2016- 2017: ¿revitalización del chavismo y el inicio de la sociedad postrentistica? (2)

Ya hace unos meses escribíamos en esta misma columna semanal, que este iba ser el año más difícil del los últimos años, pero claramente señalábamos que es falso que sea la peor crisis de la historia, y mucho menos nos sumaremos a "los profetas del desastre," a los que pregonan un discurso necrológico y hecatómbico, según lo cual nos acercamos "al fin de los tiempos", casi un apocalipsis, discurso nada esperanzador y que llama al exilio o el suicidio colectivo.

Hoy todo el mundo habla de crisis, y yo igual que todos, sufro de la escasez, la carestía, las colas, la delincuencia etc. Por esta misma vía he manifestado mi posición sobre las posibles causas de esta crisis, que resumidamente están en el agotamiento definitivo del rentismo petrolero, aunado a las deficiencias de este gobierno al no poder romper esa dependencia y por el contrario aumentarlas. Pero igualmente recae la responsabilidad sobre un sector de la oposición que ha provocado la inestabilidad política y económica y del empresariado nacional, que además de ineficiente y poco productivo, han tomado una actitud conspirativa contra este gobierno.

Pero a pesar de todas esta situación pienso, y no creo pecar por positivista ingenuo al afirmar que estamos en el clímax de la crisis, que hemos tocado fondo y que ya hay algunos signos de crecimiento: no solamente por el incremento del precio del petróleo sino por la producción en algunos bienes agrícolas, mineros, pesqueros, industriales, productos farmacéuticos, aumento de exportaciones, que nos hacen tener un optimismo moderado.

A diferencia de 1983, cuando con la caída abrupta en los precios del petróleo, se debatió por primera vez sobre el agotamiento del modelo rentista y su necesaria sustitución, pero lamentablemente poco o nada se hizo, no hubo cambios estructurales ni por partes de las políticas del gobierno ni el empresariado, que gracias a la devaluación de la moneda siguió dándole larga al modelo.

Lamentablemente los que ciframos la esperanza de que a partir de 1999 con el gobierno de Chávez se iba a dar inicio a un nuevo modelo económico de carácter socialista, esto no se produjo y por el contrario se profundizo el rentismo petrolero y ahora más dependiente del capitalismo mundial. Compartiendo la tesis de Juan Pablo Pérez Alfonzo, es imposible la siembra del petróleo; al modelo rentístico solo se le puede sustituir con la disminución abrupta del petróleo como principal energético o el agotamiento en los yacimientos, los cuales están muy lejos de la realidad o por la sobre producción y la caída de los precios que es lo que ha venido ocurriendo y deseamos que se mantenga.

Aunque pueda sonar chocante, somos optimistas en la medida en que el precio del petróleo se mantenga bajo y como ahora solo permita soportar las importaciones más prioritarias para poder levantar el aparato productivo. Esta crisis ha hecho posible por primera vez que el país entienda que no podemos seguir dependiendo de las importaciones y por ende de la renta petrolera, que durante 100 años no hemos producido casi nada, que somos importadores neto, que esto nos coloca en una debilidad no solamente económica sino de carácter político y geopolítico, nos hace vulnerable con respecto al exterior.

Así mismo, despilfarramos los servicios básicos que creíamos que eran eternos y hoy "gracias" a la crisis del agua y la electricidad- producto del fenómeno del niño y de las ineficiencias administrativas- comenzamos a entender que conservar el agua, la electricidad y la naturaleza es un problema humano, ético y de sobrevivencia. El petróleo nos internalizo el despilfarro, el creernos invulnerables, a gastar y gastar sin conciencia de que todos los bienes son finitos y de los daños que producimos. Hoy eso tiene que llegar a su fin, es un proceso traumático, no hay de otra manera, es el parto de una nueva sociedad y esto se hace con dolor y sacrificio. Es necesario sustituir la cultura del consumo y del despilfarro por la cultura del trabajo y la eficiencia.

El proceso revolucionario con el propósito de distribuir la renta petrolera y dar repuestas a los históricamente excluidos ha profundizado algunas de estas desviaciones consumistas: desde las nuevas ciudades y urbanismos, la importación masiva de automóviles y electrodomésticos, han aumentado el consumo, así mismos los mayores ingresos- que por lo menos hasta el 2012 se mantuvieron- permitieron incrementar los niveles de vida y de consumo. Lamentablemente se cayó en el error de confundir calidad de vida con mayor consumo. El estado socialista debe garantizar el bienestar social, la justa distribución de la renta, ofrecer iguales oportunidades para la educación, la salud y el trabajo digno, garantizar la seguridad de los ciudadanos y del territorio, pero no puede pretender ser el dueño de todo y producir todo. Como ya ha sido demostrado muchas experiencias se han dado de expropiaciones, nacionalización de empresas, empresas cogestionadas, que en su mayoría han sido un fracaso, estando hoy en ruinas y plagadas burocratismo e ineficiencia.

Hoy todo se nos ha juntado; crisis económica, inestabilidad política, crisis del agua y de la electricidad, pues, debemos decir: bienvenidas sean estas crisis, si permiten que surja una nueva sociedad, un nuevo venezolano. Es necesario reactivar las Tres R de las que hablo Chávez, "revisión, rectificación y reimpulso de la Revolución Bolivariana", debe surgir una nueva administración pública, una nueva política económica llamada mas a planificar que a controlar.

Es necesaria racionalizar la economía es decir planificarla, no podemos seguir improvisando y produciendo lo que queramos sino lo que podamos. Esta planificación socialista no surge solamente de los buenos deseos, de lo que desearían producir, sino de lo que potencialmente podríamos producir. Para ello hay que tener un conocimiento profundo de las potencialidades del suelo, el clima, la condiciones hidráulicas, los sistemas de distribución, vía de comunicación, industrias existentes, capacidad ociosas de las industrias, producir lo que realmente podemos producir y no lo que las pautas de consumo nos han obligados a consumir, la mayoría bienes importador o de materia prima del exterior.

El agotamiento de la renta petrolera debe ser el que haga posible el proyecto de desarrollo endógeno que desde el principio del siglo XX intentó propulsar el presidente Chávez y el cual nuevamente el rentismo petrolero imposibilitó. La revalorización de antiguas formas de organización y de trabajo, el trabajo de aquellos que han sido marginado de la producción capitalista, desde la producción de alimentos tradicionales, medicinas naturales, viviendas, tecnología popular, transporte todos ellos representan la ruptura de la que hemos hecho señalamiento, pero además garantizan un cambio en las relaciones sociales ya que al revalorizar este tipo de trabajo, además de elevar la autoestima de quienes han sido históricamente marginados y explotados, establecen nuevas formas de reconocimiento social y de participación política.

Con la crisis se ha puesto de manifiesto la creatividad del venezolano, hoy vemos una revalorización del trabajo del campo, han surgido nuevas pautas de producción: desde nuevas industrias, en el área de automotriz, en los trabajos domésticos, los venezolanos están buscando la manera de ahorrar el dinero y utilizar de mejor manera los recursos. Desde la familia clase media que ante todo lo pagaba para que lo hicieran otros, hoy se unen para buscar soluciones familiares a problemas de servicios, uso más eficientes de los automóviles, ahorro de la gasolina, cultivos familiares, organización en los barrios para producción de bienes básicos para satisfacer sus propias necesidades, como lo son los productos de limpieza, del hogar y de cuidado personal, igualmente lo vemos en la alimentación, cuando las amas de casa llevan al máximo su capacidad creativa y ahorrativa; cocinar sin aceite y gas, hornear, usos de plantas aromáticas y nuevos tipos de vegetales desconocidos, fabricación de nuevas harinas, producción de carnes usando vegetales. Todas estas habilidades que forman parte de nuestra cultura milenaria, pero que se habían olvidado por los males del consumismo que genera la renta petrolera.

No deseo terminar este artículo sin expresar mi crítica a la reciente medida de la salida del billete de 100. La cual puede ser justificada por las razones ya señaladas por el gobierno contra la mafias que desde adentro y afueran intentan acabar con el gobierno, pero negar que fue mal implementada es innegable, por poco no se produce un "autogol". Un gobierno que soportó durante todo un año la más inclemente guerra en su contra, no solo resistió, sino que, a mi modo de ver, salió fortalecido, a finales de año, por una torpeza, por poco no se le levanta el país. Errores de esto, improvisaciones de este tamaño son imperdonables, no se pueden repetir.

 

pedrorodriguezrojas@gmail.com

 


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Pedro Rodríguez Rojas

Sociólogo e historiador (UCV). Magister en Historia Económica (UCV). Maestría en Tecnología Educativa (UNESR). Doctorado en Ciencias Económicas y Sociales. (UCV). Doctorado en Historia (UCV). Ha sido docente de Pre y Postrado en la UCLA, UNA, UPEL. Actualmente de la UNESR en la categoría de Titular. Ha sido investigador del Centro de Historia para la América Latina y el Caribe, OEA, CELARG, Congreso de la República, Centro OPEP, entre otros. Ha sido Asistente de Investigación de los Doctores Ramón J. Velásquez, Federico Brito Figueroa, Héctor Malavé Mata y D.F. Maza Zavala, entre otros. Ex-Director de Postrado de la Universidad Simón Rodríguez-.Barquisimeto. Ex Coordinador del postgrado en Gerencia Cultural. Coordinador del doctorado de educación UNESR. Coordinador de la Línea de Investigación Filosofía y Sociopolítica de la Educación del Doctorado en Ciencias de la Educación. Presidente de la Asociación Civil Museo Histórico Lisandro Alvarado 2002-2010. El Tocuyo. Miembro fundador de la comisión de recursos hídricos de El Estado Lara .Asesor de la Misión Sucre y Aldea Universitaria de Morán. Vocero asesor de consejo comunal Los tres brazos y San Pedro. Entre los reconocimientos recibidos podemos mencionar: Premio Regional (Lara) sobre la obra de Andrés Eloy Blanco (1996). Premio Estimulo al Investigador UNESR, mayor productividad Científica del Núcleo Barquisimeto desde 1997 hasta la actualidad. Investigador ONCIT PEI Nivel. C. Premio CONABA. Premio Ensayo Histórico: Federico Brito Figueroa, Aragua 2001. Premio Ensayo Antonio Arráez: 450 años de la fundación de Barquisimeto, .2002. Premio Ensayo Educativo, Universidad de Oriente, 2004, Premio Primer Concurso Historia de Barrio Adentro del Ministerio de la Cultura, 2009. Premio sobre Legado de Chávez, Maturín, (2013). Premio Literario Rafael María Baralt, Maracaibo (2014). Más de sesenta publicaciones entre libros y artículos en revistas arbitradas a nivel nacional e internacional sobre ciencias sociales y filosofía. Es articulista en varios periódicos a nivel nacional. Coordinador de la Revista de filosofía de la educación TERÊ. Entre sus libros podemos mencionar: Juan Pablo Pérez Alfonzo, La economía venezolana, La Universidad frente a la globalización y la posmodernidad, Pensar América latina, América latina en la globalización, Educación para el Siglo XXI y La Ética Socialista. Junto a Janette García Yépez ha escrito varios libros sobre la historia de El Tocuyo, a saber: Personalidades tocuyanas, La cultura tocuyana, La cañicultura en El Tocuyo, El café y los resguardos indígenas en Morán, Crónicas tocuyanas, El Rio Tocuyo, la educación secundaria en El Tocuyo, La vida cotidiana en El Tocuyo, Memoria fotográfica de El Tocuyo, La Personalidad Intima de Lisandro Alvarado y Cultura y Tradiciones Tocuyanas.

 pedrorodriguezrojas@gmail.com

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