Por Toby Valderrama y Antonio Aponte
Con el asesinato de Serra, la rabia emergió desde lo profundo del alma chavista, que esta vez encontró un cauce más allá del duelo, se hizo política: ¡fue la burguesía!, gritó una; ¡el fascismo!, añadió otro; ¡no quedará impune!, acotó el de más allá. La marcha fúnebre hasta el cementerio fue un río desbordado de dolor y de conciencia política: no fue un crimen, fue una acción militar que la masa detecta en su responsabilidad de clase, su objetivo es derrocar al Socialismo.
Lamentablemente, no somos coherentes. Decimos que fue la burguesía y simultáneamente la aupamos, le damos dólares, llamamos matriz perversa a quienes la adversan, la invitamos al corazón de la "Faja Petrolera Hugo Chávez". Hablamos pestes de la burguesía y a un tiempo nos aliamos con ella.
Los tiempos son de peligro. La masa, sin dirección coherente, en medio del dolor de los ataques burgueses, puede derivar hacia la respuesta desorganizada, impolítica, llevada por las pasiones. Y así, inevitablemente, se desgastará y será fácil presa del capitalismo en su fase fascista. Puede ser que triunfen los conciliadores, y por sobre todo lo sabido y sentido la Revolución termine en un pacto con la burguesía, y con la absurda excusa de aislar a los violentos entregue la bandera del Socialismo, el legado de Chávez.
Ya la masa y los dirigentes dieron un paso político importante: en medio del dolor, politizaron el asesinato, como debe ser, como corresponde a un dirigente. Ahora se impone voltear, pensar de nuevo el asesinato de Chávez, retomar su investigación, darle contenido político, reeditar el pedido de María León.
En aquella oportunidad, aún no hace dos años completos, los dirigentes hablaron de un asesinato, el mismísimo Chávez denunció que era raro lo que estaba pasando. Pero los afanes del momento derivaron hacia la conciliación, se despolitizó el asesinato, se transformó sólo en un duelo, en un lamento. Los autores intelectuales, los autores materiales, quedaron en las tinieblas de la impunidad.
El camino de la conciliación con quien no se puede conciliar nos ha costado sufrimiento y también sangre. El capitalismo sigue golpeando con su lógica terrible a los desposeídos. Son en vano los esfuerzos por hacer "que el tigre coma lechuga", que el capitalismo deje de ser un sistema miserable y explotador, expropiador. Los sueños de la socialdemocracia han demostrado, una vez más, su ineficacia. No hay capitalismo con rostro humano, por defender sus privilegios asesina.
Los hechos nos señalan con claridad que el camino tomado después del asesinato de Chávez sólo conduce a más sufrimiento, las buenas intenciones quedaron desautorizadas. Es de sabios, de dirigentes conscientes, rectificar. Es necesario volver a Chávez, al camino del Socialismo verdadero, determinar claramente el enemigo capitalista, en la economía y en la política, enfrentarlo. Ese camino conduce a la unidad verdadera de los revolucionarios, rescata la pasión, volveremos al "camino con la adarga al brazo", regresará Rocinante.…
De no rectificar, habrá un vacío que llenarán los monstruos, la reacción anarcoide, el fascismo.
¡AHORA ES NECESARIO INVESTIGAR EL ASESINATO DE CHÁVEZ Y DE SU LEGADO!