Una noticia tan buena como la de éste titular aún no ha ocurrido en esos términos concretos. Aunque un riguroso ejercicio de periodismo interpretativo permitiría concluir que decir eso no seria impreciso en lo absoluto.
El jueves pasado el jefe de Estado y de Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moros, anunció que quienes incurran en la usura de precios en referencia al precio del dólar paralelo serán detenidos y enjuiciados, dice textualmente una nota elaborada por la Prensa Presidencial.
"He dado la instrucción a Reverol _ministro del Poder Popular de Interior, Justicia y Paz_ para detenga a todo aquel a quienes pretenda aumentar los precios al pueblo basados en el precio de Dólar Today", destacó el mandatario.
Al respecto, especifico que toda persona "que quiere vender al precio terrorista de Miami", no solo será apresado, sino también pasará a ser enjuiciado por el delito cometido ante los tribunales correspondientes.
Ese, sin ninguna duda posible, es el caso de la "política de precios" de la cadena de supermercados Central Madeirense y en forma muy concreta con el arroz de mesa que ofrecen en venta en este momento y que desde el martes pasado comenzó a venderse en 17.500 bolívares. El precio inmediatamente anterior había sido de 14.000 bolívares.
Ese precio, el del arroz específicamente, es calculado, sin muchas complejidades en su algoritmo a la tasa ilegal que se hace pública a través de famosa página web que sustituye desde hace años al BCV. Es decir (en una disgreción didacticamente redundante) es una de esas estructuras del "gobierno paralelo" que viene intentando imponer la burguesía y sus aliados del capital transnacional.
Un kilo de arroz en los supermercados de Colombia tiene un costo actual de 3.000 pesos, lo que equivale a poco más de un dólar, no más de 1,05. Asi que un precio en Venezuela como el que viene fijando Central Madeirense está clara e innegablemente calculado con base en Dólar Today. Aunque no es necesario, pidanle y publiquen el algoritmo.
Lo cierto es que deberian estar presos antes de que termine este lunes 7 de agosto. Es un mandato presidencial directo.
¿O tendremos que perdirselo a la Asamblea Constituyente?
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¿Cómo contar la "historia de los precios" sin despojar del sentido narrativo a las categorías, los adjetivos y las etiquetas que usamos?
Nos da miedo contar y explicar porque es riesgoso desde distintas perspectivas.
Hay miedo a ser ridiculizado desde lo intelectual, sobre todo porque, a diferencia de la política, la economía es una materia reservada a los "especialistas". Y esa reificación del conocimiento transciende lo partidista o ideológico. Usted le va a creer más a Pasqualina Curcio o a Luis Salas que a mí.
Otra fuente de miedo es lo ideológico propiamente: si en algo han sido exitosos los restauuradores del neoliberalismo es en adoctrinar a la gente. Así pues, el obrero cuestiona los ajustes de salario por inflacionarios y paga comprensivamente los precios dolarizados del vendedor de sardinas. La culpa es de Maduro. Argumentar para rebatir eso es cuesta arriba.
Hay también temores que son legítimos. Aparte de que el miedo es libre, tanto o más que el mercado. Eso de andar "sapeando" a un bachaquero puede no ser un juego. No sólo porque efectivamente te pueden mandar a joder (que hay historias sobre eso), sino porque te va a dejar de vender. Y no se trata sólo del bachaquero callejero, sino de toda la estructura de distribución, pasando por el bodeguero hasta la gran corporación que recaba tus datos (incluida huella dactilar, cuentas bancarias y patrones de consumo) cada vez que pasas por una de sus cajas en cualquier lugar de país. Big data y big brother.
Y no puedo dejar de mencionar un temor muy eficaz: reportar o informar sobre alguna "anomalía" autorizada por el Estado. Eso abarca desde actuaciones abiertamente delictivas (otorgamiento de divisas y similares) hasta cosas tan "inocentes" como comprar cebada cervecera y entregársela al empresario que en lo propagandístico culpamos de la "guerra económica". A la hora de la verdad llegamos como la "furgoneta de la PTJ": a recoger el muerto para hacerle la autopsia.
Y hay que precisar que el temor no es a una represalia directa o indirecta, sino a que a lo mejor esa actuación "anómala" tenga una razón de ser y uno, como es ignorantes de las leyes de la economía y del proceso de transición al socialismo se pone a asumir posturas ultraizquierdistas.
Pero como esto venía por el lado de la narrativa de la guerra económica toca reconocer que no hemos contado nuestra historia y hemos dejado que todo lo cuente la burguesía y la derecha. No es una historia que sea facil y mucho menos atractiva de contar. Pero pasa que (al contrario de lo que dice) la historia no la cuentan los vencedores sino que los vencedores son los que han contado las mejores historias.
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El gobierno de Maduro desde su inicio ha estado bajo asedio desde lo político y militar, en forma muy específica. Hemos estado en guerra y en las guerras la prioridad es sobrevivir. La construccion o la reconstrucción es viable sólo en paz. O al menos en condiciones de estabilidad y una incertidumbre controlada.
La agenda de la guerra no sólo es una consecuencia de la conspiracion y de los ataques sino que mantenerla en el "top" es parte de los objetivos de la guerra.
Vean que ayer mismo el ataque mercenario y chapucero al Fuerte Paramacay volvió a desplazar el tema económico.
Y así ha pasado desde abril de 2013 con "la arrechera" de Capriles, en 2014 con "la salida" de Leopoldo, en 2015 con el "decreto de Obama" y las elecciones parlamentarias, en 2016 con el plan de seis meses para sacar a Maduro, y finalmente este 2017 no hay que agregar más.
Así nos tienen en lo personal y en lo colectivo en los distintos niveles.
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El objetivo de la burguesía es la captura de la riqueza nacional. Y para hacerlo ha demostrado que no importa el orden de los factores. Es tal cual como la multiplicación. O como los gatos, que láncelos como quiera, caen parados.
Hasta ahora venimos simplificando el relato reduciéndolo a que el problema de la economía venezolana está determinado por una burguesía comercial-importadora que historicamente se ha venido apoderando de la renta petrolera a traves del fraude importador. Y eso no es mentira sino que es mucho más complejo.
Sin salir del tema del comercio internacional podemos encontrar que ese mismo importador cadivista ladrón que se robó los dólares a 4,30 o 6,30 ahora se apodera de nuestros ingresos con los mismos dólares que se robó. (Inciso indispensable: ciertamente lo hizo con la complicidad de unos cuantos funcionarios que lo ayudaron, pero el ladrón, en definitiva, es él).
Ahora ese importador nos ha dicho, al menos desde mediados de 2016, que está bien, que él comprende que no hay divisas y que no nos preocupemos que el tiene unas "divisas propias" (así se llama burocraticamente) para traer lo que necesitemos. Eso si, al precio que él quiera, porque al fin y al cabo esos dólares son de él, porque al fin y al cabo se los cogió.
Así, "pasito a pasito", el Estado facilitó esas importaciones, modificó las regulaciones sanitarias para autorizarlas, redujo aranceles aduaneros y convirtió al Dólar Today en parte directa de la mesa. Y logró ese efecto no sólo para los alimentos importados sino para todos los nacionales también.
Si un kilo de arroz en los paises vecinos cuesta un dólar y el Central Madeirense lo vende en 18 mil bolívares no hay que revisar mucho para saber que tasa de cambio está usando.
El asunto está facilito. No tienen que irse a centenares de tiendas a revisarles el recálculo de precios. Con meter preso a uno o dos directivos de Central Madeirense y ajustar los precios de arroz con base en la tasa DICOM bastaría para que muchos comerciantes cojan la línea.