Diles que no me maten

Las voces de miles de inocentes, millares de desaparecidos, miles de asesinados parecen evocar aquel petitorio que le hiciera Juvencio Nava a su hijo. Cuento que aprenderíamos de la mismísima vozde su autor, Juan Rulfo, narrado con cadencia y patria cultural."Justino se levantó de la pila de piedras en que estaba sentado y caminó hasta la puerta del corral. Luego se dio vuelta para decir: -Voy, pues. Pero si de perdida me afusilan a mí también, ¿quién cuidará de mi mujer y de los hijos? -La Providencia, Justino. Ella se encargará de ellos". Y es que hasta la Providencia guardo silencio.

Una vez más los curas de parroquia, esos que nombraría Alí Rafael Primera en su canto legendario, los curas del barrio, de terruño bucólico o intrincada urbe capitalina son, apenas, los únicos de esa Iglesia tan conmovedoramente católica que han lanzado su denuncia. Qué ironía, buscando a los 43 normalistas, comenzaron a aparecer fosas comunes en grandes cantidades. La desaparición forzada se inició en Venezuela en la democracia burguesa representativa. Plan Cóndor, una alianza de muerte. Gobierno adeco de Raúl Leoni (1964-1969).

"-¡Diles que no me maten, Justino! Anda, vete a decirles eso. Que por caridad. Así diles. Diles que lo hagan por caridad". El Deus ex machina de ese macabro guión requiere de la fuerza espiritual, combativa y decidida de los estudiantes de América Latina y del Caribe y del mundo; maestros y maestras, docentes de todos los niveles, intelectuales e investigadores, honestos y brillantes; madres y padres, comunidades étnicas criollas, indígenas, afrodescendientes, binacionales-biculturales; creadores y creadoras culturales, cultores y cultoras, comunicadores populares y comunitarios, toda la fuerza docente y decente de este mundo para repudiar y exigir, de viva voz, justicia; decir con toda la fuerza del mundo estar definitivamente hartos de los corruptos y asesinos; del poder del dinero, de los delincuentes militares, policías, jerarquía católica, banqueros, políticos, oligarquía mediática, de los traficantes, paramilitares, carteles de la droga y sicarios. Es necesario que esa grúa (machina) entre en la escena de México, en la escena delmundo, en tremendo acto de solidaridad.

Que sea la Providencia humana, política, justiciera. Buscar a esos criminales hasta debajo de las piedras. VuelveLuvina del mismo Juan Rulfo: "un día traté de convencerlos de que se fueran a otro lugar, donde la tierra fuera más buena. El gobierno nos ayudará. Ellos me oyeron sin parpadear, mirándome desde el fondo de sus ojos: - ¿Dices que el gobierno nos ayudará, profesor? ¿Tú conoces al gobierno? Les dije que sí. También nosotros los conocemos. De esa casualidad. De lo que no sabemos nada es de la madre del gobierno".



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Efraín Valenzuela

Católico, comunista, bolivariano y chavista. Caraqueño de la parroquia 23 de Enero, donde desde pequeño anduvo metido en peos. Especializado en Legislación Cultural, Cultura Festiva, Municipio y Cultura y Religiosidad Popular.

 efrainvalentutor@gmail.com

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