Cada día somos más bobos y con la misma ropa andamos. Es lo que digo; los vendedores de esclavos del siglo 17 y 18, los mantuanos que se quedaron con el dinero de sus padres escapados por terror a Simón Bolívar, los habitantes de los palaciegos espacios del Este de Caracas, los eternos mandamás de esta geografía llamada Caracas, los que se cagaron en los venezolanos después de 1959, ¡siguen mandando!
Casi que con horror leemos todas las especificaciones del lugar donde se aloja EL MONTRUO DE RAMO VERDE, EL OJO PUYUO que ante las preguntas de una periodista contestó en plena candela, mientras sus terrorista quemaban un edificio de la nación venezolana, en la más alta ebullición de odio contestó: “Estaremos quemando hasta que Maduro se vaya”
¡Qué mantequilla de celda! Los que falta es que como a Indiana Jones en la cuña televisiva le pongan una “conejita” con melcochas y vinos. Los venezolanos seguimos bajo las botas del fascismo.
Al leer todos los “ingredientes” de esa CELDA una recuerda a Guantánamo; los presos vestidos de anaranjado, atados, empujados por guardias, sobre el suelo, pateados, vulnerados en su honor, martirizados, humillados. Uno recuerda a la DIGEPOL del Puntofijismo: celda oscura, ganchos para colgar carne humana, todo tipo de elemento de tortura, policías de caras trágicas, prestos al gancho al hígado del preso, a la patada con la bota 46…Uno recuerda y piensa: “Coño ¿cuándo vendrá la malvada equidad pregonada?”
Una celda maquillada con todo para que un hombre que aupó la muerte de 43 venezolanos, cumpla con la ley; eso no es posible, eso no es castigo; eso es una vacación sin sol de sol ni luna de luna. Eso no se le hace a un pueblo que quiere que se castigue al delincuente, al usurpador de leyes, al constructor de muerte; de muerte del pueblo, no de su gente de la llamada JAI.
Uno siente que en la decoración de las celdas populares, donde se encierra al malandrín, al que roba una mortadela o un banco, al que asalta a una agencia de lotería o una tasca donde se consume droga, eso no existe. En esos lugares existe es el odio contra la injusticia, contra la preferencia, contra esa vaina llamada sociedad donde de un lado sobrevive la clase marginada y del otro se RÍE la alta sociedad; eso no es equidad, Esa equidad de la cual siempre hablaba Chávez….
Leopoldo López, el riquito, el hijo de papi y mami, el del robo a PDVSA, lo único que añora es la 6ta calle de los Palos Grandes, de Altamira, para seguir buceando desde grandes videos, que “los tierrúos no vayan a asaltar la clase alta”.
Un paraíso, una habitación divina con todos sus enseres es lo que alberga a Leopoldo López y uno vuelve a preguntarse, porque lo único que puede hacer es eso atosigada la mente de arrechera: ¿eso es castigo para un eterno terrorista, para quien planificó muerte y desolación contra el pueblo, para quien siempre ha visto a los que no habitan la JAI como especies sin valor a la cual no se le debe dar ni una micra de respeto?
Leopoldo López el de la casa del ritmo del Country, el de la honda, el ocioso que daba masajes en una mansión, el de la voz altanera y ofensiva, el que se cree que aun vivimos en el siglo 16, ¿ de qué se va a quejar sino es para hacerse publicidad? Para soliviantar el fascismo mundial que aprovecha de estas cosas para ofendernos a todos los venezolanos. CON UNA CELDA ASÍ YO HAGO HASTA POEMAS. Pero, vamos a estar claros; lo que más rabia da a los venezolanos que andamos bajo el calor, la lluvia, el bachaqueo, los colombianos, Santos, Uribe Granger y Obama, es el cinismo de Leopoldo y su pléyade de macabros amigos al decir que AL POBRE POLÌTICO SE LE VEJA.
Quien garabatea esta nota le pide de corazón a Diosdado Cabello que no vuelva a describir una “prisión” como la que alberga al asesino de marras, porque al pueblo se le sube una vaina que se llama rabia y le golpea el cerebro, y le quema el pensamiento, y le ahoga los sentidos, porque se pregunta en medio de la más arrecha interrogante; “ COÑO CON UNA CÁRCEL ASÍ, yo me convierto en delincuente, en asesino de gente, en terrorista, en irresponsable, en idiota, en sin escrúpulos, en personaje siniestro, como LEOPOLDO LÓPEZ…