El dólar paralelo cerró este miércoles por encima de 117 mil bolívares, "referente obligado", porque así lo imponen los especuladores, para todas las operaciones comerciales que realizamos, incluso de los productos alimenticios.
Lo que hace 4 días costaba 80 mil bolívares (un dólar), hoy cuesta 117 mil. Esta escalada de precios será insoportable para la masa trabajadora, los asalariados no podrán adquirir los productos básicos para su alimentación y los que trabajan de manera independiente menos, porque no están percibiendo ningún ingreso.
El Presidente Nicolás Maduro ha tomado medidas extremas para palear esta situación, a través de una mayor distribución de los claps, nuevos bonos y otros incentivos a todos los venezolanos, pero sabemos que con la economía prácticamente paralizada por la pandemia, sumada al bloqueo económico, nos ahoga aún más.
Esta situación económica del desplome de nuestra moneda, no la estamos viendo solo en Venezuela; entre las mayores economías de la región, los países más afectados por la depreciación de su moneda desde que comenzó la propagación del covid-19 son Brasil, Chile, México, Argentina, Perú y Colombia.
Las caídas se aceleran ante la fuga de capitales a destinos "más seguros" por la incertidumbre financiera que genera la enfermedad. Las monedas latinoamericanas han perdido valor en la medida que empeoran las perspectivas económicas; los inversores prefieren refugiar sus capitales en el dólar, en la medida que el brote se propaga y aumentan los temores sobre la crisis económica global.
A toda esta situación se suma la baja demanda del petróleo y los precios por el suelo, que están quebrando no solo nuestra economía, sino la de todos los países productores de petróleo.
Hace algunos días, comentamos el conflicto entre Rusia y Arabia Saudita, que decidieron abrir el chorro e inyectar más petróleo al mercado, lo que provocó una caída enorme de los precios; advertimos las consecuencias perjudiciales de ello, y este miércoles observamos a Rusia y todos los países de la OPEP, incluida Arabia Saudita, conversando sobre una reducción de la producción, para estabilizar los precios; cuyos acuerdos también aplaudió, por primera vez, el inefable Donald Trump, porque la producción de petróleo de USA, por la vía del fracking, es mucho más costoso que el método tradicional usado por los demás países.
Esta reducción de la producción petrolera será positiva para nuestra economía, pero no es suficiente, necesitamos urgentemente que nos desbloqueen, para poner en marcha los procesos productivos necesarios, con las limitaciones que nos impone la pandemia. Es un trabajo de todos, no solo de los venezolanos unidos, sino de todos los gobiernos de nuestro planeta, para poder emerger de esta crisis, que sabemos será más lenta que la iniciada en la reconstrucción de las naciones, luego de la segunda guerra mundial. ¡Nos unimos o sucumbimos, ante la pandemia y la crisis económica!.