El proceso de caotización inducida de la economía venezolana, ha traído fenómenos hasta ahora desconocidos para su población. Tal cual, lo fueron para los pueblos del Medio Oriente los yihaidistas, entrenados por la CIA y financiados por los gobiernos de EEUU, Israel, Inglaterra, Francia, Arabia Saudita e inicialmente Turquía; los bachaqueros, es un subproducto de esta guerra económica contra el pueblo venezolano, ideada y financiada por la CIA, pero ejecutada por Fedecámaras y Consecomercio. Este 2017, se unió a ese proceso de desestabilización la moneda nacional y, con ello, entró en escena un nuevo agente: la Asociación Bancaria. La respuesta revolucionaria no se hizo esperar, así emergieron los puntos de ventas como el mecanismo por excelencia para desmontar esa nueva forma de hacer la guerra que utiliza la moneda física, su desaparición, como el factor base para desestabilizar la tranquilidad nacional y procurar, su descontento con el liderazgo revolucionario y bolivariano.
Los puntos de ventas, hablan por sí mismos. Entramos a un comercio, de esos regentados por andinos, de ventas de empanadas, pastelitos, papas rellenas y jugos, "raspamos" nuestra tarjeta de débito para cancelar lo comido y, aunque se nos niega la entrega de factura o el llamado "Recibo de compra", podemos revisar en el Estado de Cuenta del banco, el destino del dinero sustraído de nuestra cuenta para cancelar lo consumido, podemos verificar a quién en definitiva cancelamos nuestra compra; en este caso en específico, nos topamos que el pago lo hicimos a Camilo Jeans, una tienda de ropas de variedad. Igual, nos ocurrió con el consumo de una hamburguesa en un carro metálico en las calles de la ciudad, comimos y después verificamos por internet a quien cancelamos, se trata ahora de una tienda de variedades llamada Lade Oni. La cosa no queda allí, vamos a comprar verduras, hortalizas y frutas a un camión de los compatriotas andinos, y después de cancelar, verificamos a quién compramos, nos encontramos que el punto de venta está asignado a Gordura Lunch, un negocio de comida rápida. Con excepción de las grandes cadenas de comercio que se manejan con punto de ventas propios, tal pareciera que todo el comercio al por menor, está pagando arrendamiento por uso de puntos de ventas que no le son propios. Obvio entonces, que ello redunda en un encarecimiento de sus servicios, en no menos del 20 por ciento, que tiene que pagar al final de cuentas el comprador final, valga decir: usted, yo, nosotros todos y todas.
Esta situación, reflejada en los puntos de ventas, nos habla de un comercio que no obedece a ningún tipo de regulación estatal. Un comercio, que solo obedece a las leyes que les imponen los más fuertes dentro de ellos mismos. De aquellos, que hoy pudieran cobrarles un 20 por ciento por uso de sus puntos de ventas pero que, el día de mañana pudiera ser el 30, 40 y hasta el 50 por ciento, total al final de cuentas quien termina pagando esa voracidad de máximas ganancias, propia del capitalista, será el pueblo consumidor. Una primera conclusión, nos lleva a establecer que buena parte de la inflación inducida tiene que ver, con la incidencia del uso de los puntos de ventas para cancelar las mercancías y servicios objeto de consumo. En promedio, entre un 20 y 30 por ciento. Por otro lado, la utilización masiva de los puntos de ventas, al extremo, que comercio que no utilice puntos de ventas es un comercio de ventas cero, ha conllevado a un proceso masivo de "exención" del impuesto al valor agregado o IVA. Cuando se paga un producto en punto de venta, el cobro es neto, no hay la contraprestación de una factura al menos que se trate de un comercio de los grandes. Esa situación, estimamos que debe estar poniendo a pensar a los técnicos del SENIAT, sobre los mecanismos de cobro del IVA. Un elemento clave de los puntos de ventas es que facilitan, en mucho, determinar la renta gravable de cada comercio pues sus ingresos pueden ser fácilmente determinables mediante el ingreso a las cuentas por los puntos de ventas. Valga decir, el instrumento tecnológico va en sentido progresivo, pues permite deducir las ganancias de los comerciantes objetos de renta gravable. Además de permitirle al SENIAT, descubrir aquellos comercios y comerciantes que nunca han declarado sus ganancias al Estado Bolivariano, lo que debe redundar en un incremento sustancial en los ingresos del órgano recaudador. Asimismo, los puntos de ventas se convierten en instrumentos de investigación fundamental para comprender fenómenos como la especulación, al verificar como crecen inusualmente de una semana a otra, los ingresos a cuentas conectadas con dichos puntos de ventas. En resumen, los puntos de ventas se han convertidos en un aliado insustituible del órgano recaudador de impuestos, el SENIAT. Atrás quedó todo aquel cuento de "exija su factura".
Pero, así como los puntos de ventas han resultado una bendición para las labores de recaudación de los impuestos nacionales, a la especulación debemos verla desde una óptica diferente también. La especulación, es la naturaleza de comportarse de la burguesía venezolana, su historial así lo registra. La etapa actual de máximos picos de inflación inducida por el sector comercial o burguesía comercial, no se registra en máximos picos de recaudación de impuesto, en las mismas proporciones. Es así, que nos permitamos proponer a la Asamblea Nacional Constituyente y al propio Jefe de Estado, camarada Presidente Nicolás Maduro, la ejecución de una Reforma Tributaria que parta de la base de dejar atrás, en el pasado, ese 30 por ciento de renta gravable comercial, cuando es harto conocido que dicho sector, se acostumbró a obtener ganancias sobre el 1000 por ciento. Estimamos, que un buen punto intermedio pudiera ser elevar esa base al 50 por ciento de renta gravable sobre las utilidades netas obtenidas por el sector comercial venezolano. Dejando abierta, la posibilidad en la propia Reforma de Ley, de poder incrementar dicho factor, sí por causas inducidas desde el exterior, se promoviera la voracidad de ganancias del factor capital. De seguro, no les va a gustar "cachicamos trabajando pa’ lapa". Shock y más shock, quizás los llevé a un estado de racionalidad y paz económica. A respetar al pueblo…
Caracas, 16-12-2017