La servidumbre voluntaria

La normativa que hemos de aplicar para ejecutar el mejor y más efectivo sometimiento de una nación por otra, es mediante una voluntaria servidumbre que consiste en: apropiarnos de la materia prima, les vendemos los productos ya terminados al precio que impongamos, instalamos nuestras industrias ensambladoras en sus territorios, hacemos que se construyan las carreteras y vías de comunicación que sirvan para nuestros vehículos, imponemos nuestras tecnologías sin que ellos desarrollen alguna, hacemos que sus procesos educativos sirvan a nuestros intereses, hacemos que una clase política y empresarial se comprometa como intermediario, bajo una servidumbre voluntaria, o sea, nos pagamos y nos damos el vuelto.

Así es como en 100 años de nuestra industria petrolera, ha pensado y actuado el imperio.

Estas condiciones de "servidumbre voluntaria" se han impuesto en Venezuela, porque la clase política y los representantes de una economía dependiente importadora, la han continuado de manera constante y complaciente, pudiendo utilizar el talento para revertir la situación. Se convirtieron en talentos sin probidad, un azote para el pueblo.

Esta es la razón de la existencia de un proceso revolucionario que le ha dado un vuelco total a este sistema de dominación imperial, nutriéndose históricamente de quienes jamás en el tiempo se quebraron y lucharon por una Venezuela, una nación transformadora de sus propios medios de producción.

Históricamente hemos seguido a Bolívar, Miranda, Simón Rodríguez, Sucre, Zamora, y en la época contemporánea, a Cipriano Castro, Fidel Castro y el Comandante Hugo Rafael Chávez Frías, quien se convirtió en el más grande portavoz alumbrador de conciencia en la raíz de los pueblos, para que alcancemos todas y todos nuestra verdadera libertad instrumental, como lo es la fabricación de nuestras propias herramientas, nuestros propios medios de producción y bienes de capital, y nos enseñó a asociarnos estratégicamente con experiencias revolucionarias de transformación, como lo son Irán, China, Rusia, Vietnam, Cuba, entre otros. Exactamente como fue la inspiración de las naciones que formamos parte de las que construyó el Libertador Simón Bolívar. Sin perjuicio de aprender de otras naciones que en el plano de igualdad puedan aportarnos con sus ciencias y tecnologías, como lo pautaba Francisco de Miranda en su relación con los ingleses y franceses.

Estos son los mejores ejemplos para enfrentar la servidumbre voluntaria. En base a toda esta explicación anterior, y tomando nuestro caso venezolano, me hago las siguientes interrogantes: ¿Por qué los Mendoza, y otros empresarios productores de alimentos aun piden dólares al Estado para sus procesos importadores? Se ufanan de tener 60 y 70 años produciendo para Venezuela, y ¿no han podido formar una estructura empresarial capaz de producir para el país y exportar? ¿Con que dinero han podido montar empresas en el extranjero y aquí requieren dólares para importar materia prima para producir? ¿Acaso no han tenido tiempo de tener ya sus propias fábricas de fábricas, y no depender de un imperio?

Mi razonamiento: No son patriotas, no son empresarios, solo son administradores serviles voluntariamente de un imperio.

Hay muchas formas de derrotar la servidumbre voluntaria, pero voy a citar una comentada por un joven de 18 años, Étienne de la Boétie, en su libro: "Discurso sobre la Servidumbre Voluntaria" escrito hace 500 años, sobre una guerra asimétrica entre dos pueblos, uno inferior en población y territorio, pero bien formado en sus recursos humanos, en tecnología para la defensa, la contraofensiva y la ofensiva, porque fabricaban sus medios de producción, contaban con las herramientas para la Libertad Instrumental, y con ellas, además estaban en capacidad para defender con pasión y amor su territorio, su libertad cultural y espiritual; el otro contendor, era el imperio más grande y poderoso de Asia; grande en población, en tecnología, en poderío militar terrestre y naval. A uno lo animaba la libertad, porque no conocía la servidumbre voluntaria, al otro lo animaba la codicia, por la apropiación de tierras, agua y dominio.

En esta guerra, la desproporción era de 30 a 1, sin embargo, las manos inteligentes que forjaron las tecnologías y la libertad del pueblo griego, hizo posible que desarrollaran la inteligencia estratégica para utilizar el territorio de su patria, la cual conocían palmo a palmo, en provecho para derrotar a un imperio invasor de más de 200.000 hombres para la guerra y 300 naves de guerra, como en efecto, así sucedió en la Batalla de Salamina. Temístocles, uno de los hombres más importantes del mundo griego, hizo posible la coordinación de todas las mentes griegas a fin de que prepararan las condiciones materiales objetivas en una ensenada, como escenario para una confrontación apropiada a las fuerzas griegas en una batalla asimétrica, donde quedaran como en efecto quedaron, sin espacio para maniobrar las naves de guerra persas, lo cual facilitó su destrucción a manos de los hombres que tripulaban las naves de guerra griegas, que si estaban en condiciones de maniobrar.

En la actualidad, la Grecia de la antigüedad no es la de hoy, que se debate en esa feroz lucha entre servidumbre voluntaria y la libertad instrumental. Y de lo que fue el antiguo y poderoso Imperio Persa, hoy Irak, está sometida a la más cruel barbarie de un imperio capitalista inmisericorde; y la República Revolucionaria Islámica de Irán, rompió con el paradigma de una tiranía de servidumbre voluntaria, para establecer una Republica Revolucionaria y Democrática, poderosa en tecnologías, en ciencias y en lo militar, al servicio del progreso de las naciones que luchan por sacudirse de todo tipo de servidumbre para participar en un concierto de Naciones Unidas, en digna y respetuosa igualdad para el progreso y bienestar de cada uno de sus pueblos, tal cual como lo pensaron nuestros libertadores, Simón Bolívar desde hace 200 años.

Ahora continuamos con la dirección política de hombres de estado, como lo son el Presidente Nicolás Maduro Moros, Lula Da Silva, Evo Morales, Kristina Kirchner, Rafael Correa y, en Bolívar, con nuestro gobernador Francisco Rangel Gómez. ¡Chávez Vive, la Patria sigue!



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Hector Herrera Jiménez


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