Hasta ahora nuestros presidios no han sido otra cosa que focos de holgazanería donde los condenados o sindicados, lejos de corregirse se han corrompido en nuestras cárceles, ni se corrigen ni se aterrorizan los criminales. El gran y terrible problema en Venezuela consiste en hallar el medio de transformar las prisiones, el horror presente en las cárceles no es de ahora.
Siempre acompaña el devenir diario de una prisión venezolana, solo que los intereses que se han movido dentro de los centros de reclusión no están interesados en ponerle fin a la crisis del sistema penitenciario, criticas existen y existirán unas buenas y otras serán malas, procurando ver fantasmas en donde solo hay realidades, las críticas más que un derecho es un acto de patriotismo.
Hoy cuando aún está vigente una Constitución Bolivariana en donde se inicia un proceso de cambio, corrección, innovación, evolución, transformación, viraje y porque no de revolución, es necesario conmutar lo que tenemos, para obtener mejores resultados, es por lo tanto necesario recuperar el control y la disciplina dentro de los centros de reclusión, desarme de la población, eliminación de la corrupción carcelaria, clasificación y agrupación de la población de internos, trabajo, educación y deporte como antídoto contra el ocio, salud, alimentación y respeto a la dignidad del hombre, todo esto se traduce en unas pocos palabras, aplicación y cumplimiento de la ley de régimen penitenciario. La base de un buen sistema penitenciario está en la disciplina, trabajo y el estudio.
Hoy después de 200 años de independencia los fines siguen siendo los mismos, solo que con el sistema progresivo se busca rehabilitar, resocializar y reeducar a los internos. El problema no es de un gobierno de turno es de hombres y mujeres tanto de los internos como de los que aplican la ley. Hoy se debería abrir una nueva perspectiva hacia la optimización en lo que respecta al sistema penitenciario venezolano en el art.272 de la constitución bolivariana de Venezuela, en la cual con tres verbos lo dice todo, garantizara un sistema penitenciario, asegurara la rehabilitación y respetara los derechos humanos.
El problema de nuestro sistema penitenciario es grave, es una situación de emergencia en donde debe existir no tan solo la voluntad de cambiar sino que ellos mismos se adapten a los cambios que la sociedad les impone para que se alcance ese bienestar social que reclama la humanidad.