Estado de sospecha

La comunidad internacional se encuentra impactada, en estos días, por el despliegue en los medios de comunicación de todos los continentes y todas las orientaciones, de denuncias en contra de obispos, sacerdotes y laicos, pertenecientes a la Iglesia Católica, los cuales han sido denunciados por abusos sexuales a niños y niñas bajo su protección u orientación, prácticas de pornografía infantil y conductas sexuales contrarias al “sagrado” ministerio de celibato impuesto por esta Iglesia a sus ministros; denuncias frente a las cuales se ha producido el mayor consenso de quienes vemos en tales actitudes, no solo la agresión a los más inocentes e indefensos seres humanos, sino además, – en el caso de los católicos – la vergüenza que produce que estos pastores hayan ofendido a su religión e Iglesia y llevado al escarnio publico a sus inocentes feligreses.

Esta visto que el Estado Vaticano, responsable mundial de la conducta de sus sacerdotes y juzgador de sus delitos previstos en el Código Canónico, se ha demostrado omisivo, cuando no cómplice, con tales conductas que, aunque hoy alcanzan la condición de escándalo mundial, tienen una larga historia, especialmente, en la comunidades pobres de Europa (Irlanda) y América (México), en donde el respeto a la iglesia Católica y la veneración de sus sacerdotes, inhibían la denuncia y se escondían los escándalos, con los rápidos traslados de los infractores y el penoso silencio de las victimas y sus familiares.

La responsabilidad por tales crímenes que hoy recae sobre el Estado Vaticano y su Iglesia Católica, es el precio que el Papado, la Curia Romana y sus obispos distribuidos por todo el mundo y protegidos de Concordatos y Patronatos, deben pagar por años de incumplimiento de sus obligaciones éticas para con sus feligreses y de violaciones de sus obligaciones con los Estados Nacionales, con cuyo permiso, los sacerdotes y demás representantes de la iglesia realizan sus actividades, prácticamente sin control, supervisión o intervención de las autoridades civiles de los Estados, beneficiándose con ello de una inmunidad de la que no gozan ninguna de los demás ciudadanos y ciudadanas y que, esta visto, ha favorecido este proceso de descomposición ética de quienes, por su ministerio, están, precisamente obligados a ser, una referencia de moralidad frente a los pueblos donde ejercen su respetable oficio.

Sin embargo, dicho esto, también preocupa hondamente a éste opinador, que la presente campaña de denuncia contra los delitos sexuales de un grupo de sacerdotes católicos, participen el más amplio espectro mediático del mundo, tanto de televisión, radio y prensa, que diariamente, abren sus portadas con amplio centrimetraje sobre el tema, descubriendo historias de hace 50 años, vinculando al Papa Benedicto XIV y sus familia con tales conductas y sindicando a todo el sacerdocio católico, excluyendo toda consideración sobre otras corrientes religiosas contemporáneas, en cuyo seno, seguramente, también se podrían presentar este tipo de situaciones criminales y, especialmente, sin asumir su evidente complicidad por haber silenciado e invisibilizado tales hechos, con el fin de favorecer su alianza con el Poder Fáctico de la Curia Romana y sus representantes en Europa y América.

Tengo la sensación – por ahora - que los actuales ataques al obispo ultraconservador alemán Retzinguer por parte de sus antiguos aliados de la canalla mediática, puede estar motivado por su Poder Global Espiritual que ejerce sobre las tres cuartas parte de los cristianos del Planeta Tierra, lo cual lo convierte en un potencia enemigo de los planes de reorganización del Poder Mundial que Estados Unidos y el Poder Financiero Global tienen planteado, como medio para salvar al mundo Capitalista de su crisis terminal; por cuanto, las bases teológicas de la Iglesia Católica y sus comunidades de liberación, todavía siguen siendo parte importante de la resistencia de Paz, Amor, Solidaridad y Fraternidad al mundo del egoísmo y la explotación capitalista y al irrefrenable impulso belicista del imperialismo y sus aliados, las cuales, al igual que los preceptos islámicos y sus iglesias, preservan la civilización humana de la pretensión dominante del mundo capitalista occidental.

Estas pretendidas lecciones de ética y moralidad publica y privada de la maldita canalla mediática, que sirve de publicista mercantil del productivo negocio capitalista de la pornografía en la Internet y los paraísos sexoturistas de Asia y América, debe ser considerada en Estado de Sospecha, porque, aun cuando la mayoría de los católicos decentes del planeta repudian las aberraciones pedófilas de algunos sacerdotes y obispos y rechaza la sociedad de cómplices en que se ha convertido la jerarquía católica y su Estado Vaticano, no pueden favorecer la maniobra de tales “santurrones” de la decencia mundial, dirigida a incitar a los católicos del mundo a destruir a su Iglesia y renegar de sus creencias cristianas, lanzándolos a los en brazos de las iglesias cismáticas controladas, teológica y financieramente, desde sus corporaciones mercantiles radicadas en los Estados Unidos. “Amanecerá y veremos”.


yoelpmarcano@yahoo.com


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Yoel Pérez Marcano


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