Encubierta tras los métodos "no-violentos" de Gene Sharp, se esconde una hipótesis de conflicto bélico y apocalíptico
El anuncio de la captura de un profesor universitario que se dedicaba a la formación de grupos de jóvenes para atacar en manifestaciones callejeras a efectivos del orden público confirma la existencia de una operación basada en la utilización de activistas civiles como combatientes multimodales orientados al logro de objetivos militares.
Jorge Enrique Machado Jiménez, docente de filosofía en la Universidad Central de Venezuela (UCV), fue aprehendido por el Sebin (servicio de inteligencia venezolano) luego de que se comprobara su rol de dirección, tal como un comandante en un campo de batalla, al frente de un contingente de jóvenes que, en medio de una manifestación en Caracas, pasaban de una acción pacífica a un comportamiento abiertamente violento y ofensivo contra efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana.
Un video realizado como parte de la investigación lo muestra con un altavoz portátil, coordinando el avance y las maniobras de carácter ofensivo de varios jóvenes en un sector de El Rosal, municipio Chacao, zona donde se han realizado protestas que finalizan con violencia.
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Paradójicamente Machado se presenta como especialista en "lucha no violenta" y así se conocen los cursos que imparte a las llamadas redes populares del partido derechista Voluntad Popular, donde actúa como coordinador de formación.
Los métodos no-violentos que promueve el activista están basados en la obra de Gene Sharp, quien ha listado cerca de 200 acciones que pueden usarse para ejercer presión sobre un gobierno al cual se pretende derrocar. Sin embargo, el registro audiovisual evidencia que Machado pasa muy rápidamente de lo pacífico a lo violento, mientras alienta a sus "soldados" a avanzar y atacar a la Guardia.
Jorge Enrique Machado coordinaba ataques contra la GNB
Las claves de la violencia
Un análisis del comportamiento de la jornada violenta iniciada hace cerca de 60 días permite identificar los elementos claves para caracterizar el modelo de conflicto.
> El objetivo de la violencia es la ingobernabilidad. Por eso se realizan operaciones quirúrgicas de protesta, con diversos niveles de violencia, para provocar el cierre de vías, tanto dentro de las ciudades como en las principales autopistas y carreteras troncales.
>En lo simbólico-emocional buscan desligitimar la acción del Estado, especialmente en lo referente al monopolio del ejercicio de la violencia; por eso insisten en la actuación de "hombres vestidos de negro", "colectivos" o civiles con uniformes militares-policiales. La idea es mostrar-convertir al Estado en "forajido". Eso explica, en una parte, la criminalización de la actuación de los cuerpos de orden público uniformados como la GNB y la PNB. Ante la imposibilidad de hacerlos "fantasmas" optan por atribuirles, sin documentos y muchas veces sin hilo narrativo, acciones ilegales o delictivas.
>La hipótesis y modelo de conflicto es bélico y apocalíptico: en lo discursivo hay "manifestantes" pero en lo concreto son "combatientes". El fin de la guerra es la destrucción del otro. Por eso no hay víctimas (incluso se usa poco el término) sino "mártires" o "caídos", cuando son sus partidarios, o de "esbirros eliminados" cuando son efectivos militares-policiales.
>El carácter de combatientes, que la oposición le atribuye a sus activistas, es fundamental, especialmente para "moralizarlos" y evitar la desmovilización y deserciones. Se parte de la premisa de que en una guerra se mata o se muere, es algo inherente. Eso explica que el único tuit de la fatídica serie que no borró el "sociólogo del matero" fue: "Mañana vamos con todo. Ellos también. Algunos nos quedaremos en el camino." Y hace unos días, Lilian Tintori dijo que "ninguna muerte es en vano".
> Los "combatientes" heridos o presos se consideran "bajas", un producto "natural" de la guerra. Por eso, el joven quemado en Altamira pidió a sus compañeros que "sigan la lucha por nosotros".
> El carácter bélico "naturaliza" el uso de dispositivos e indumentaria para la guerra: cascos, capuchas, máscaras para gases, camisas manga larga, guantes y tubos y armas caseras o convencionales. Ya nadie se asombra al ver esas imágenes ni se asusta ante su encuentro. Por lo demás, en lo narrativo, se justifica ese apertrechamiento artesanal por la "necesidad" de defenderse de una maquinaria represiva profesional y tecnologizada.
> El guión muestra un choque asimétrico entre "manifestantes" que luchan por su derecho a la protesta con ingenio y voluntarismo, contra una "dictadura" que posee la organización humana y técnica para vulnerar los derechos fundamentales. Estos aspectos, absolutamente cinematográficos, propios de una puesta en escena, son los que sustentan el libreto genérico de violación a los derechos humanos, pese a la evidente violencia de los supuestos manifestantes.
> La oposición extremista se ha preparado para una guerra apocalíptica, desde hace muchos años, quizá desde el propio golpe de Estado de abril de 2002, con el uso exitoso de lo que pudiéramos denominar "soldado-masa" (la masa orientada a objetivos bélicos). Eso pudiera definir lo que ocurrió con la multitudinaria marcha opositora desde Chuao con destino a Miraflores el 11 de abril, en la cual pueden identificarse casi todos los atributos o característica de la masa, incluyendo el poder de sentirse invencible.
>En el desarrollo de ese "soldado-masa" se pueden identificar hitos relevantes como las primeras jornadas de protestas violentas callejeras o "guarimbas" de febrero-marzo de 2004, las acciones de rechazo a la no renovación de la concesión del canal de televisión RCTV en mayo de 2007, y finalmente las etapas y eventos más acabados como "La Arrechera" de abril de 2013, "La Salida" en febrero de 2014 y las movilizaciones como la Toma de Caracas en septiembre de 2016.
> El producto de estos eventos y procesos es hoy día un "ejército de ocupación interior" en esas áreas de las grandes ciudades o en las ciudades-dormitorio aledañas, por una parte. Y por la otra, una élite de "combatientes" captados en esas áreas y en universidades, con disposición de movilizarse a nivel nacional y realizar acciones quirúrgicas en puntos claves donde no es posible el control territorial clásico, como autopistas y carreteras troncales, así como las principales intersecciones de la trama vial urbana o interurbana.
> Estos "combatientes-élite" tienen actualmente entre 22 y 28 años y fueron captados a partir de 2012, desde distintas organizaciones auspiciadas por factores partidistas, pero no determinados por esas filiaciones. Son grupos heterogéneos que pueden pasar de un partido a otro, muchos han participado en el programa Lidera, de la Fundación Futuro Presente, y una mayoría, especialmente los más osados, son de ciudades de provincia. Han participado en actividades como la Operación Libertad, frente a la Embajada de Cuba en 2013, los campamentos de Las Mercedes y Los Palos Grandes en 2014 y en la actual jornada desde hace poco más de un mes. Entre ellos, está José Víctor Salazar, de 28 años, quien resultó quemado en Altamira.
> Se trata de "combatientes" que, sin salir de la categoría de "soldado-masa", tienen algún entrenamiento para asumir distintos roles y combinar formas de lucha. Pueden actuar como activistas políticos o sociales que protestan pacíficamente, gestores de redes sociales o como activistas urbanos que ejercen diversos grados de violencia para imponer el caos y la ingobernabilidad. Muchos de ellos tienen comportamientos antisociales como el descuartizador José Pérez Venta o antecedentes de consumo de drogas como se comprobó en 2014, tras el desmantelamiento de los campamentos.
>Enfrentar ese "soldado-masa", que no se convierte abiertamente en combatiente, tanto por los roles que adopta como por el hecho de ser presentado desde lo simbólico como un "muchacho de la Resistencia", es muy complejo en lo narrativo y en lo operativo.
Tomado de: Latabla.com