Con la entrada en vigencia de la Reconversión Monetaria de 2018 y el Plan de Recuperación; en octubre 2018, el MPPPST, establece un conjunto de premisas sobre lo que sería una nueva Política Salarial, mediante un Memorando-Circular, remitido a todos los entes públicos. Como garante de los derechos laborales, el ministro Eduardo Piñate, establece un conjunto de lineamientos a seguir en el marco de la revisión constante de las contrataciones colectivas en el país, según instrucciones del propio Jefe de Estado. Se crea, la Comisión de Control y Seguimiento de las Convenciones Colectivas, en cumplimiento de una orden dada –públicamente- por el Hno. Presidente Nicolás Maduro, referente a discutir y aprobar todas las contrataciones colectivas del sector público. En dicho Memorando, el ministro Piñate, establece que: "La nueva política salarial conforma por tanto, una acción dentro de un programa orgánico e integral de políticas que persiguen la recuperación de la economía del país, dignificando el salario de los trabajadores y trabajadoras, cuyo ingreso mensual terminó pulverizado debido a los efectos de la guerra económica. Se persigue con este Programa, fortalecer el poder adquisitivo de los trabajadores, trabajadoras y sus núcleos familiares, lo que le permitirá vivir con dignidad y cubrir para sí y su familia las necesidades básicas materiales, sociales e intelectuales, tal como lo establece el artículo 91 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela…" Menos de un año después, en abril 2019, un nuevo Instructivo de Aplicación a Convenciones Colectivas en el Marco de la Reconversión para los trabajadores y trabajadoras de la Administración Pública, trae nuevo actores a tomar decisiones sobre el tema salarial, incorporando a la Vicepresidencia Ejecutiva, Económica, Planificación y MPPPST.
Y, con la llegada de estos nuevos actores, se inicia un proceso de regresión sustancial de beneficios contemplados en convenciones colectivas, que pulverizaron, en los hechos, dichas contrataciones colectivas, reduciéndolas a solo Salarios Tablas, en un proceso regresivo –totalmente- contrario al mandato Constitucional. No por casualidad, desde abril 2019, el Salario y las Pensiones, se han mantenido congeladas a una supuesta Unidad de Cuenta fijada a capricho por el BCV. Mientras, que las políticas de agresión económica de la burguesía comercial-importadora y el imperialismo, para pulverizar, en fin, volver nada, los Salarios y Pensiones, se han agudizado. De allí, nuestro llamado al Hno. Presidente Nicolás Maduro, a la justa rectificación pues la bonificación, mediante el Carnet de la Patria, de la actividad laboral, no solo que es inconstitucional y violatorio de la LOTTT, sino incluso de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de Naciones Unidas, leamos su Artículo 23.b: "Toda persona que trabaja tiene derecho a una remuneración equitativa y satisfactoria, que le asegure, así como a su familia, una existencia conforme a la dignidad humana y que será completada, en caso necesario, por cualesquiera otros medios de protección social". Si bien, esos otros medios de protección social existen, como pudieran ser los CLAP o los bonos de protección; la realidad es que los CLAP, en algunos hogares, apenas llegan una sola vez por mes, y en muchísimos otros, llegan cada cuatro meses. Y, en el caso de los bonos de protección, es harto conocido, que no todas y todos los carnetizados, están recibiendo dichos bonos. Por lo demás, promueve la improductividad del pueblo venezolano pues para qué trabajar-producir, si igual recibe los bonos de protección.
El caso de los bonos de protección o Salario Social para los trabajadores y trabajadoras de la Administración Pública y Privada, estimamos, debiera reconvertirse en bonos, cuya efectividad de que los reciba el trabajador o trabajadora, pensionado o pensionada, sea certera ¿Cómo? Reconvirtiendo, dichos bonos, en Beneficio de Alimentación y Beneficio de Transporte. Ambas bonificaciones, serían recibidas por el trabajador o trabajadora por su cuenta nómina y el pensionado o pensionada por su cuenta del IVSS. Quien no esté en ninguno de esos dos sistemas, obviamente, recibirá sus bonificaciones por el Carnet de la Patria. Es totalmente incongruente, el Gobierno Bolivariano, al seguir manteniendo un Beneficio de Alimentación de tan solo 25 mil Bs, que no alcanza siquiera para que un trabajador o trabajadora almuerce un plato de sopa, que, como mínimo en cualquier restaurante está por encima de los 30-50 mil Bs. Urge, rectificar el monto del Beneficio de Alimentación y añadir, una nueva bonificación de transporte, ante los reiterados incrementos de los pasajes, dolarizados como están. Se entiende, que los ministros, ministras y vicepresidentes, no conozcan esa realidad, acostumbrados a sus lujosas camionetas y escoltas, pero necesario es, una bonificación especial para garantizar que el trabajador o trabajadora arribe a su entidad de trabajo, sea pública o privada.
Presidente Nicolás, estos últimos cinco meses del presente año, han desmentido esa matriz neoliberal de que son los salarios los responsables de la inflación. Igualmente, aquella conseja también neoliberal, de que es la emisión monetaria la responsable de la inflación, en fin, como le llaman: el gasto público. Este bravo pueblo, se lo ha demostrado en su resistencia contra la más feroz e implacable ofensiva de los enemigos de la Patria: la burguesía comercial-importadora y los transportistas privados. Seguir manteniendo, los salarios y pensiones, congeladas y ancladas a una supuesta unidad de cuenta, inexistente, manejada a capricho por los directivos del BCV, no solo es inmoral y falto de justicia, sino contrarrevolucionario. El papa Pío XI (1931), en su encíclica, sentenciaba: "La preservación de la vida es deber de todos y cada uno, y no cumplir con él, es un crimen. Se sigue que cada uno tiene derecho a procurarse los medios para vivir; y los pobres no pueden procurarlos más que con trabajo y salario".
Usted, no puede seguir hablando de recuperación económica cuando en estos últimos cinco meses del año, lo que ha avanzado –velozmente- es la pobreza. Salarios, que no son tales pues apenas alcanzan para pagar pasajes, eso no es recuperación, es regresión, es indigencia. Es la vuelta a la cuarta república, a donde nos han conducido Fedecámaras, Consecomercio y Lorenzo Mendoza, con su guerra económica: "Desde 1978 hasta el presente, la evolución se ha dado en un sentido contrario, pues ininterrumpidamente el salario ha venido cayendo hasta llegar a ser un 25 por ciento inferior a los que fue su punto máximo. Este decrecimiento significa en el período una caída anual del 5,1 por ciento" (Baptista Asdrúbal, El salario real en Venezuela, 1968-1984, en Revista SIC, No. 474 (Abril 1985) pp. 148-149). Se trata, de un salario que no es ni siquiera el de la "simple humanidad", el que hablaba Adam Smith y los marginalistas, valga decir, una cantidad de dinero determinada por la oferta y la demanda, que marca la diferencia entre sobrevivir llevando una vida mediocre por falta de recursos o perecer por carecer de medio de vida suficientes. Nuestro llamado de atención, es a reivindicar la democracia Bolivariana, nuestra magna Constitución que, en su artículo 3, demanda como obligaciones del Estado Bolivariano: "El Estado tiene como fines esenciales la defensa y el desarrollo de la persona y el respeto a su dignidad, el ejercicio democrático de la voluntad popular, la construcción de una sociedad justa y amante de la paz, la promoción de la prosperidad y bienestar del pueblo y la garantía del cumplimiento de los principios, derechos y deberes reconocidos y consagrados en esta Constitución…" La Democracia, así definida, es un sistema de vida fundado en el constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo, y, no solamente una estructura jurídica y un régimen político.
Como conocedor de la historia de la hermana República Popular de China, debe estar al tanto que no fue, manteniendo salarios de esclavitud que China alcanzó su desarrollo industrial. Su alto desarrollo, obteniendo tasas de hasta dos dígitos, 12 por ciento anual entre 2000 y 2010, obedeció entre otras cosas a que los salarios promedios reales se triplicaron. Y, mucho tiene que ver ese alto nivel de desarrollo con el incesante aumento de los salarios de los trabajadores y trabajadoras, con el incremento sustancial de su calidad de vida. Venezuela, país que ha proclamado el Socialismo como objetivo supremo a construir, aún en las peores condiciones, como las que tenemos actualmente, no debe permitir condiciones de indigencia, tales como que nuestros trabajadores y trabajadoras, no reciban una remuneración justa por la contraprestación de sus servicios. "Una revolución que no revoluciona (permanentemente), involuciona o muere…"