La angustia ya se apoderó de cada uno de los ahorristas o cuenta ahorristas, si bien se pueden aplicar en la actualidad esos dos términos: ahorristas y cuenta ahorristas. Hace rato los venezolanos no ahorramos. No tenemos la manera de hacerlo, descapitalizados y exprimidos por la inflación, los usureros, los bachaqueros, los vividores y toda suerte de estafadores. Sin embargo, el forzado mecanismo bancario de retención de los dineros de los ciudadanos se ha convertido en una soga al cuello o algo similar a apretar la gallina por el pescuezo antes de darle vueltas para lanzarla al suelo a morirse, para coronar la gran sopa de las desgracias materiales de la pobreza. Por ejemplo, el banco Mercantil pagaba cheques de Bs. 40.000 hasta julio pasado y lo redujo luego a 30.000 bolívares. Hace cinco días lo bajó a Bs. 15.000. Esto en la isla de Margarita. Comportamiento similar registra el Banco de Venezuela, el Banco Bicentenario y Banesco, para mencionar sólo unos pocos. Los clientes refunfuñan, maldicen, elevan su tensión arterial, despotrican, se halan los pelos y escupen su rabia, pero los viejos bancos nuestros están decididos a enterrarse en su ostracismo. La Superintendencia de Bancos parece desentenderse de todo este lío. El Banco Central de Venezuela peor. Lo justifica todo "a la espera de nuevo cuño monetario".
No tuvo ningún sentido el enorme gasto de imprimir cerca de cincuenta toneladas de billetes de cien bolívares en el primer semestre del año 2016, si lo viable, lo razonable, lo justo fue orientar ese gasto para la producción de los billetes de 200 y 500 bolívares, que al parecer ya llegaron, y en consecuencia llegaron también los nuevos problemas de ese orden. Resulta que hay que adecuar los cajeros automáticos a los nuevos billetes y ya está circulando en las redes sociales un anuncio atribuido a Sudedan que expresa lo siguiente: Desde el jueves 01 de diciembre hasta el lunes 05 los cajeros automáticos no podrán dispensar dinero por cuanto se estarán programando para las nuevas monedas. Se ejecutará un período de pruebas. Nos quedaremos sin efectivo para pagar el carrito, comprar las tres tonterías en el mercado, etcétera. Por otra parte, dos calamidades se suman a este bochorno bancario: fueron eliminados los puntos de cambio de efectivo, y hay graves fallas del sistema en línea para los pagos con puntos de venta o débito, porque "la línea se va". Realmente somos unos pobres-pobres, que no le dolemos a nadie, que no tenemos para donde correr, ni que comer ni nada de nada. Caímos en el limbo. Como corolario el dólar cucutense o dolartoday o dólar negro o dólar paralelo o dólar miserable, como usted quiera denominarlo, ya anda por encima de los 3.500 bolívares, justo al lado de los zamuros que ya tienen sus picos listos para darse la gran vida con estos venezolanos desesperados y moribundos. Usted puede culpar a quien quiera, pero eso no remedia la enfermedad. Cortando por lo sano, tenga un poco de calma y evítese la ACV y el infarto fulminante, tan de moda en estos tiempos.