No le pregunto a El Aissami por el "Pollo" Carvajal, quien fuese hombre de confianza de Diosdado y como tal seguramente cercano al ahora vicepresidente, sino por el pollo, el ave que uno antes comía en abundancia, cuando aquí no habíamos hecho revolución. Le pregunto porque por esa ave y los cincuenta productos acordados, pareciera que quienes firmaron ese acuerdo a él le cogieron de guachafita como al mismo Jorge Arreaza.
Jorge Arreaza, siendo vicepresidente o mejor estando en el cargo que ahora ocupa El Aissami, intentó meter a los productores y comercializadores de huevos en el corral y al final, en medio del mismo, quedó él hecho una tortilla. Anunció precios acordados que nadie, empezando por los firmantes, respetó y lo peor, cada vez que hablaba del asunto, hacia sus reclamos a quienes con él se habían comprometido, le respondían con una subida más drástica. Pensé entonces muy mal, que eso lo hacían con Arreaza por que le habían visto la cara y pensaron a "este muchachito nosotros lo envolvemos". Porque en verdad y esto no significa que uno eso asegure, Arreaza no tiene pinta de negociar con probabilidades de salir ganando. En lo que me equivoqué, pues la verdad no es que la gente del gobierno sea inocente aunque cometa el error, empezando por el mismo presidente, sea crea relancina, sino que con quienes deben lidiar, como esa de los huevos y pollos, son unas lanzas y dispuestas a todo con tal de ganar en demasía. Eso de firmar un acuerdo y hasta dar la cara, pese el gobierno en su egocentrismo, no publicita sus nombres, no les compromete públicamente porque prefiere que en el ánimo colectiva perviva la idea que eso sólo fue idea y voluntad suya, y luego incumplirlo les trae sin cuidado. El capital es así, la ganancia se sobrepone a todo y no será un moralismo insulso lo que les detenga. Por eso firman a cambio de algo que no se publicita, lo agarran y luego hacen lo que les venga en gana y beneficie. Cuánto habrá que decir que buena parte de los empresarios son sobre todo piratas en acecho y a quienes no se les agua el ojo en el momento de meter espada y lanza hasta la cacha. Por eso, para negociar con ellos hay que ponerse en su ley y la cara que ellos pongan.
El Aissami firmó la célebre lista que llamaron, como en esas películas del "Agente cero-siete", P-50. Entre los cuales se incluyó carne de res y huevos. Pusieron unos precios que, tomando en cuenta los nuevos salarios, que todavía no estaban pagando, eran soportables. Al rompe, al día siguiente de la firma hubo un cable pelado con los distribuidores de los dos productos mencionados. Volvieron a reunirse y vino un nuevo acuerdo. Lo de la carne vamos a dejarlo a un lado, sin dejar de resaltar que la desaparecieron, pese le dieron todas la ventajas y la hacen aparecer para venderla a precios inaccesibles pese el nuevo salario.
Pero lo del pollo merece un comentario aparte. El Aissami no sólo se reunió particularmente con productores y distribuidores del producto, eso dice uno acogiéndose a lo que el gobierno informa, sino que montó un espectáculo informativo especial sobre los resultados de aquella reunión.
Si no recuerdo mal ratificó los precios acordados inicialmente y hasta dijo que la producción de pollo de ese momento era abundante y en los próximos días habría suficiente para exportar en grandes cantidades. O como dice el lenguaje coloquial, pollo habría para tirar para arriba.
Pero el pollo desapareció, o casi, del mercado nacional. No sé si como ofreció El Aissami, están exportando y eso imagino, porque quienes poseen la mercancía no se la van a comer. Además, eso no extraña, pues el gobierno ha dado muestras, como sucede con el pescado, que privilegia se exporte y no que el pueblo tenga acceso a él. Lo cierto es que juega al escondido, aparece y desaparece y donde usted le encuentra – no sé si llamarle afortunado – debe pagar una porción demasiado cuantiosa del salario, lo que para nada respeta lo acordado.
Por eso mi pregunta. El Aissami ¿Qué es del pollo? O ¿El pollo dónde está?
Esta circunstancia hace que uno reflexione sobre lo que acontece más allá del fenómeno económico mismo. ¿Es verdad que esos tipos se reúnen con el gobierno y acuerdan esas cosas? ¿Si no están en capacidad de cumplir, por las razones que sean, por qué firman? ¿Será que el gobierno firma con gente que no es la competente para sostener esos acuerdos? ¿Todo eso no es más que un espectáculo bufo? Hago esta pregunta porque con anterioridad, FEDENAGA dejó establecido el criterio que ese organismo empresarial de los ganaderos no había participado en esas reuniones y menos firmado nada.
Todo lo anterior le lleva a uno a pensar –incluyo a Arreaza y los huevos- que los representantes del gobierno son malos negociadores, pues pareciera que escogen para firmar a acuerdos a gente que no tiene la debida competencia. Hasta es posible que los firmantes, no pertinentes para hacerlo, saquen alguna buena ventaja. De donde el gobierno y particularmente el pueblo pierden el chivo y hasta el mecate. Pero también que pareciera asistimos como público a un espectáculo diseñado para adormecernos y permitir que todo siga como viene.
Pese esos fracasos, pues la llamada P-50 los firmantes no la respetan, no hacen lo convenido y el gobierno parece haberse decidido a echarla al olvido, pues cree que su objetivo, el de correr la arruga, bajear al pueblo, adormecerle, ya fue alcanzado y ya vendrán otras cosas, sigue en las mismas. El Aissami, quizás por eso que pudiera tener de "marchante", sigue negociando con la piratería en la misma forma y estilo. Ahora acaba de firmar una lista, cosa curiosa también de 50 productos farmacéuticos. Hasta ahora, según quienes han acudido a las farmacias en busca de ellos, la respuesta es "a nosotros no nos han llegado esas medicinas". Pero las hay. Las que no son las de los precios establecidos en el acuerdo firmado.
Vamos a esperar por las medicinas, las acordadas y las por acordarse; la esperanza es lo último que se pierde. Aunque uno ya previene los resultados, pues ¿hay razón alguna para pensar que esta negociación no terminará igual que todas las anteriores?
Por eso, mientras lo de las medicinas termina y consolida su proceso, lo que nos obliga a esperar, uno si puede preguntar: ¿El Aissami dónde está el pollo? y ¿los huevos de precios acordados, dónde están?