Son varios golpes de Estado que pretenden lograr sus formas de legitimidad a través del formato constituyente o en su contrario plebiscitario, o simplemente declarativo y de fuerza como pedazos de un chavismo disidente fuera y dentro del Estado que en estos momentos se están moviendo, además de las amenazas de respuesta armada que innumerables dirigentes del PSUV empiezan dar desesperados por la situación. España, Canadá, Cuba, Rusia y vaya a saber hacen gala de su esfuerzo, ni se diga de personajes como Zapatero, Unasur, ONU, OEA, G.20, hasta la infaltable iglesia. Las páginas de opinión banqueras, me imagino que preocupadas por los dinerales endeudados por Venezuela en los últimos años además del destino de sumas mil millonarias de dólares fugados que han servido en última instancia para financiar la economía bancaria archiconcentrada del sistema imperial del capitalismo de hoy, ya fijan posiciones buscando salidas negociadas que ya parecen esfumarse.
El golpe, el Estado de facto, es como sabemos el momento en que se resquebraja por completo la unidad de un Estado por la incapacidad de sus actores políticos dominantes en el conjunto de de su "orden democrático" de garantizar la compactadura del sistema como partes (oposición y gobierno) del poder constituido. O simplemente surgen como brotes dictatoriales que revientan un gobierno e imponen la condición de facto militar. Pero en este caso, se unen elementos mucho menos coyunturales aunque ahora se manifiesten, donde la resquebrajadura luego de la reunificación sobre el propósito revolucionario que se dio entre el 2002 y el 2004 pasada a conspiración oligárquica de entonces, se fue debilitando, descomponiendo, en la medida en que se concentraba el poder sobre una megaburocracia cada vez más nefasta, y el plano material de una nación en los hechos iba convirtiendo un gran anhelo de transformación en una pura fantasía, y los hechos revelaban hasta qué punto una línea terriblemente conspirativa junto a los sujetos más corruptos del "gobierno revolucionario" iba bloqueando un país entero, todos sus flujos productivos y de nueva inversiones convertidas en chatarras, hasta llevarnos a la ruina actual militarizada.
Llegamos entonces al resquebrajadero completo donde seguramente desde la CIA y cualquier organismo de estatal o paraestatal de la guerra de cuarta generación están interviniendo hasta los tuétanos, pero nada harían si previamente no lograban junto a los actores del caos interno -que luego camuflan con las teorías vendidas y mentirosas del la "guerra económica- acabar primero con el plano estructural, de infraestructuras, de sistemas enteros de producción, de soberanía tecnológica y alimentaria, de servicios básicos, hasta afectar todas las esferas de la vida cotidiana y una insólita inflación del mil por ciento. Formando la base de una rabia y odio generalizado sin vuelta atrás, pero que al mismo tiempo le quita a las clases populares el tiempo y la valorización de sí mismas como para asumir un protagonismo propio en estos momentos de rebelión no tutoreado por el conservadurismo y los protofascismos que siembran los sectores hegemónicos de las cúpulas de la oposición.
La realidad se quiebra desde abajo y no solo en la competencia que sigue su violencia entre cúpulas de discursos ideológicos antagónicos pero cada vez más idénticas en sus apetencias económicas y de poder. Se quiebra porque no tiene de donde sostenerse y día a día con mayor evidencia no le queda mas que la violencia y el apoyo militarizado de las armas como el sostén en última instancia, mientras la oposición extrema formas de violencia donde va dejando colar los agentes típicos de toda guerra de cuarta generación: paramilitarismo, bandas marginales terriblemente agresivas y destructivas, hasta llegar por vía lógica al terrorismo y la "opción Siria", dada su imposibilidad de liderizar un golpe tradicional militar o una negociación de última hora que salve la situación coyuntural.
Llegamos entonces al momento donde cada uno marca claramente su golpe con el fin de hacerse de todo el poder. Uno para garantizar su desespero continuista del poder (la cárcel, la venganza social los aterra) en nombre de "la revolución" y el apoyo de un chavismo militante de base cada vez más "escuálido", el otro, para acabar de una vez con el reptil "castro-comunista-chavista" que monopolizó sus pesadillas por casi dos décadas, obviamente con el apoyo de grandes empresarios, organismos mundiales y sus religiosos seguidores y hoy moralizados de la clase media. Cada uno se condena a sí mismo por su propia incapacidad política a hacer desaparecer al otro, mediante actos de fuerza ahora legitimados unilateralmente por cada una de las partes, que se leen perfectamente detrás de la "democratísimas" propuestas de plebiscito o constituyente.
Las resquebrajaduras internas dentro de las partes de todas maneras avanzan como la aceptación de casa por cárcel de Leopoldo López -cosa que resquebraja ambas partes- las borrosas informaciones respecto a negociaciones avaladas según parece por el madurismo y sectores moderados de oposición, donde están precisamente estos gobiernos, agentes políticos e iglesias, sectas de poder, las infaltables cúpulas dominantes gringas, los inefables jesuitas y masones, etc, ya sea para la renuncia de Nicolás, la negociación de constituyentes y elecciones, y con ello la formación de un enigmático gobierno de unidad nacional que se impondría desde dentro –un golpe sin golpe-, son alternativas que todo sistema cuando entra en situación de entropía notable; ningún sistema es totalmente caótico, siempre esconde sus formas de recomposición y reordenamiento, de lo contrario revienta por completo y deja de ser tal.
Allí se juegan las ilusiones pacifistas mayoritarias. Pero entendamos bien. Estas son negociaciones de élites y como todas ellas, o se matan con nuestra sangre o negocian con nuestra hambre, son alternativas profundamente regresivas aunque den respiro de tiempo a la mayoría, y una alegría de tísico que en un inicio será explosiva visto al rey fuera de despedazado trono. La única alternativa a todo ello sería una insurrección masiva general que reviente no solo al gobierno sino el dominio cupular en su conjunto y del conjunto del Estado mafioso-monopólico-militarizado; pero eso no está a la vista, y ojalá estemos totalmente pelados en nuestro pesimismo. De todas formas la oposición intentará inducirla bajo su control con la famosa "hora cero" posterior al plebiscito, cosa que antes de ser una "insurrección popular" marcará el inicio de la violencia sin retorno, tan absurda como toda esta historia del porqué llegamos a esta ruina nacional; pero allí está, incluso con la posibilidad de reventar la unidad interna de las FFAA.
Todas estas situaciones en las próximas semanas de paz transitoria o guerra definitiva. La historia está abierta como siempre pero la tendencia dominante muy oscura y cerrada, cuando no sangrienta.
No vamos a estar apoyando ilusiones de nadie con franquicias políticas venidas de lo más puro del liberalismo refrendario y constituyente, pero que a esta altura no resuelven nada sino complican todo. Las negociaciones y los golpismos sin golpe de unidad nacional – visto que los golpes duros puramente fascistas o del radicalismo militar chavista que es mas o menos lo mismo, los vemos muy difíciles- son el postre final de élites antes de entrar en confrontación total, pero a espaldas de todas las clases trabajadoras y el pueblo en su conjunto. Son la prerrogativa de los divinos contra los que los alimentan con su trabajo; ninguna ilusión tampoco. Preparemos entonces al escenario real, a nuestra capacidad de sobrevivencia alimentaria, a nuestra comunidades su organización y defensa, la mejor interacción entre los auténticos luchadores de nuestro pueblo, en fin la interacción horizontal de todo pueblo posible, que más pronto que tarde llegará nuestro momento, y sabrán estos desgraciados que nos están llevando a esta guerra absurda, que es lo que es un "Patria Buena" pero en su dimensión más bravía y sin contemplaciones.