¿Quién ha visto una guarimba en el contry club? ¿Por qué nunca han quemado un camión de Polar? ¿Por qué no han incendiado el Sambil a pesar de las "protestas" en sus alrededores? ¿Por qué ninguna clínica, escuela o universidad privada ha sido incendiada o asediada?
Las respuestas a estas interrogantes están claramente dadas por las propias acciones de los terroristas. A quien quieren causarle daño es al pueblo humilde, al que representa la mayoría.
Vimos esta práctica en Nicaragua durante el primer gobierno sandinista. Hicieron una guerra tan cruel y destructiva contra el gobierno, que el pueblo, aun siendo en su mayoría sandinista, cedió al chantaje y buscó con la derecha una salida al fin del terrorismo. Claro, y como era de esperar, el remedio resultó peor que la enfermedad.
Los ataques de la derecha al metrocable, por ejemplo, se circunscriben a esta línea política. Tienen como objetivo someter a la enorme masa que de ese sistema de transporte se beneficia, al suplicio que precisamente él le evitaba.
Se trata de hacer que el pueblo piense que es preferible rendirse a ver si así consigue la paz y una "vida normal".
Es por lo menos inocente, quien en medio de este berenjenal piense que la violencia se le fue de las manos a los capos de Voluntad Popular o las mariquitas de Primero Justicia. Cada objetivo es atacado porque así está establecido en un plan y cuando alguna operación va más allá de lo ordenado o se queda corta en el daño infligido de inmediato se acercan los jefes para imponer los correctivos.
La idea es hacer el mayor daño posible al pueblo para que reaccione como lo hizo el pueblo nicaragüense.
Esta estrategia la complementan con un trabajo mediático dirigida a la psiquis. No son pocos los que han caído en la trampa de pensar que las condiciones bajo las cuales la derecha los obliga a vivir es su sacrificio por el bien de la patria.
De seguro usted les ha visto justificar crímenes horrendos, actos de pillaje y un fascismo cada vez más notorios y violento.
¿La medicina? Conciencia, mucha conciencia, espíritu de lucha y suprema lealtad al pensamiento de Chávez.