Haití: maldición imperial

Los imperios coloniales y el imperialismo moderno nunca le perdonaron al pueblo haitiano el hecho de haber fundado la primera república independiente de nuestra América, realizado la primera revolución social anti-esclavista, reivindicado la negritud oprimida y ayudado con el suministro de armas a la campaña libertadora Bolívar.

Desde entonces se ensañó en su contra la maldición imperial: neocolonialismo, intervenciones militares, dictaduras feroces, saqueo y empobrecimiento atroz hasta devastar su territorio y conformar la sociedad más crónicamente empobrecida del hemisferio occidental; campo “fértil” para que los “desastres naturales” hagan estragos impensables al compás de los destructivos “cambio climático” provocados por un capitalismo en extremo explotador y depredador.

Un país así empobrecido, una sociedad forzada a sobrevivir al borde de la muerte en un territorio casi desértico y preñado de gente desvalida, de construcciones endebles, de zonas de altos riesgos, de estructuras erosionadas…. en fin de cuentas resultó proclive al colapso total y al genocidio inducido.

Contrario a lo pregonado y prometido, la reciente intervención militar estadounidense (disfrazada con el manto de la ONU) hizo de Haití un país más frágil y vulnerable.

Se habló de un narco-estado haitiano (pese a que el Estado no existía) y se anunció que esa intervención ayudaría a superarlo, cuando realmente perseguía profundizar la tendencia a convertir esa parte de nuestra isla en territorio libre para mafias protegidas y reguladas por las tropas extranjeras…hasta empujarlo, en fin, a la penosa condición de presa aniquilable por este fatídico terremoto de 7.3 grados.

El remedio a esta situación desgarradora no puede ser más intervención militar estadounidense.

Haití merece y necesita toda la ayuda del mundo. La deuda social de las potencias capitalistas con ese pueblo es colosal y hay que reclamarla con vigor, cuidando que lo que fluya como pago de la misma –y hasta ahora fluye poco y lento de las arcas imperiales- o como solidaridad de países y pueblos solidarios no deudores, no sea administrada ni por mafias imperialistas ni por claques corrompidas haitianas y dominicanas, todas ellas al asecho para beneficiarse de esa tragedia.

La reconstrucción del Estado y la sociedad haitiana se convierte en necesidad imperiosa.

El problema es que hay quienes quieren hacerlo como simulación por la vía de una gran ocupación militar y hay quienes queremos se haga de verdad por la vía de la autodeterminación y la participación popular.

narcisoisaconde@gmail.com


Esta nota ha sido leída aproximadamente 2740 veces.



Narciso Isa Conde


Visite el perfil de Narciso Isa Conde para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes: