En los aún cercanos tiempos de la Guerra Fría, los Estados Unidos, los subimperios aliados y sus subalternos políticos de todo el planeta, sostuvieron una campaña donde utilizaron los centros de detención de la extinta Unión Soviética, conocidos como Gulag, como elementos emblemáticos de la denuncia por las condiciones inhumanas a las que, supuestamente, eran sometidos los ciudadanos soviéticos detenidos por la comisión de diversos delitos, incluyendo contra la seguridad del Estado; sin embargo hoy, cuando la conciencia de la Humanidad se horroriza y asquea por acciones similares a las denunciadas, estas son relativizadas por aparato de la desinformación mediática y cultural del Estado Policial Global, con el fin de proteger la responsabilidad de sus agentes, gobiernos e instituciones por estos Crímenes de Lesa Humanidad.
Nos referimos, en primer lugar, a la tétrica prisión de Abhu Grahid, en Irak, en donde los invasores norteamericanos sometieron a los prisioneros muhaydines de la resistencia contra la ocupación, a la más cruel, indignante y degradante tortura moral, síquica y fisica, cuyo impacto en la conciencia del pueblo iraquí y la Humanidad fue, de tal grado demoledor, que se vieron obligados a cerrarlas y procesar a algunos soldados de bajo rango y mercenarios, a quienes se les impuso penas suaves, mientras se dejaba en plena impunidad a los altos responsables politicos y militares de la ocupación de Irak.
Otro ejemplo de tal comportamiento ilegal e inmoral del Estado Policial Global, lo constituye el secuestro internacional de personas, la construccion y funcionamiento de cárceles clandestinas y, la apertura del campo de concentración en el territorio ilgalmente ocupado de la bahia cubana de Guantánamo; operación que no solo viola las más elementales normas internacionales sobre detencion, procesamiento y condena de las personas, sino que contó con la participación de Estados Asociados al Estado Policial Global como, España, Inglaterra, Italia, Egipto, Portugal, Polonia, Rumania y Estonia; lugares en los se aplicó sistemáticamente la torturas, se llegó a negar asistencia médica adecuada, acceso a abogados, intervención de jueces naturales e, incluso, la presencia de los Relatores Sobre la Tortura de la ONU y la visita del Comite Internacional de la Cruz Roja; constituyendo éste un Crimen de Lesa Humanidad, cuya actual impunidad esta protegida por el silencio cómplice del Consejo de Seguridad de la ONU, la inercia de la “Justicia Internacional” – tan efectiva en Ruanda y Yugoslavia - y el recurso del perdón – si fallan los anteriores - del Premio Nobel “de la Guerra”, Barak Obama.
El último de los casos, entre tantos, de perversidad penitenciaria e impunidad legal de Estado Policial Global, lo constituye el caso de los Cinco Heroes Antiterroristas Cubanos que, además de haber demostrado en el juicio fraudulento a que fueron sometidos en Miami, que su actividad estuvo dirigida a protejer vidas cubanas amenazadas por las bandas terroristas de Miami, que no afectaron la seguridad nacional de los Estados Unidos, ni se involucraron en ningún acto violento contra personas o instalaciones de los Estados Unidos; no solo fueron inicialmente condenados a varias cadenas perpetuas – parcialmente revisadas por la fuerza de los hechos demostrados y la presión internacional – sino que están sometidos a condiciones de reclusión inhumanas, que reducen al mínimo sus tiempos de recreo y estudio y limitan e, incluso impiden - el contacto con algunos sus familiares .
Este criminal comportamiento de los agentes del Estado Policial Global no es casual ni se inicia con la supuesta “Guerra contra el terrorismo”, decretado por George Bush, despues del ataque a las Torres Gemelas de Nueva York, el 11/09/ 2001, sino que se expresa en la negativa de firmar y ratificar los principales intrumentos internacionales y regionales sobre derechos humanos, que incluyen procedimientos de detención, garantías judiciales y protección de derechos de prisioneros de guerra y detenidos no combatientes.
Así, los Estados Unidos, base fundamental del Estado Policial Global, no ha firmado el Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos, (1,966), ni la Convención Americana sobre Derechos Humanos (1.969), ni los Protocolos I y II de los Convenios de Ginebra sobre Derecho Humanitario, (1.949) ni, mucho menos, las Convenciones Internacional y Americana contra la Tortura (1987) y, por su fuera poco, tampoco firmó el Estuto de Roma del Tribunal Penal Internacional, lo que confirma que estamos en presencia de un proceso de construcción, en el tiempo - y en el espacio – de una nueva realidad jurídico-politico, que no solo le atribuye extraterritorialidad a las leyes y autoridades del Estado base del Estado Policial Global, sino que exclye su sometimiento a la legalidad internacional.
El Estado Policial Global, no solo es una amenaza terminal a la seguridad y sobrevivencia de la Humanidad y su planeta Tierra sino que su proyecto de cooptación paulatina e irreversible de las soberanías de los tradicionales Estados Nacionales y el sometimiento de sus poblaciones e instituciones, constituye un reto a los pueblos de la Tierra y sus gobiernos soberanistas e independientes, quienes, solo con la victoria final sobre el Estado Policial Global podrán afirmar que: “Otro mundo es posible”.(Ignacio Ramonet)
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