El aparataje técnico industrial que ha tejido la banca privada podría seguir intacto porque no hay duda de que se trata de una actividad vital e imprescindible para cualquier economía de mercado moderno, aun con todos los hábitos comerciales capitalistas que su personal pudiera haber cultivado.
Una primera solución al desentendimiento que ha mantenido hasta ahora el BCV desde su fundación es la dotación de personal burocrático u oficial del propio BCV en todas y cada una de las sucursales, agencias y, particularmente, en sus sedes principales.
Por ejemplo, las demandas de circulante no serán dirigidas a Caracas, sino a la representación local que en cada oficina haya instalado el BCV.
Ese mismo personal paralelo de diaria permanencia en dichas entidades bancarias supliría en sí mismo a Sudeban, un ente paraoficial intermediario que obviamente saldría del juego aunque su personal serviría de semillero para aquél.
Estamos hablando de una supervisión continuada a nivel nacional de la correcta aplicación de la moneda nacional a sus fines intrínsecos en la banca privada por la institución financiera matriz que es el Banco Central de Venezuela, y cuyas funciones potenciales han sido hasta ahora invisibilizadas, según expusimos en entrega reciente.Más salidas, a conveniencia de las partes.