Mi palabra

¡Palo a la piñata!

"No todo lo que se puede contar cuenta

y no todo lo que cuenta se puede contar".

Albert Einstein

 

El señor, se encontraba contando unos billetes de cien, a la puerta de una sede bancaria, con mucha paciencia, tratando de no equivocarse, mientras a su lado, se encontraba un amigo, hablándole insistentemente sin recibir ninguna respuesta; solamente le hacía algunas señas, tratando de calmarlo, para que no lo interrumpiera. Al terminar de contar, se le escuchó una expresión, provocando algunas carcajadas de los que se encontraban alrededor: ¡todo el día, contando billetes, y limpio para la casa! Uno de los presentes, una muchacha bastante alta, con el uniforme de la entidad financiera–estaba explicando la situación–lo apoyó al escucharlo, tratando de consolarlo: "No se preocupe, usted los cuenta por momentos. Yo paso todo el día, manejando dinero, y muchas veces, salgo limpia, sin el pasaje de regreso"

Eso motivó una larga conversación, que parecía no tener fin. Todos empezaron a murmurar con la desesperación en los rostros, por la escasez de dinero en los bancos–tanto del estado, como privados– varias personas habían amanecido a la puerta de la sede, montando guardia para ver si podían cobrar la pensión. Algunos ancianos, sentados en las aceras, con la quijada sostenida con la mano, parecían resignados a la misma espera de los últimos meses. Al rato, se escuchó la voz de un señor, con el cabello, y el bigote totalmente blanco, con unas palabras pasadas de tono: ¡Carajo, mientras le estén dando palo a la piñata, no hay vida, siempre va escasear el dinero para los viejitos!

La tertulia, que comenzó muy amigable con las ocurrencias de los pensionados, se transformó en una discusión, que por momentos parecía una querella política. Un señor, quien, hasta ese momento se había mantenido muy callado, empezó acusar al gobierno de todos los desmanes, e incomodidades por la falta de dinero; levantando la voz para hacerse sentir: ¡el gobierno es el culpable ¿Quién maneja el dinero?! Por un momento, el silencio se sintió en la reunión, pero apenas, fueron unos segundos, porque de inmediato, una señora, respondió con muchos argumentos, ganándose los aplausos.

La mujer, se dio cuenta que había llamado la atención; eso la motivo para seguir hablando sin parar; a medida que iba improvisando, se adueñaba del momento; se detuvo por un instante, como buscando más explicaciones para continuar con sus aclaratorias: "Los enemigos de la patria, siguen atentando en contra de los intereses de la inmensa mayoría del pueblo. Lamentablemente los medios, ayudan a olvidar muy rápido. Nadie se acuerda de las treinta toneladas de billetes de cien, encontradas en una gandola al voltearse en Paraguay. Todo lo que hace el gobierno, los enemigos le buscan la vuelta para desbaratar las buenas intenciones"-

Al callar la señora, tomó la palabra, un señor de hablar muy pausado, pero muy seguro, de lo que estaba diciendo: "Tiene toda la razón la compañera, se llevaron montones de billetes, que no valen nada, pero pesan; se pueden imaginar lo fácil, que se les presenta la oportunidad con los nuevos; en cualquier cajita, se llevan una millonada sin importarles nada; les están dando palo a la piñata, jodiendo a todo el mundo"

Esa experiencia vivida a la puerta de un banco, nos permite pensar, en la guerra económica, que estamos viviendo en nuestro país; parece que los enemigos del gobierno han copiado, la orientación del estratega militar Napoleón Bonaparte, quien dejó el pensamiento: "Para ganar la guerra se necesitan tres cosas: dinero, dinero y dinero" En primer lugar, le dieron, hasta más no poder a las guarimberos para crear el caos; al fracasar, cambiaron de estrategia, ahora se los quitan al pueblo, al encarecer los artículos de primera necesidad, y no conforme con esa situación, han creado un desbarajuste, al incitar una verdadera estampida con astronómicas cargas de papel moneda, hacia Colombia, para convertirlos en pesos, hasta saciar sus ambiciones del dólar. ¿Quién detiene este desangramiento económico? Definitivamente se necesita consciencia, y la mano dura del gobierno, sin ninguna contemplación. De lo contrario, van a seguir, dándole palo a la piñata, y no sabemos, cuánto aguanta el país, esta situación.



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Narciso Torrealba


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