejecutivos y/o legislativos en cada país-. La contrapartida es la garantía de cierta “impunidad” jurídica para poder operar, generando una especie de ´círculo virtuoso´ donde ambas partes se ven beneficiadas a corto plazo. El problema, claro, es la revelación a mediano y largo plazo, y sus posibles repercusiones jurídico-mediáticas, llegando al punto de terminar carreras políticas o directamente llevar a los involucrados a prisión.
El “capo colombiano” Javier Antonio Calle fue quien reveló, desde Estados Unidos, que Rendón recibió hace tres años unos 12 millones de dólares de parte de los tres mayores narcotraficantes de Colombia, supuestamente para conseguirles -con el gobierno de Santos- un acuerdo de rendición a cambio de la no extradición. Esto fue revelado por el diario colombiano El Espectador, quien afirmó que finalmente el plan no funcionó porque se exigió un acompañamiento de parte del gobierno de Estados Unidos que jamás llegó. La no-consumación del plan no niega lo advertido por Calle: la vinculación de Rendón con estos hechos, investigados ahora por la justicia colombiana.
¿Estos hechos salpican sólo a la campaña de Juan Manuel Santos? De ninguna manera. Rendón ha asesorado, durante estos años, a una decena de destacados dirigentes políticos en diversos países: Peña Nieto en México, Capriles en Venezuela, Juan Orlando Hernández en Honduras, el propio Santos -y también Uribe- en Colombia, De Narváez en Argentina y Quijano en El Salvador. Si bien la denuncia actual se da al momento de la colaboración entre Rendón y Santos, esta revelación mancha indirectamente a todos estos dirigentes, que además comparten una visión conservadora en el ámbito político-económico. ¿Por qué? Ninguna relación de esta índole se da de un día para otro, y la hipótesis de que Rendón haya empezado en estos meses con manejos de este tipo es ciertamente poco factible –y creíble-.
Dos casos nos puede servir de ejemplo para ilustrar esto que decimos. En primer lugar, las declaraciones un ex jefe de la DEA en México, Phil Jordan, quien tras el arresto del capo-narco Chapo Guzmán se mostró sorprendido por el caso, al afirmar que “nunca pensé que el PRI lo iba a arrestar, porque ´El Chapo´ Guzmán metió mucho dinero a la campaña de Peña Nieto. Él siempre ha estado metido en política a través del dinero”. Tras ello, Jordan afirmó que la vinculación entre Guzmán y el PRI constaba en informes de la inteligencia de Estados Unidos. El círculo parecería cerrar: Rendón ha estado involucrado fuertemente como asesor en la campaña que llevó a Peña Nieto a la presidencia del país. En segundo lugar, el diputado Francisco De Narváez fue investigado por la justicia argentina por sus presuntos vínculos con el rosarino Mario Roberto Segovia, condenado en 2012 a 14 años de prisión por 91 envíos de efedrina a México. ¿Qué fue lo que sucedió? Años atrás, desde un teléfono registrado por De Narváez se realizaron tres llamadas al celular de Segovia, de acuerdo a lo consignado por el Diario La Capital de Rosario. Al declarar como testigo a través de un escrito en la causa que lo investigaba por este hecho, De Narváez dijo que no hizo las llamadas, aunque admitió que el teléfono desde donde se hicieron si pertenece a una flota suya, reconociendo indirectamente el nexo. ¿Quién asesoró a De Narváez en la campaña de 2011? J.J. Rendón, claro.
Tras las nuevas revelaciones sobre Rendón quedan abiertos múltiples interrogantes sobre las conexiones entre el mundo “narco” y la política de nuestro continente, una relación no líneal, compleja y de consecuencias impredecibles a mediano y largo plazo, por la sensibilidad política y mediática que generan estos casos. Seguramente, por cada revelación hecha sobre el tema, como las que destacamos en este artículo, numerosas conexiones no son visibles: de esta forma se “protege” a diversos dirigentes de las posibles implicancias mediáticas-judiciales que nuevas divulgaciones podrían dar por consecuencia. ¿Es posible, sólo mediante el ámbito judicial, regular la vinculación entre ambas esferas, a fin de dar por tierra un fenómeno que parece extenderse en todo el continente? ¿Seguirá creciendo la interrelación, asegurando “mutuos beneficios” a cada una de las partes?