Atención BCV, no hay comida para pobres

El hecho de que sepamos que esta guerra la induce la burguesía no puede privarnos de reconocer que la estamos pasando muy mal ante los bajos ingresos salariales y afines [1]y sin que se vea una acción verdaderamente contundente para acabar con la especulación que vienen practicando hasta los niños metidos a delincuentes comerciales[2].

Se trata de una guerra apoyada por una parte de la población ingenua y alienada, por esa clase media, mediocre, desinformada y cargada de odios que le han sido inducidos por esa misma burguesía como estrategia política para volver al poder perdido. Es una clase donde la conciencia de clase se halla muy desactualizada.

Lo cierto es que por culpa de esa guerra, o mejor dicho, es una guerra que consiste en desaparecer la comida para pobres, el calzado para pobres y la ropa para pobres.

Sábese que siempre los inventarios y exhibidores del comerciante han estado saturados de mercancías invendibles porque a los precios que han regido siempre, ha habido personas que necesitan esas mercancías, pero su poder adquirido les ha impedido adquirirlos. Esa realidad comercial ha sido considerada normal.

Ocurre que hasta hace unos 3 años, quien, por ejemplo, no podía comer carne vacuna, comía mortadela; y quienes no podían comprar queso parmesano, comían sus pastas con queso blanco. Ahorita es radicalmente diferente.

Recordemos que el Mercado Principal de las calles Comercio y Constitución (Valencia, Venezuela) mantenía inventarios para 3 (tres) tipos de consumidores: Para comerciantes al detal y familias con alto y mediano poder de compra cuyos mercados los hacían el personal doméstico de las familias y los propios detallistas a fin de escoger las mercancías de mejor calidad.

Un segundo tipo de clientela entraba a comprar a eso de e las 11 am (hora de remates), para comprar con sus bajos ingresos mercancías de segunda calidad, y un tercer tipo de "clientes", estaba formado por indigentes a quienes se les regalaba las mercancía de tercera, suerte de desperdicios todavía útiles como mercancías ya picadas, plátanos muy golpeados, costillas con carne sobrantes del día, recortes de quesos, etc., por lo general para gente indigente[3].

Ahora, y esperamos que por ahora, no existe comida para pobres ni siquiera para consumidores con medianos y bajos ingresos porque, por ejemplo, hasta el precio de las peores mortadelas está por las nubes, los plátanos aporreados y mal cosechados están a 400 Bs.F y más, las pastas simples a Bs.F 4.000/kg y más; una conservita de coco está a Bs.F mil (1.000); no se halla leche ni siquiera aguada; el azúcar y otros imprescindibles se hallan bien guardados y a precios que cada día sólo suben y suben, mientras el gobierno piensa combatir esta guerra, además de los CLAP, con mensajitos de texto, con videítos y muchos llamados a la paz.

Nos preguntamos: ¿de qué paz puede hablársele a un cristiano que esté está pasando hambre como jamás antes lo hizo, salvo en condiciones de pobreza extrema o de desempleo?

De poco servirán los CLAP si el gobierno de una vez por todas se deja de pendejadas y hace cumplir las propias leyes que él mismo ha decretado. Los bienes de la cesta básicas no pueden ser vendidos fuera de la los expendios convencionales, nada de ventanitas ni de vendedores ambulantes ni de aceras.

El gobierno tiene que entender que hasta los escuálidos, como víctimas de esta guerra le quedarán agradecidos y sus votos podrían ser positivos para la revolución.

24/2/2017 8:13:25 p.m.


[1] La emisión de billetes de Bs.F 20.000 ya nos está indicando que el CV está convalidando el actual y brutal nivel de precios, un producto inducido por la derecha..

[2] Una novísima forma de delincuencia está siendo aplicada en el transporte urbano de Valencia, con la plena anuencia o indiferencia de nuestras autoridades militares, policiales, de la Alcaldía y la Gobernación.

Se trata de que los autobuseras y camioneteros están segmentado las rutas que les ha asignado la Alcaldía, dígannos de Naguanagua a Plaza Monumental. Luego estos ruteros o camioneteros enterados y confiados como se hallan sin gobiernos que los meta en cintura, han estado fraccionando dicha ruta. Establecen cortes a intervalos estratégicos donde ya saben que los pasajeros que tomaron en Naguanagua se bajan unos cuantos. Pues hasta allí consideran que cubre el pasaje establecido para toda la ruta; los pasajeros deberán pagar extra si desean continuar. Si el pasajero protesta es insultado y se le pide que se baje de la unidad. Y hay más: el fraccionamiento comenzó con una partición de dos subrutas; hasta día de hoy ya la fraccionaron en 3 fragmentos. Esta práctica delincuencial se está desarrollando y la están aplicando los avances de esas camionetas que, de paso, llevan pasajeros hasta en el techo porque de una misma camioneta viven hasta 3 choferes a los que no se les reconoce subsidio estudiantil que solo lo cobra en dueño e la camioneta.

[3] Para la época no había llegado la refrigeración.



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Manuel C. Martínez


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