La perseverancia y la obstinación del presidente venezolano Hugo Chávez en conseguir la liberación de los rehenes colombianos tuvieron éxito. El 10 de enero de 2008, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) procedieron de manera unilateral e incondicional a la liberación de Consuelo González y Clara Rojas, dando muestra de su voluntad de lograr un acuerdo humanitario con el gobierno colombiano de Álvaro Uribe y de poner fin al mismo tiempo al calvario que padecen los 44 rehenes todavía detenidos por la guerrilla –entre ellos Ingrid Betancourt– y los 500 prisioneros políticos que se hallan en las cárceles gubernamentales (1).
No obstante, la operación humanitaria que lanzó el presidente venezolano –solicitado al respecto por la senadora colombiana Piedad Córdoba– fue bastante complicada. Después de obtener al principio el acuerdo de Álvaro Uribe para entablar negociaciones con los grupos insurgentes, éste, brutalmente, puso fin a la mediación internacional el 21 de noviembre de 2007, pretextando una intromisión de Chávez en los asuntos internos de Colombia, mientras las conversaciones iban por buen camino. En realidad, a Bogotá -así como a Washington– no le agradaba la eventualidad de una liberación negociada de los rehenes, prefiriendo elegir una solución militar contra las FARC (2).
Lejos de desalentarse, Chávez dio prueba de persistencia y consiguió el acuerdo de las FARC para la liberación de las dos mujeres. Pero el 31 de diciembre de 2007, mientras varios helicópteros de la Cruz Roja se encontraban estacionados en Villavicencio, listos para recoger a los rehenes, Uribe aprovechó la ocasión para lanzar operaciones militares, con el apoyo de tropas estadounidenses, en la zona donde se suponía que se efectuaría la entrega de prisioneros. La guerrilla tuvo que suspender su proyecto humanitario (3). Consuelo González brindó su testimonio sobre este asunto: «Prácticamente sentimos las bombas a escasos metros de donde estábamos [y oímos] los helicópteros y sus ametralladoras» (4). «Uribe fue a dinamitar [...] la operación», declaró por su parte el presidente venezolano (5).
Después de numerosas presiones internacionales procedentes de América Latina y Europa, Uribe tuvo que ceder y la operación desembocó finalmente en la liberación de Consuelo González y Clara Rojas el 10 de enero de 2008. El Estado Mayor de las FARC lanzó también un llamado: «Somos una fuerza beligerante a la espera de ser reconocida por los gobiernos del mundo. Este paso allanaría el tortuoso camino del pueblo de Colombia en busca de la paz. Nuestra lucha es legítima». La guerrilla agradeció a Hugo Chávez su intervención: «El mundo no tiene dudas de que su inmenso corazón palpita sinceramente por la paz de Colombia y por la paz de los pueblos» (6).
Los rehenes liberados expresaron su gratitud hacia el líder venezolano. «Muchas gracias, presidente. Nos está ayudando a volver a vivir», declaró Consuelo González (7). La comunidad internacional felicitó calurosamente la iniciativa del presidente venezolano y lo invitó a que prosiguiera su esfuerzo de mediación. La parlamentaria colombiana Piedad Córdoba subrayó el apoyo masivo que se recibió por parte del continente latinoamericano y Europa, «para seguir trabajando en el camino que ha trazado el presidente [Chávez] de continuar con la liberación de los retenidos y, sobre todo, llegar a un proceso de paz en Colombia» (8).
Incluso el presidente colombiano se mostró agradecido a Chávez «por su esfuerzo y eficacia en la liberación de [sus] compatriotas secuestradas». También aprovechó la oportunidad para agradecer a Córdoba, la Cruz Roja y al gobierno de La Habana por su papel (9). El presidente francés Nicolas Sarkozy, por su parte, celebró «la acción diplomática, imaginativa y tenaz» del líder bolivariano, en un correo del 11 de enero de 2008. «En mi nombre y en el de todos mis compatriotas que han sido sensibilizados por la situación que viven los rehenes, reciba nuestra felicitación y el testimonio de nuestro reconocimiento», escribió, invitando a Chávez a que prosiguiera en sus esfuerzos (10).
El presidente Sarkozy también animó a su homólogo colombiano a que privilegiara las conversaciones con Caracas. «Esta liberación demuestra que el diálogo entre Colombia y Venezuela puede servir para nobles causas» (11). Los familiares de los rehenes todavía retenidos se fueron a Venezuela para incitar a Chávez a que prosiguiera su mediación (12) y le entregaron un mandato humanitario para que los representara en las eventuales negociaciones de liberación (13). El congresista demócrata de Estados Unidos William Delahunt también exhortó al líder bolivariano a que redoblara los esfuerzos en ese sentido, consciente de que tiene la llave de una solución humanitaria (14).
Por ello, Hugo Chávez pidió al presidente Uribe que reconociera a las FARC y al ELN (Ejército de Liberación Nacional) como fuerzas beligerantes y no como organizaciones terroristas, única manera de resolver el trágico conflicto colombiano, que dura desde hace medio siglo, y lograr por fin una paz duradera. «A pesar de todo lo que ocurrió a finales de año [2007], nosotros estamos dispuestos a seguir buscando fórmulas para lograr la paz en Colombia y en ese esfuerzo debemos seguir trabajando en los distintos niveles: con el gobierno de Colombia, con las FARC [y] con el ELN. Es imprescindible», declaró (15).
El presidente venezolano juzgó que esa etapa era necesaria: «¿Quién puede pensar en la posibilidad de un acuerdo humanitario, de paz, si no hay contacto entre las partes enfrentadas?». Chávez también denunció las presiones ejercidas por Washington, poco favorable a una resolución pacífica del conflicto, contra Uribe (16). «El primer interesado en que no termine la guerra en Colombia se llama: el gobierno de Estados Unidos, porque es la excusa perfecta para mantener e incrementar su presencia en Colombia», concluyó (17).
El presidente bolivariano también se pronunció contra los secuestros de personas y contra la lucha armada, afirmando que discutiría de ello con el líder de las FARC Manuel Marulanda. «Yo no estoy de acuerdo con el secuestro, me parece horrible, eso me parece contrario a la naturaleza humana [...]. Ni estoy de acuerdo con la vía armada», enfatizó. Si Uribe «reconoce a las FARC el estatus de beligerancia [...], las FARC entrarían de inmediato en los protocolos de Ginebra [...] [y] no podrían utilizar el secuestro» (18).
La administración Bush, que prefiere la opción militar, se pronunció inmediatamente contra la propuesta de Caracas. «No aceptamos esa sugerencia», afirmó el portavoz del Departamento de Estado Sean McCormack, pues las FARC «se ganaron su lugar en la lista de los grupos terroristas» (19).
Por su parte, el congresista Delahunt expresó su preocupación respecto a la financiación que las multinacionales estadounidenses conceden a los paramilitares colombianos, vinculados al gobierno de Uribe, y que se encuentran sin embargo en la lista de los grupos terroristas del Departamento de Estado. «Tengo la intención de realizar una serie de auditorías para corroborar esta información, puesto que es una violación de las leyes estadounidenses que haya empresas que financien, de cualquier forma, a un grupo terrorista». William Delahunt se reunió con cinco ex comandantes de las AUC (Autodefensas Unidas de Colombia): Salvatore Mancuso, Jorge 40, H.H., Don Berna y Macaco. «Después de entrevistarme con los cinco me di cuenta de que el asunto es mucho más grave y requiere que el Congreso estadounidense haga un estudio detallado de la investigación», señaló (20).
Por el momento, el gobierno de Álvaro Uribe parece preferir la fuerza para la resolución del conflicto, aprovechando el arsenal material y humano que Washington pone a su disposición, en vez de buscar un acuerdo de paz. Durante su visita a París el 21 de enero de 2008, el presidente colombiano reafirmó su voluntad de «aplastar a los terroristas» (21). Pero se trata, desde luego, de una política poco constructiva que está condenada al fracaso. La solución no puede ser en ningún caso de tipo militar. Las FARC y el ELN disponen de cerca de 20.000 hombres y controlan una parte sustancial del territorio nacional. Estados Unidos se ha gastado cientos de millones de dólares para intentar aniquilar a la guerrilla colombiana, sin éxito. En cambio, Hugo Chávez es el único que ha logrado la liberación de los rehenes y ha suscitado una esperanza de paz. Bogotá daría pruebas de sagacidad entendiendo que la solución a la tragedia colombiana no se encuentra en la Casa Blanca, sino en el lado del Palacio de Miraflores.
Revisado por Caty R.
Notas
(1) Maurice Lemoine, «Libération en Colombie», Le Monde Diplomatique, 13 de enero de 2008.
(2) Associated Press, «Key Dates in Colombia’s Hostage Drama», 4 de enero de 2008.
(3) G. Guillen, «Se frustra la liberación de los rehenes de las FARC», El Nuevo Herald, 1 de enero de 2008.
(4) The Associated Press/El Nuevo Herald, «Rehén liberada revela crueldad en cárceles de las FARC», 11 de enero de 2008.
(5) G. Guillen, «Se frustra la liberación de los rehenes de las FARC», op. cit.
(6) Agencia Bolivariana de Noticias, «Comunicado de las FARC sobre la liberación: Es el primer paso para pensar en la posibilidad de la paz», 10 de enero de 2008.
(7) Agencia Bolivariana de Noticias, «FARC entregó junto a las liberadas pruebas de vida de 16 retenidos más», 10 de enero de 2008.
(8) Agencia Bolivariana de Noticias, «Córdoba destacó apoyo de Latinoamérica y Europa a gestión humanitaria de Chávez», 15 de enero de 2008.
(9) Agencia Bolivariana de Noticias, «Uribe agradeció esfuerzo y eficacia del presidente Chávez en liberación de rehenes», 10 de enero de 2008.
(10) Ministerio del Poder Popular para Relaciones Exteriores, «Presidente Sarkozy felicitó a su homologo venezolano por gestión realizada para lograr liberación de Clara Rojas y Consuelo González», Gobierno Bolivariano de Venezuela, 14 de enero de 2008.
(11) Agencia Bolivariana de Noticias, «Sarkozy dijo a Uribe que deben prevalecer diálogos con Venezuela», 15 de enero de 2008.
(12) Agencia Bolivariana de Noticias, «Familiares de retenidos solicitan a Chávez que mantenga mediación humanitaria», 18 de enero de 2008.
(13) Agencia Bolivariana de Noticias, «Familiares de rehenes colombianos entregarán a Chávez mandato humanitario de intervención», 18 de enero de 2008.
(14) Agencia Bolivariana de Noticias, «Congresista Delahunt instó al presidente Chávez a continuar en canje humanitario», 18 de enero de 2008.
(15) Agencia Bolivariana de Noticias, «Chávez solicitó al Gobierno colombiano reconocer a las Farc y ELN como fuerzas insurgentes», 11 de enero de 2008.
(16) Ibid.
(17) The Associated Press / El Nuevo Herald, «Chávez dice que no está de acuerdo con secuestros», 13 de enero de 2008.
(18) Ibid.
(19) The Associated Press / El Nuevo Herald, «EEUU rechaza pedido de Chávez de legalizar a las FARC», 14 de enero de 2008.
(20) Agencia Bolivariana de Noticias, «Delahunt expresa preocupación por financiamiento estadounidense a paramilitares», 18 de enero de 2008.
(21) Agence France-Presse, «Uribe à Paris: la priorité, libérer les otages et ‘écraser les terroristes’», 21 janvier 2008.
Salim Lamrani es profesor, escritor y periodista francés especialista de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Ha publicado los libros: Washington contre Cuba (Pantin: Le Temps des Cerises, 2005), Cuba face à l’Empire (Genève: Timeli, 2006) y Fidel Castro, Cuba et les Etats-Unis (Pantin: Le Temps des Cerises, 2006).
Acaba de publicar Double Morale. Cuba, l’Union européenne et les droits de l’homme (Paris: Editions Estrella, 2008).
Contacto: lamranisalim@yahoo.fr