La funcionalidad de la muerte: de Robert Serra a José Odreman

Barbarie absoluta la cometida en el asesinato de Robert Serra y su asistente o ahijada según me han dicho. Una circunstancia plagada de elementos que solo irrumpen dentro del horror paramilitar inaugurado en Colombia desde hace más de dos décadas. Escándalo público que genera la respuesta de indignación correspondiente, sus partidarios y compañeros más cercanos con mayor razón. La pista apunta hacia la beta asesina dejada entre comentarios develados por parte de este Saleh y el mundo protofascista y terrorista que lo rodea monitoreado desde Colombia. Con toda la ingenuidad que supone la rabia contenida entre tantísimos, la tesis se deja correr como verdadera de inmediato. Digamos que la necesidad de ubicar el culpable que se desea que sea, mezclando la rabia personal y los odios políticos que parecen en este caso sintetizarse, hacen que la verdad ingenua prospere.

El gobierno reacciona asumiendo primero el compromiso de la investigación y luego levantando la tesis incriminatoria hacia toda la derecha. Entiende rápidamente la funcionalidad de este asesinato dentro de su propia lógica de confrontación política y la usa.

Robert es tratado de mártir juvenil junto a la muchacha asesinada, con los consiguientes honores que podría merecerse. Sin duda lo es, ¿pero un mártir fruto de qué?, ¿para qué sirve la ingenuidad y confundir de antemano lo que quisiera que fuese a lo que es realmente?. Esa no es actitud para un movimiento revolucionario que debe saber sobre qué realidad se está moviendo y la complejidad de ella.

Lo cierto es que esa ingenuidad que dejan ver tantos comentarios y artículos, no es admisible de parte del gobierno hasta que tenga prueba en mano, teniendo como hacerlo.

Su falta de unidad interna y la confrontación de factores económicos y de poder en lo interno lo lleva a utilizar esa ingenuidad como catalizador de un reconocimento que siente perderse y que todos a su interno la necesitan. Peligrosa aventura en la que se mete que ya le costó muchas dudas a la hora de descubrirse la realidad del asesinato de Juancho (Juan Montoya) a principios de año en medio de las manifestaciones de estudiantes de derecha, que luego utilizó muy bien el profascismo para lanzar su verdadera estrategia guarimbera, que como sujeto político va mucho más allá matar a este o al otro.

En todo caso nada podemos sacar como conclusión salvo especulaciones y deseos. Se sabrá lo que se sabrá sobre este horroroso asesinato, pero ya es evidente que el uso descarado está mostrando debilidades en las evidencias que ya empiezan a colarse en los medios privados, nada ingenuos, mucho más inteligentes y claros en sus intereses de clase.

Lo cierto es que es uso funcional de este asesinato deriva el día de ayer martes 7 de octubre, en algo absolutamente increíble que vuelve a develar lo descompuesto que está el sancocho interno dentro del gobierno. Se hace un acto en Miraflores con la juventud del PSUV, gobierno, militares, en honor a la juventud y en particular hacia la figura de Robert Serra. Muy bien, pero ayer mismo toda Caracas estuvo conmocionada por la masacre que genera el Cicpc horas antes en el centro de Caracas de 5 activistas del colectivo 5 de Marzo y “Escudo de la Patria”. Secuestros de agentes policiales por parte del colectivo, enfrentamientos, negociaciones, arrestos, puso en vilo toda la cuidad y una enorme presión sobre el Frente de Motorizados ligados a ellos que estuvieron a punto de entrar en confrontaciones mucho mayores. En el acto, de eso no se dice absolutamente nada. Robert Serra es efectivamente un mártir pero ¿y estos compañeros qué?, “ni pa´ muertos de waterclose” quedaron.

Sobre el supuesto de la ingenuidad inmediata y total, hoy en la mañana el comisario Sierralta jefe del Cicpc, declara que no fue otra cosa que enfrentamiento con delincuentes donde quedaron abatidos los que se confrontaron con armas con los funcionarios que fueron a hacer un allanamiento. Perfecto, pero hay tres eventos de enfrentamientos que no se explica y sucede que entre los muertos, José Odreman líder del colectivo, no solo hasta ayer era un reconocido militante de los colectivos chavistas, hombre de confianza y muy cercano al gobierno, sino que horas antes de su muerte como ya se conoce, deja una declaración sobre el sitio de uno de sus compañeros asesinados de que responsabiliza a Rodríguez Torres Ministro del Interior de lo que pueda pasarle a su vida. Momentos después cae asesinado y con él varios más.

De esto el presidente revolucionario no dice absolutamente nada. ¿da para tanto la ingenuidad?. Esto supera toda todas las fronteras del descaro y la sorpresa, es algo donde el surrealismo es una tontería en inventiva. ¿Cómo no va a decir nada de esta masacre?.

¡Adelántese amigo presidente al jefe del Cicpc, y explique algo compañero!, ¡la política no puede ser sólo el uso de lo que le conviene a usted y los suyos, y mucho menos si esta la muerte de por medio!, ¡no entiende el peligro que esta inaudita irresponsabilidad supone!. Usted es el jefe de Estado y supuestamente líder máximo del chavismo; ¡son cinco hiperchavistas militantes los que han sido masacrados!. Diga al menos que no era cierto, que eran unos tristes delincuentes y ustedes por buena fe creyeron en ellos, y nos convence con pruebas a todos. Tampoco; esto está peor que la masacre del Amparo donde al menos desde la presidencia tuvo que justificarse en argumentos aberrantes, para luego saberse la verdad, ¡pero aquí ni eso, solo unas declaraciones aisladas del jefesote del Cicpc, justificando lo injustificable!. La ascensión de un poder de Estado meramente utilitario y funcional exclusivamente a sus intereses toca aquí un pico jamás visto.

¿Con qué derecho se trata a todo el movimiento popular como fuese una camada de imbéciles a sueldo?, ¿o es que ya lo son?, habría que probarlo. En todo caso, esto es algo absolutamente insólito, que no está lejos de la rabia que deja la muerte misma. En todo caso, ese es el Estado, ese es el gobierno, que tenemos, nuestro presidente.

Dejo, seguramente con mucha carga de ingenuidad aún, solo una tesis de lo que estamos viviendo. Asumamos la tesis del paramilitarismo y ya frente a la muerte de Robert Serra y , aunque haya mucho más que esto, no importa. Se ha expresado por este lado la cara del horror que va a la toma del Estado cavando el suelo de su terror. Pero al mismo tiempo, con tanta evidencia, ayer se expresó de manera horrorosa el terrorismo incrustado en el Estado. ¿Puentes entre ambas cosas?. Por supuesto, y se hacen evidentes sus vínculos posiblemente no entre los casos ocurridos, sino en su lógica última y probada en ambos casos. Estos se arman y expresan su terror para acabar con el corazón revolucionario activo de un pueblo, esa es toda su razón de ser. Y cuando ambos coexisten, como lo estamos probando, allí entra la sapiencia superior de la estrategia imperialista para generar entre ambos el caos que necesita, para debilitar y desarmar definitivamente al pueblo en lucha e imponer su orden de salvación última, como hoy lo intentan en el Medio Oriente.

Esta acción ya está presente entre nosotros… saquemos conclusiones, desechemos nuestro imbécil, que solo la verdad y solo ella nos hará libres.


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Roland Denis

Luchador popular revolucionario de larga trayectoria en la izquierda venezolana. Graduado en Filosofía en la UCV. Fue viceministro de Planificación y Desarrollo entre 2002 y 2003. En lo 80s militó en el movimiento La Desobediencia y luego en el Proyecto Nuestramerica / Movimiento 13 de Abril. Es autor de los libros Los Fabricantes de la Rebelión (2001) y Las Tres Repúblicas (2012).

 jansamcar@gmail.com

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