Ya no se trata de que duela la terrible partida de Evio Di Marzo por la vía del asesinato.
Ahora duele el tratamiento mediático a ese dolor que era noticia y que despertó a Venezuela completa a las 11 de la noche del lunes 28 de mayo, cinco días después de su cumpleaños 64 y un mes después de celebrar los 27 años de Adrenalina Caribe, allí en La Patana del Teresa Carreño.
Se trata de que Evio Di Marzo, venezolano, militante, sostenedor de la palabra y la acción del proceso bolivariano de Chávez, convertido en estadística como escribió Yordano, su hermano, en la cumbre de un dolor que nadie tiene que cuestionar, exprésese como se exprese, no mereció un centímetro de letras, y menos un medio minuto de voz en medios públicos durante toda la mañana del martes 29 hasta que alguien emplazó al presidente en una rueda de prensa. Olla destapada. ¿No era un hecho público y notorio? ¿No era noticia? (Si hubiera excepciones, ellas confirman la regla)
Lo que apuntaba Evio Di Marzo en su Facebook calificando al presidente de tonto grande, hasta inocentón parecía, carente de maldad. En todo caso siempre fue menos que las cosas que decía Abreu pero en privado y menos que los miles de “maldito” proferidos por quienes hoy le dan la mano en Miraflores.
Fue terrible la sonrisa del martes en VTV , canal para el que Evio no existió hasta que el presidente tuvo que decir: “Lo lamentamos”. Solo así salieron los medios públicos a hacerse eco de la noticia. ¿De qué información veraz y oportuna hablamos entonces? ¡Vergüenza que el mundo se enterara a través de Russia Today y no de AVN. Honores a RT.
Como me escribió un amigo músico: Evio fue vetado por el sector privado por chavista y vetado por el sector público por revolucionario crítico; la cultura no puede ser rehén de la política”. Estamos en deuda con él también porque Evio fue un gran innovador de lo musical urbano en Venezuela.
Este pueblo se enteró del asesinato de Evio Di Marzo a pesar del silencio oficial. Un ser tan de luz, tan sumador de alegrías y creación no merecía eso. Y es que ni “Mazo” que lo nombrara hubo. Pena me da.
No faltará quien mañana diga, a propósito de este desagravio: “Ay, Lil como que saltó la talanquera”. “Tu palabra contra quien sea/ pero dila ya” cantaba Alí, el gran saltador de las talanqueras de la permisividad y el conformismo.
¿Venceremos? Está claro que para vencer tenemos primero que vencernos a nosotros mismos, a esta miseria que camina, este oportunismo que corroe, a esos egos que devastan la frondosidad del alma, a esa tristeza pública y notoria, como la necesidad, como la rabia, sin ternura, Alí...
Lo dijo y cantó Evio: “Yo me quedo en Venezuela/ Yo me muero en Venezuela”. Así fue, y así será con millones de nosotros.
Selva del tiempo.