-«¿Quiéres te eche el cuento del Gallo Pelón?»
Así le preguntaba a uno un jodedor y fastidiado, interesado en contaminarlo con su mal.
Como ya uno se sabía el truco o la manida maña respondía siempre cualquier cosa, no sé si para seguirle el juego o quitárselo de encima, propósito éste que no lograba nunca porque justo era lo que aquél buscaba, una respuesta cualquiera como:
-«¡Vete mucho al carajo a joder a otro!»
Por tal respuesta u otra culquiera, el obstinado volvía a la carga:
-«Yo no te pedido que me mandes al carajo, sino que si quiéres te eche el cuento del gallo pelón».
Así seguía la vaina interminablemente hasta que uno se cansaba, se iba adónde a él habíamos mandado y le dejábamos solo.
Pero uno nunca supo cuál era el contenido del cuento del Gallo Pelón. Porque nadie nunca lo echó. O mejor nadie tuvo la paciencia para esperar que alguno de aquellos jodedores lo echase. Lo que uno debía hacer era imaginárselo.
Justamente por eso, desde niño, me he inventado miles de versiones de ese cuento y supongo que otros miles de niños también se inventaron las suyas. Ahora, al escuchar a Ricardo Menéndez, Ministro de Planificación, lo que pareciera no ser verdad, pues uno imagina que el gobierno nada planifica, pero pudiera hacerlo en secreto para que los agentes externos no se enteren y en su guerra económica no torpedeen lo planificado, me he encontrado con una interesante versión del cuento del gallo pelón que no está en mi archivo enriquecido desde niño.
Los cuentos del Gallo Pelón que uno ha imaginado, como tales, son inverosímiles, difíciles de creer, como el gallo no tiene pico ni espuelas y menos patas en las cuales asentarse. Es decir, son cuentos que nadie cree y demasiado fantasiosos como los de Alejo Carpentier, esos de hombres licantrópicos o los «Cuentos Grotescos» de José Rafael Pocaterra y hasta de Mario Benedetti, como aquel de «Olegario», quien nunca falló en sus presentimientos, hasta cuando se le quemó la casa.
Ricardo Menéndez, como quien sale de un invernadero, o al fin cesó en volar por los cuatro continentes como Diógenes con su linterna, si no buscando a un hombre quizás una idea para planificar algo que nos saque del atolladero en el cual nos metieron, entre ellos él, acaba de dar unas declaraciones que parece una versión del cuento del Gallo Pelón que no esta en mi archivo.
Ha dicho el ministro de planificación de un país desplanificado y esguañangado, que las «causas de la inflación están en la guerra económica y el dólar paralelo». Hay causas que son a su vez consecuencias de otras causas. Digo lo anterior para que veamos como se parece esto a un clásico cuento del Gallo Pelón , de aquellos que uno se inventaba por no haber escuchado nunca uno.
Chávez, voy a mencionarlo para usar las mismas armas, desde el primer día que llegó al gobierno, habló con insistencia de temas como cambiar el modelo rentista y alcanzar «la soberanía alimentaria».
Quienes «planificaron», digo así porque hasta los desastres obedecen a un plan, lo que es un cuento del Gallo Pelón, no hicieron nada en casi veinte años por cumplir esas metas. Tanto que desde que se cayeron los precios del petróleo, dicen como quien canta una canción novedosa, hay que sustituir el modelo rentista por otro. Lo que es también un cuento del Gallo Pelón, pues mientras dicen eso miran no precisamente con el rabo del ojo hacia el arco minero con fe de carbonario y asumen el petro que piensan sustentar con el rentismo.
En el cuento del Gallo Pelón de Menéndez, se «planifica» una afirmación según la cual, la guerra económica, que es cierta, uno no la niega, y dólar to day, son las causas de fondo y determinantes de la hiperinflación que padecemos. Uno cree lo antes dicho, esa narrativa es como un cuento del Gallo Pelón..
El dólar es una mercancía. El mercado capitalista no es libre como decían los keynessianos. Él es manipulable. Tanto que quién tiene la mercancía y hasta la monopoliza pone los precios que le convenga. El gobierno tiene pocos dólares, apenas para pagar las deudas que se le vencen unas tras otras. No tiene o tiene muy poco, por el carnaval rentista del pasado, donde aquello del «ta´ barato dame dos» quedó como un juego de niños o un mal cuento del Gallo Pelón. También porque quienes manejaron y manejan los asuntos económicos de Venezuela dejaron que la producción petrolera se derrumbase hasta bajar en un millón y medio de barriles diarios y la tendencia continúa. Ya la cantaleta de la caída de los precios no le sirve o mejor no fundamenta un nuevo cuento del Gallo Pelón, pues desde meses atrás, el precio del barril alcanzó niveles satisfactorios y hoy mismo han implementado otra notable alza. No teniendo dólares, esa mercancía no puede ponerla en el mercado en cantidad suficiente, deja entonces espacios para que dólar to day, en nombre de quienes si la tienen, ponga las reglas del negocio.
Habiéndole incumplido a Chávez -confieso que echo el cuento del Gallo Pelón siguiendo el formato de Menéndez y el gobierno - al no ahorrar para los tiempos de las vacas flacas, cuento de vacas y no de gallos, no hacer lo debido y en el tiempo estipulado por la historia para cambiar el modelo rentista, es decir no haber planificado como era debido, pese haber un ministro del ramo, contribuyeron para que los de la guerra económica y dólar to day nos hallasen de repente sin defensas, con una mano atrás y otra adelante.
¿Quiéres te eche el cuento del gallo pelón?