Esta mañana, muy temprano, encendí la radio y escuché la voz de Maduro. Como es habitual, tanto que pareciera excesivo, habló de su relación con el presidente Chávez. Dijo que con el de Barinas aprendió a no improvisar, sino a actuar y hablar después de haber meditado lo suficiente sobre cualquier asunto. Le escuché y, como me sucede siempre que eso hago, medí casi milimétricamente cada palabra que pronunció y los espacios entre ellas que suelen pocos ser. No sé por qué, pero al instante me asaltó la idea, es decir apareció de pronto, distinta u opuesta a lo que él manifestó.
Dijo además que a su lado aprendió demasiado, como pesar cada palabra, juicio, hasta propuesta y promesa.
Es decir, el presidente cree de sí mismo que no adolece del defecto de lo emocional, por lo menos en eso no se excede, según él, pues cada palabra de su discurso está precedida de un lento, profundo y meticuloso proceso de elaboración. Nada se improvisa, no se dicen cosas al boleo y menos para salir del paso. Para decirlo con todo respeto, pero para amenizar este discurso, como el "Chapulín Colorado", en el presidente "todo está milimétricamente calculado". Sus expresiones y hasta sus "olvidos". Uno, en cambio, no sabe a ciencia cierta si los segundos, demasiados frecuentes, se deben a la frecuente improvisación de las primeras.
Suelen decir, se puede averiguar si esto es cierto o lo invento, que el presidente acostumbra "anunciar que en breve anunciará algo" trascendente que moverá el piso y nos deja esperando. Analizándome a mí mismo, mi conducta frente al presidente, he descubierto que cada vez que me aparece en el televisor, le presto extremada atención; ya dije que mido milimétricamente sus palabras, para asegurarme escuchar anuncie lo que dijo que en breve anunciaría y, por lo general, me quedo con el bate al hombro o novio de pueblo. Lo que pudiera llevarme a cambiar de opinión, que anuncia que anunciará algo importante, para que cada vez que aparezca en pantalla uno sin tener tiempo para eso a ella se pegue. En lo que estaría haciendo algo bien planificado.
Es muy sabido, hasta nosotros mismos más de una vez hemos hecho referencia a esos asuntos, como el presidente, después de "meditarlo mucho, medir cada asunto, planificar" como aprendió de Chávez, nos ha ofrecido Sacudones, Revolcones, cambios en la política cambiaria y nada pasa. Eso queda en el olvido. Eso sí, uno, digo así porque seguro estoy no soy yo solo, se pasa días, semanas, esperando por aquellas ofertas y terminamos como quien espera que le llegue el CLAP. Y cuando llegan, sin fanfarria, vienen apenadas como río que dejó la fuerza en el camino y abajo adopta la forma de mansa quebradita que no moja ni empapa. Perdieron la fuerza en el camino porque ya es tarde y guerra avisada no mata soldado. Pero generalmente no llegan, se quedaron allá en el sitio donde el presidente anunció que anunciaría, porque se pierden en vericuetos, trabas, desencuentros ocultos y demasiadas opiniones encontradas.
Por eso de planificar en exceso, si no pregúntenle a Meléndez, los demasiados obstáculos que genera un poder divido como los panes de Cristo, donde cada quien lleva su pedacito, las cosas quedan en el olvido o archivadas hasta que los mares se junten y esto, por la dinámica de la vida y lo contingente del todo, rara vez se produce. Alguien, más perspicaz que uno dijo, lo contrario que un escribidor muy dado a ver todo color de rosas del lado del gobierno, que esas dificultades para juntar las aguas interiores, fueron parte importante de lo que motivó al Presidente a convocar la Asamblea Constituyente. Lo que sería, vean que no siempre las cosas suceden de la misma manera, un actuar de verdad como dice él que aprendió de Chávez. Aunque la decisión pudo ser también contingente hayándose en tres y dos.
Ya están por consumirse dos semanas, ¡y hay que ver lo que pesan dos semanas en nuestro momento histórico!, enunciada esta última palabra con el mismo énfasis que suele ponerle el Presidente, que interrogado por José Vicente, acerca de las medidas económicas de urgencia a tomar para abordar la grave crisis que nos azota, sobre todo lo que a la inflación se refiere, ofreció para las próximas horas anunciarlas. Uno bien sabe que no las ha olvidado porque por ese asunto a nosotros los venezolanos se nos va la vida y a él el poder, pero no obstante nada dice. Quizás haya un rumor, hasta creciente en los cenáculos, empujones, desacuerdos que impiden que lo anunciado no se anuncie, pero olvidado no está. Tanto que el gobierno ha optado por pasarle la papa caliente a la Asamblea Constituyente. "Si aquí, en Miraflores", ha pensado el presidente, pareciera ser así, procediendo esta vez como aprendió de Chávez, "no hay humo blanco, no salen las medidas por lo precario del poder, que sea la Asamblea Constituyente, con su Poder Originario que tome las medidas y se acabó la vaina".
Mientras tanto, el presidente, sin pensarlo mucho, ni preocuparle que los venezolanos puedan entender, como no entiende la infantil explicación dada por la señora Tintori, no excusada de intentar de manipular valiéndose de la sensibilidad venezolana, sobre el por qué cargaba en una camioneta nada más nada menos que doscientos y más millones de bolívares, ha anunciado, de una vez, nada de anunciar que anunciará, sino al brinco rabioso, donará a los gringos nada más y nada menos que cinco millones de dólares, lo que traducido en bolívares, usando la misma fuente de cambio para llevar a dólares la cifra en bolívares de la esposa de López, significa setenta y cinco mil millones de bolívares. Es decir, esa medida trascendente, de mucho peso político y hasta controversial, se la tomó más rápido que inmediatamente, mientras la terrible inflación, escasez, ruindad nuestras deben seguir esperando. Aunque bien sabemos, que se procura ayudar a los necesitados que, allá como aquí, existen en abundancia, mientras el gobierno de EEUU, sobre todo ahora bajo la presidencia de Trump, no aparecen ni siquiera en las encuestas.
Anoche, mientras homenajeaba a los valientes compatriotas tachirenses que atravesaron ríos y quebradas, desafiaron la violencia paramilitar para acudir a votar el 30J, y brindó la oportunidad que Delcy Rodríguez, presidenta de la Asamblea Constituyente, ofreciese un gesto que pareciera ser un inclinarse del Poder Originario ante el simple Constituído, tanto como que hasta cada Constituyente se trasladará este fin de semana a su municipio a homenajear al presidente, mediante la exposición de fotografías suyas en cada plaza Bolívar, volvió a lo de anunciar y anunció que entre viernes y sábado se reuniría con la Comisión de Economía de la Constituyente para estudiar las medidas económicas. Es decir, cuando se cumplan quince días de su anuncio "para las próximas horas", apenas estará reunido con los Constituyentes para estudiar el anuncio que deberá anunciar. Mientras tanto el hambre espera y esta suele ser poco paciente y hasta mala consejera.