Proteccionismo Control de cambio para el Bs.F

A pesar de las inevitables dudas por su praxis de cada día, y sus manifestaciones concretas son tan populares, la ciencia de la Economía Política sigue siendo hasta ahora la más abstrusa de todas. No en balde Carlos Marx halló en ella su favorita y dedicó todo su potencial de insigne investigador.

De entrada, cuando compramos alguna mercancía y pagamos con dinero en efectivo, estamos vendiendo a este a cambio de aquella a un comerciante que funge de comprador cuando nos vende y de demandante cuando le compramos.

Al parecer, después del petróleo, la mercancía de mayor exportación nuestra es el propio bolívar. Y eso no es malo per se; si lo fuera, los EE.UU. no habrían derramado tantos dólares sobre la faz del planeta, y lo sigue haciendo sin parar. Pero, él está exento de la fórmula cambiaria que establece las paridades monetarias frente al dólar ya que esta divisa es respaldo de las del resto del mundo en el comercio internacional , y ¿a cuenta de qué? Vengo sugiriendo que reformemos la ecuación del cambio paritario y sólo respaldemos aquellos bolívares que estimemos que serían necesarios respaldar a los efectos de cubrir importaciones básicas.

Estamos ante una formidable y creciente demanda de billetes nuestros, de una mercancía que razonablemente sube su precio tanto dentro del país como fuera de este. Sube dentro del país cuando sube la demanda de las mercancías convencionales por encima de su oferta, y afuera porque hay poco circulante para dos (2) economías.

Si el bolívar es demandado fuera del país sin regulación alguna, este emigra, su precio sube en el exterior, y si no hay nuevas inyecciones del circulante, su escasez en el país se hace presente. Contradictoriamente, ante un bajo circulante deberían bajar los precios, pero ya sabemos que se trata du una guerra; es lo que informa la banca privada cuando aduce que su "corralito" de debe a que el Banco Central no le suministra suficiente efectivo.

Sin embargo, no puede salir del país ni un bolívar sin alguna importación a cambio. Esa importación la representan las transferencias bancarias con las que el comerciante de ella paga sus compras de billetes en el exterior. Estas transferencias se hacen efectivas dentro de nuestra banca con nuevos billetes ahora listos para su exportación; toda una centrifugación de nuestra moneda hacia el exterior. Unas operaciones financieras como las que hace el usurero que presta dinero para recobrarlo de sus clientes y volver a prestárselos.

Semejante demanda de nuestra moneda a elevados precios respondería, pues, a alguna actividad comercial paralela. Una sería suplir el circulante del país importador. Este se evita su costo de fabricación. Otra podría tener fines políticos inconfesables aunque no por ello dejamos de sufrir sus consecuencias.

Efectivamente, los dólares que salen de EE.UU. son compensados con sus importaciones de las mercancías corrientes en especie como petróleo y otros commodities y de servicios en general incluidos los de carácter bélico que pueblan a diario los medios nacionales e internacionales. Esta es la razón por la que allá no hay inflación ya que la demanda de dólares se les traduce en actividades económicas tanto convencionales como no convencionales.

Lo que estamos diciendo es que "para bachaco, chivo, y para este empalizada". Ahora, que el Estado mantenga todavía un rezago entre la demanda de Bs.F y la oferta de este circulante, es otra cosa.

Para controlar el cambio de nuestros billetes, recomendamos al gobierno realizar todas esas obras de construcción que más insumen circulante en efectivo y a diario: por ejemplo, construcción inmediata de una muralla a lo largo de nuestras fronteras vecinas con suficiente alcabalas geopolíticas como es razonable tenerlas. Todos los países las tienen con sus aeropuertos y costas. Pero, principalmente, le recomendamos la indexación[1] automática de los salarios, es decir, que cada mes que suba el índice de precios en el país, en ese mismo valor suba los salarios mínimos y sus derivados. Por supuesto, la paridad del bolívar no usado para importaciones no necesita respaldo en dólares.

Otra importante recomendación es instruir a los responsables del control de precios justos que la tasa de ganancia debe regirse por las rotaciones anuales del capital. No puede tolerarse que un comercio que rote 2 veces al año su capital, cargue esa tasa máxima en cada una de ellas.


 

[1] En tal caso, si los precios suben 50%, en este mismo porcentaje deben crecer los salarios.

 



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Manuel C. Martínez


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