Como yo no soy economista puedo decir sin muchos complejos que el Programa de Recuperación Económica anunciado el viernes por el Presidente Nicolas Maduro es genial.
En primer lugar porque reconoce que hay una serie de "desequilibrios macroeconómicos" que deben corregirse.
Eso es clave porque no se podía seguir negando lo concreto con respecto a las enormes brechas de precios existentes: en sus expresiones cambiarias, monetarias, fiscales, salariales, entre otras.
Aunque el término suena bien neoliberal no hay otra manera de abordarlo.
Por eso era indispensable un "paquete de ajustes" y que nadie se asuste por llamar las cosas por su nombre propio.
Pero hay al menos dos diferencias sustanciales con respecto a los programas clásicos del FMI-BM.
Uno, que se trata de un programa expansivo. Es decir, para crecer. Recuerden que lo habitual es que sean contractivos, basado en la premisa de que la inflación es producto de una demanda creciente que no puede ser satisfecha por el aparato productivo o distributivo.
En este caso el Programa pretende la vuelta a los equilibrios desde arriba. De allí el término de "equilibrio revaluativo" que tiende a fortalecer el valor de la moneda en lo cambiario y en la capacidad adquisitiva desde lo salarial.
Dos. El otro elemento diferenciador es la fuente de los recursos para financiar el ajuste. Todo programa de este tipo tiene enormes exigencias financieras que habitualmente son aportadas por organismos multilaterales como el Fondo Monetario Internacional. ¿Recuerdan la conversación entre Lorenzo Mendoza y Ricardo Hausmann en el año 2016 cuando precisaban que el país necesitaba 60 mil millones de dólares?
Este tipo de aportes no sólo implicaba la adquisición de deuda onerosa sino que imponía una serie de condiciones a la política económica más allá del propio ajuste.
En este caso Maduro logró evadir esa modalidad fondomonetarista al incorporar al Petro como fuente de financiamiento. Eso significa, con la monetización del crudo o de otros recursos o commodities transables en divisas, que Venezuela tiene una fuente vigente e "inagotable" de dinero. Sólo en el bloque Junín 1 de la Faja del Orinoco hay 5 mil millones de barriles certificados que sirven de respaldo concreto al Petro. Esto equivale a unos 350 mil millones de dólares
El de Maduro sería el primer "paquetazo" que se realiza con casi total independencia del sistema financiero global.
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Sin embargo el elemento más impactante del plan es el ajuste que devuelve el equilibrio al salario. De un equivalente de 1 dólar (a la tasa paralela) el salario mínimo mensual se incrementa 30 veces.
La medida es absolutamente consistente con lo que venía planteando el "mercado". Ya que los precios de bienes y servicios se venían ajustando con base en el valor de las divisas lo lógico es que también lo hiciera el precio del trabajo. Lo que es igual no es trampa.
¿Por qué no debería convertirse en "sal y agua" este ajuste como dice el mito que demoniza los incrementos salariales?
Porque el ajuste está atado al anclaje del Bolivar Soberano al Petro y este a su vez respaldado por petróleo.
El petróleo se transa en divisas por lo que los bolívares de su aumento salarial finalmente son unidades de crudo.
En realidad la garantía de que se restablezca el equilibrio de precios va a depender de que se asuma que el Bolivar Soberano en verdad es como tener Petros.
Para eso, como advierte el profesor Emilio Hernandez (que tampoco es economista y quizás justo por eso tenga razón), es necesaria la "libre convertibilidad" entre bolívares y petros.
Cómo será eso aún está por verse, pero sin duda vamos por el camino correcto.
A la final el bolívar no será sino la expresión concreta del criptoactivo denominado Petro, y este a su vez el mecanismo para convertir literalmente el petróleo en dinero. ¿Será que ahora sí "el petróleo es nuestro"?
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Una crítica que se ha hecho es que el valor del anclaje al Petro es de 3600 bolívares soberanos, lo que equivale a la actual o más reciente tasa paralela.
Al respecto valdría saber si quienes la hacen estarían dispuestos a vender sus divisas (y no vengan con nunca tendrán acceso a dólares o euros) a una tasa inferior al paralelo más alto.
El punto es que, al menos en las primeras, el Petro tendrá que tener un valor competitivo con el Dólar para poder desplazarlo del ámbito simbólico como único referente de valor global.
No se trata sólo de la "libre convertibilidad", que básicamente serviría para acceder a las divisas tradicionales, sino que efectivamente el Petro sirva como mecanismo de ahorro y medio de pago.
Y esto es fundamental para la política de precios. Mientras se mantenga esa referencia BsS-Petro-Divisas no habría ningún problema para fijar precios internacionales y sancionar duramente a quienes los intenten calcular fraudulentamente.
La versión que circula en redes sociales de la Coca-Cola de 2 litros vendida en 21 millones de bolívares actuales (o 210 BsS) sería un ejemplo de fraude en los precios pues equivale a 3,50 dólares cuando el precio internacional no sobrepasa los dos dólares.
Ahí simplemente se impone la aplicación de la correspondiente sanción penal al infractor.
Incluso con la vigente ley de precios justos, si se asume el criterio de que la especulación y el fraude en la determinación de precios supera en un porcentaje preestablecido el precio en mercados similares de la región.
*Esta nota se mantiene en desarrollo y revisión*
Tomado de: la-tabla.blogspot.com
http://la-tabla.blogspot.com/2018/08/claves-personales-para-entender-el.html