"La anarquía económica de la sociedad capitalista tal como existe hoy es,
en mi opinión, la verdadera fuente del mal."
Albert Einstein
INTRODUCCIÓN
A continuación, se presenta un análisis crítico del debate sobre el salario en la Venezuela actual que se ha dado entre algunos economistas y expertos afectos a la revolución bolivariana, a fin de adentrarnos y proponer algunas alternativas viables en el marco de la búsqueda de nuevas ideas para detener esa falla económica estructural que es la continua pérdida del poder adquisitivo del salario de los trabajadores y del poder de compra de su unidad de referencia monetaria que es el bolívar.
Sólo son disertaciones sobre el salario, donde se toma como referencia los aportes dados por la Doctora Pascualina Cursio y el economista Constituyente Jesús Farias, a quienes respeto, defiendo y considero conocedores de la materia, a pesar que difiero en varias de sus aseveraciones sobre esa problemática que aqueja a nuestra población trabajadora desde tiempos de la Cuarte República hasta el día de hoy.
Antes que nada, sólo recordar que en el debate dialectico es muy necesario la TOLERANCIA INTELECTUAL, una condición para que del debate fluyan las mejores ideas que ayuden a superar la crisis que nos afecta a todos por igual. En ese sentido, nos referimos a la exigencia de reconocimiento de lo diferente en el marco de la unidad revolucionaria.
Finalmente, se hacen propuesta sobre algunas soluciones a la problemática estructural del salario en Venezuela.
TRIBULACIONES INVISIBLES: LA RESERVA FEDERAL Y SU DÓLAR
Y así comienzo de nuevo…
Los principales medios de comunicación internacional que dominan la segunda potencia económica, Estados Unidos y sus aliados europeos, se han encargado de posicionar ideas sobre una economía global basada en el manejo del dinero que ellos controlan: el dólar (64%) y el euro (20%).
En ese sentido, la gran preocupación de la Reserva Federal es mantener circulando (oferta monetaria global) la mayor cantidad de dólares en el planeta, que significa, que las reservas internacionales de los países contengan la mayor cantidad de esa divisa como ahorro nacional y como medio de pago dominante para mover el aparato productivo nacional, su comercio interno (importaciones) y externo (exportaciones).
Una vez que los Estados aceptan al dólar y al euro como principales moneda de circulación en sus territorios, comienza la dependencia y la sublevación económica hacia los centros de poder financieros, energéticos, de mercancías, de medicinas, alimentos, de créditos y armamentos vinculados al imperio estadounidense, alemán y británico.
Hasta los momentos, el resto del mundo sigue aceptando esa regla de juego monetaria para el funcionamiento económico actual. Incluso, China, Rusia y sus aliados en Asia, Medio Oriente y África siguen ese patrón monetario: utilizan el dólar y euro como patrón de intercambio para su comercio interno y externo.
Es por eso, que a escala global, todo se calcula, mayormente, en dólares o euros…
Hoy, la Reserva Federal de los Estados Unidos (de propiedad privada) imprime alrededor de 60 millones de dólares por minutos sin respaldo o garantías, a fin de inundar el planeta de dólares a través del financiamiento de sus gastos militares, diplomáticos (cooperativos y conflictivos) e inversiones transnacionales en todos los sectores económicos que dominan.
TRIBULACIONES VISIBLES: LA CONTINUA DEVALUACIÓN
La gran falla estructural de nuestra economía en los últimos 7 años ha sido la continua pérdida del poder adquisitivo del salario ocasionada por la pérdida del poder compra de la moneda oficial (el Bolívar) con respecto al dólar americano (devaluación o como le gusta a algunos políticos: ajuste cambiario).
Los venezolanos conocemos muy bien ese fenómeno económico de la devaluación de la moneda, porque venimos sufriéndolo todos los días desde el viernes negro en el año 1983.
TRISTE REALIDAD: ningún gobierno desde esa fecha hasta hoy día, ha hecho algo para detenerlo o equilibrar sus variaciones (in crescendo) con respecto al resto de las principales variables macroeconómicas, que muy bien, tanto la Doctora Pascualina Cursio como el Constituyente Jesús Farias, tocan como argumentos de sus escritos, entre ellas: PIB, salarios, subsidios, impuestos, inversión social, gasto público, créditos bancarios, deuda externa e interna, presupuesto nacional, ingresos petroleros (exportaciones), distribución de la riqueza, beneficios empresariales, entre otros.
Como vemos, uno de los elementos afectados desde siempre ha sido el salario, y ESO LO SABEN TODOS LOS TRABAJADORES VENEZOLANOS porque ha sido y sigue siendo parte de su esencia económica o condición de vida.
La lógica económica actual (2020) es la siguiente: El salario en Venezuela está determinado en bolívares por los ministerios del Trabajo, de Finanzas y el Banco Central de Venezuela, pero el tipo de cambio dominante es el dólar, que tanto el Gobierno, los empresarios y comerciantes informales aceptan como patrón de intercambio, de referencia y ahorro nacional (reservas internacionales). Entonces, ante la continua devaluación del bolívar (falla estructural), los trabajadores que cobran mensualmente sus salarios en bolívares, ven tristemente como su dinero ganado con su esfuerzo físico e intelectual (en el marco de la existencia de la división del trabajo smithiana y lucha de clases marxista) pierde poder de compra sin poder hacer nada.
En otras palabras, se empobrecen y no pueden hacer nada, porque ellos no determinan las variaciones proporcionales del valor o patrón de referencia internacional de su salario que es el dólar americano. Aquí entra la desesperanza, la desmotivación, el aguante y la resignación, que es el caldo de cultivo donde los políticos ofrecen una esperanza, una motivación, la resistencia y palabras de alientos A CAMBIO DE SU VOTO.
Realmente, desde una perspectiva existencialista, sigue siendo un escenario dantesco y un tanto dramático. Espero no se tomen estás palabras como una crítica en el sentido destructivo del sistema político imperante, que reconocemos actualmente está sometido con bloqueos y medidas coercitivas por los que dominan ese ENEMIGO OCULTO, que tanto nos ha hecho daño (por error u omisión) en los últimos cincuenta años.
DILEMA A RESOLVER POR LOS PLANIFICADORES ECONÓMICOS EN VENEZUELA
El dilema a resolver por los economistas revolucionarios y opositores que deseen mejorar la situación laboral en el país es cómo encontrar una fórmula económica (monetaria, laboral, cambiaria, bursátil, bancaria o fiscal), que dado las circunstancias actuales (pandemia global) y la existencia de una economía perturbada por dos factores externos determinantes, como son 1) el bloqueo y sanciones coercitivas imperiales y 2) el anclaje forzado de los vaivenes del dólar (paralelo y oficial), garanticen que el poder adquisitivo de la población trabajadora (votantes) no se esfume cada vez que el sistema cambiario (en su práctica cotidiana) devalúa la moneda referencial del salario venezolano que es el bolívar.
La teoría económica ha demostrado que los incrementos de precios inducidos desde el exterior (factores externos como aumento de los precios del petróleo o la manipulación cambiaria), someten a las economías a una gran tensión. Los casos de crisis petroleras entre 1973-75, 1982, 1990 y 2008 y sus efectos en la inflación estadounidense son casos típicos de estudio. En el caso de Venezuela (Monitor Dólar) y Argentina (Dólar Blue), también son casos de estudio de cómo se perturba una economía desde el exterior.
Asimismo, bastante se ha demostrado, que las crisis en el mundo se generan en los sistemas monetarios; y nuestros problemas económicos también son creados en ese mismo sistema. La praxis ha demostrado, que para que los negocios del mundo marchen debe haber una oferta monetaria suficiente para satisfacer la demanda de transacciones. Allí se ubica el origen del problema; es donde los responsables de las crisis financieras mundiales montan sus estrategias perturbadoras y las alteraciones o desequilibrios cambiarios y monetarios con fines de desestabilización económica. Por tanto, es allí donde hay que encontrar la solución a la crisis económica venezolana.
Es por eso, que la atención mundial gira en torno a la Reserva Federal y los Bancos Centrales; y la Doctora Cursio, de manera acertada, ve el problema donde debe ser: en el Banco Central de Venezuela.
En el caso nuestro, las respuestas parecieran ser: 1) Detener la subida del dólar (paralelo y oficial). 2) cambiar el patrón de cálculo del salario por otros distintos al bolívar. 3) Indexar el salario a las variaciones proporcionales del dólar (oficial y/o paralelo) o la inflación. O, 4) Poner a competir el dólar con otras divisas en nuestro mercado cambiario y monetario.
SI NO SE HACE ALGO DE ESO, DE SEGURO MUCHOS TRABAJADORES SEGUIRÁN INSATISFECHO POR LO QUE GANAN POR SU ESFUERZO LABORAL EN FUNCIÓN DE SACAR UN PAIS HACIA ADELANTE.
Lo cierto, es que la inflación es irreversible. Lo que puede revertirse son las secuelas sociales que genera en el tiempo, estimulando la Demanda Agregada Interna DA (Consumo + Inversión + Gasto público) a un ritmo mayor que la caída de la Oferta Agregada (PIB real). En el caso venezolano, últimamente, la Oferta Agregada ha sido afectada por el nivel de precios y las expectativas negativas empresariales producto de bloqueos y satanización imperial.
CONTRA ARGUMENTOS A LA VISIÓN SALARIAL DE LA DOCTORA CURSIO
Desde Adam Smith hasta los economistas de nuestros tiempos, se ha estudiado científicamente las causas de los progresos del trabajo, el orden económico mundial y los medios por donde su producto va distribuyéndose entre todas las clases de la sociedad. No obstante, la mayoría de los trabajadores observan a diario una consecuencia propia e inocultable del sistema capitalista: cómo genera mayores niveles de desigualdad en el tiempo.
Estamos de acuerdo con la Doctora Pascualina Cursio que la economía venezolana está perturbada. Que hoy nuestra economía es 50% menor que hace cinco años atrás y nuestras exportaciones petroleras han caído en más del 70% según cifras oficiales, una variable que históricamente representaba más del 93% de nuestras exportaciones y cerca del 60% de nuestros ingresos fiscales.
No está en discusión que lo anterior ha sido a causa del bloqueo, las medidas coercitivas, robo de nuestros activos petroleros en Estados Unidos, de parte de nuestro oro en Inglaterra, de la fuga de capital y la confiscación sin devolución de bienes monetarios y físicos incautados a corruptos prófugos en el exterior, por la caída de las inversiones extranjeras debido a la persecución financiera yanqui, y, finalmente, por las afectaciones a nuestra industria petrolera debido a las conspiraciones internas y corruptos. Situación que ha empeorado a causa de la hiperinflación inducida por los empresarios desde enero de 2017 hasta llevarla a 130.060% en 2018.
Una de las principales víctimas de esa situación han sido los trabajadores, que como bien lo reconoce la Doctora Cursio, el salario real ha caído 97% desde agosto de 2018, como consecuencia de lo que ella califica "economía criminal", que ha llenado los bolsillos de la burguesía mientras han pagado menores salarios en términos relativos, aumentando los niveles de desigualdad en Venezuela. Según ella, las cifras del BCV, indican que "en 2016 por cada bolívar destinado a la remuneración del salario iban a parar 21 a la cuenta del capitalista, lo que ya era una grosería, en 2017, porque esa razón pasó a ser 1 por 30." (1)
Luego demuestra, que "en 2017 la torta no solo era más pequeña, sino además contra toda razón o regla revolucionaria, léase disparate según la Real Academia Española, esa torta se repartió de manera más desigual. A la burguesía le tocaron 10 pedazos en vez de 7, a los asalariados 5 en lugar de 7 y al Estado 1 y no 2. En 2017, por cada bolívar destinado al asalariado, el burgués se apropió de 30 en lugar de los 8 que se embolsillaba en 2014." (2)
LA DESIGUALDAD SIN PROPUESTA CONCRETA PARA SU SOLUCIÓN
Esa dificultad que la Doctora Cursio ha CONFIRMADO utilizando las cifras del BCV no es otra cosa que la DESIGUALDAD generada también por el CAPITALISMO (DE ESTADO). ¿Descubriendo el agua tibia?
En su demostración empírica, no dice nada nuevo que los economistas no hayan dicho desde diferentes perspectivas y escuela económicas. Diría un jurado evaluador de tesis doctoral: ¡No hay investigación per sé, porque los resultados no arrojan un conocimiento nuevo a la ciencia o al debate de ideas; lo que hay es una confirmación o validación de un fenómeno ya teorizado por otro investigador!
En síntesis, ¿Qué está viendo con indignación la Doctora Cursio?: la FALLA ESTRUCTURAL DEL SISTEMA CAPITALISTA QUE ES LA DESIGUALDAD. ¿Qué le reclama a las autoridades gubernamentales en materia económica?: Que detengan el avance de la desigualdad en nuestro país. ¿Qué reclama el 80% del planeta?: Lo mismo. ¿Qué se debate en la Academia mundial de economía?: Cómo detenerlo. Pero, aún nadie ha encontrado una solución general para detener su ritmo de avance en el contexto de ese sistema dominante (capitalismo) o en el sistema socialista. Aquí está el dilema a resolver por economista u otros estudiosos de la materia.
La mayoría de los investigadores económicos coinciden que la desigualdad es un mal propio del sistema capitalista. Hoy día las proposiciones económicas se basan en razonamientos, no se hacen en un sentido abstracto. Cuyos razonamientos están precedidos de cálculos de los beneficios materiales que no percibe o se les apropia a la sociedad trabajadora en su conjunto.
En ese sentido, los economistas emergentes ya no realizan análisis sobre objetos inanimados o cálculos utilizando datos extemporáneos, como por ejemplo, tomar datos del 2018 para extrapolarlos o generalizarlos, sino sobre las condiciones humanas vigentes, sobre su condición material actual (por ejemplo, últimos 12 meses). Porque, de un día para otro cambian las condiciones materiales, tecnológicas, los modelos de negocios, los instrumentos monetarios, incluso, las condiciones sanitaria globales productos de pandemias como la actual.
Todas esas perturbaciones económicas afectan la calidad de vida, el poder de compra y el empleo en Venezuela. ¡Claro que esto genera expectativas negativas en los inversionistas, trabajadores calificados y a emprendedores! ¡Claro que aúpa que la gente salga del país en la búsqueda de un mejor escenario económico y social! ¡Claro que con la dolarización nos han venido invadiendo poco a poco e inundando el mercado interno de bienes y servicios de producto de importados por doquier!
No obstante, se sabe muy bien que los monopolios y grandes importadores de oficio (públicos y privados) siempre son pocos que controlan mucho y ganan mucho dinero a costa del salario que los trabajadores (públicos o privados) destinan para el consumo de bienes y servicios que estos ofrecen a precios que cada día aumentan más a un ritmo mayor que el salario integral.
A lo anterior se les une la especulación en el mercado de bienes de primera necesidad y consumo masivo que lo tienen anclado a los vaivenes y volatilidad del dólar paralelo. Y en esa dinámica, el Banco Central de Venezuela ha diseñado una estrategia de persecución del dólar paralelo para que no se incremente el diferencial y aúpe más la especulación cambiaria. A ese fenómeno yo lo llamo la "esquizofrenia cambiaria".
CURCIO Y SU ADVERSIÓN AL MONETARISMO
En uno de sus últimos escritos, la Doctora Curcio critica al BCV porque supuestamente viene impulsando estrategias monetaristas en los siguientes términos: "El gobierno está entrampado en el dogma monetarista". (…) "Son los mismos que están empeñados en equilibrar las cuentas fiscales superponiendo lo económico sobre lo social. Sugieren para ello recortar la inversión y el gasto público." (2)
Desde mi perspectiva, la estrategia del BCV no es "monetarista" en el sentido estricto de la palabra. Más bien es una estrategia fiscalista, de sobrevivencia, de multiplicar los pocos dólares que ingresan al fisco por más bolívares para inyectarlos a la economía y pagar sueldos y salarios, bonificaciones y subvenciones cada vez más devaluados por el dólar paralelo y la inflación que genera.
No sé si esa política del BCV es mejor o peor que ser monetarista. Pero lo cierto, es que cada vez que se devalúa ganan todos menos los trabajadores de manera individual o como ingreso familiar.
Sin embargo, vemos con buenos ojos, que el gobierno no recorta inversión social como usted lo asevera. Más bien observo que el presidente Nicolás Maduro y su gabinete económico hacen maromas financieras para hacerse de dinero que cubran el presupuesto nacional (gasto público) también devaluado, en un contexto de menos ingresos fiscales petroleros, menos impuestos (por recesión forzada por la pandemia) y menos aranceles de importación (arancel cero).
Vemos como mensualmente llegan las bolsas CLAP, llegan los bonos a millones de personas por el Sistema Patria, se mantiene la atención social a las reconocidas como víctimas de la guerra económica y el suministro a los adultos mayores de pañales, medicinas, bastones, sillas de ruedas, entre otros. Las Bases de Misiones siguen funcionando, siguen las proteínas subsidiadas fluyendo de manera recurrente. Asimismo, las bodegas mercales y sistemas de protección nutricional del gobierno revolucionario siguen llegando a los más vulnerables.
¿CÓMO SE FINANCIA ESO? De seguro no con las medidas monetaristas de Milton Friedman, que sugiere más bien recortar el gasto público en lo social en épocas de crisis, que el Estado es ineficiente a la hora de fomentar un crecimiento económico estable sin inflación y que la cantidad de dinero de la economía debe aumentar de manera estable con base en el crecimiento de la producción nacional.
No soy defensor del monetarismo, me ubico más en la escuela postkeynesiana, pero dado el contexto lleno de dificultades y con base en esa teoría económica descontextualizada, si el BCV estuviera aplicando las ideas monetaristas en su estricto cumplimiento teórico, entonces deberíamos tener cero volatilidad cambiaria, cero inflaciones, más producción y la cantidad de dinero no estaría aumentando en la economía. Y eso en realidad no es así en Venezuela, ni ha sido así en ninguna parte del mundo.
Desde mi perspectiva, el BCV está aplicando una política monetaria expansiva que contradice la teoría monetarista de origen estadounidense (Escuela de Chicago), que los economistas sabemos que es una teoría que ni siquiera en ese país lo aplican, porque la Reserva Federal vive diariamente emitiendo dinero inorgánico, es decir, inyectando cada vez más dólares para comprar el planeta entero con dinero sin respaldo.
Yo no sé si desde la Esquina de Carmelitas dicen lo que afirma la Doctora Cursio: "que es improcedente aumentar los salarios en la administración pública" (3), pero lo cierto es que no los veo entrampados en el dogma monetarista.
Veo que el calificativo "monetarista" suena más bien despectivo, en el entendido que el monetarismo es la base esencial del pensamiento neoliberal, una doctrina contraria a la impulsada por la revolución bolivariana en tiempos de Hugo Chávez Frías y Nicolás Maduro.
CONTRA ARGUMENTOS A LA VISIÓN DEL CONSTITUYENTE FARIAS
En su artículo Revolución, bloqueo, demagogia y salario, Jesús Farias (2020) justifica la política laboral actual con las siguientes palabras:
"En ese contexto, la causa fundamental de la pérdida de poder de compra del salario es la altísima inflación, precisamente, a causa de los efectos del bloqueo y potenciados por la especulación como rasgo estructural de nuestra economía." (4)
Un argumento un tanto básico en el entendido de que es obvia la relación directa e inversa (negativa) entre la inflación y el poder de compran del salario. ¡NO HAY NADA NUEVO EN ESA CONCLUSIÓN!
Luego, de una forma maniqueísta, como para salir del paso, justifica la regresión salarial progresiva y relativa en el tiempo de la siguiente manera:
"Es decir que, a pesar de tener un gobierno socialista con la mayor voluntad política e identificado plenamente con los intereses de los trabajadores, los salarios se han contraído dramáticamente." (…) "Es una patraña acusar al gobierno bolivariano de contener los salarios deliberadamente, beneficiar a los empresarios, haber provocado la ruina del país, acusaciones que lanzan al gobierno en medio de una especie de fuego cruzado de "izquierda" a derecha." (Ibídem).
Considero que es un discurso preelectoral parlamentario muy comprometedor, incluso innecesario, porque eso es precisamente lo que no quiere escuchar el elector ¡No hay tiempos para justificaciones! Al trabajador - votante hay que hablarle con la verdad y darle una pronta solución.
¡FARIAS, ÉSTA SON LAS VERDADES DEL MERCADO LABORAL VENEZOLANO PREELECTORAL!
Primera verdad: El mercado laboral venezolano no está regido por aquella política gubernamental tradicional del Estado rentista petrolero, paternalista y proteccionista, porque es obvio que actualmente el Estado revolucionario no cuenta con los ingresos fiscales suficientes como para financiar una sociedad opulenta como en los tiempos de CADIVI, ni mucho menos en tiempos de pandemia, recesión e inflación inducida.
Situación que se complica en el caso de la administración pública donde el Estado como patrón debe ofrecer un salario y remuneraciones justas y satisfactorias, para que la población laboral calificada o no calificada, se sienta motivada y no abandone puestos estratégicos que garantizan servicios públicos eficientes. Es un hecho concreto que la nómina estatal ha disminuido porque muchos no quieren trabajar para más bien financiar al Estado.
Segunda verdad: El salario mínimo decretado por el gobierno solo es un patrón de referencia, que en la realidad laboral venezolana no se aplica en ninguna parte, inclusive, ni en la propia administración pública, porque ¡ACTUALMENTE, CASI NADIE TRABAJA POR UN SUELDO MÍNIMO! Hoy día un cartón de huevos y medio kilo de queso rebasan el salario mínimo integral de 800.000 bolívares. Incluso, un almuerzo popular no baja de 800.000 bolívares.
Tercera verdad: En el sector privado nadie trabaja por menos de 15 dólares al mes, que al tipo de cambio oficial vigente al 06/08/2020 (265.597,91 bolívares) se aproxima a 4 millones de bolívares, casi cinco salarios mínimos oficial.
Hay empresas del sector calzado y textil al detal donde le pagan a un vendedor más de 50 dólares al mes, igual ocurre en muchas medianas empresas y algunas transnacionales que pagan por el orden de 200 dólares al mes. En empresas de alimentos al detal y al mayor los sueldos no bajan de 30 dólares para el personal despachador. Por tanto, hay que decirle la verdad al pueblo.
Cuarta verdad: La percepción laboral es que el gobierno no ha controlado aún a los especuladores y usureros en el mercado de bienes y servicios nacional y el efecto inmediato es que un aumento salarial representa más inflación y más impunidad económica.
Quinta verdad: El mercado laboral venezolano está liberado, valga decir, no está controlado por el Estado. Incluso, muchos trabajadores tiemblan por el solo hecho de escuchar que el gobierno pretende aumentar salarios por temor a que la inflación inducida se desate aún más.
En ese sentido, ese mercado está regido por una especie de libertad de oferta y demanda de mano de obra con base en las necesidades empresariales (con su principio explotador latente) y por lo que están dispuestos a cobrar los trabajadores por un mes de trabajo en una economía inflacionaria.
Sexta verdad: Nadie niega que las bolsas CLAP, ayudas económicas y otras bonificaciones de guerra del Estado, ayudan a paliar un poco la situación económica de nuestra población trabajadora, entre ellos, a los más vulnerable de la sociedad venezolana.
EL REALISMO MÁGICO Y LAS CONFESIONES TEMERARIAS DE JESÚS FARÍAS
Ante esas verdades de nuestra propia realidad salarial, camarada Farías, SERÍA TEMERARIO AFIRMAR A ESTAS ALTURAS que:
"La posibilidad real de aumento salarial de los trabajadores públicos y privados está determinada por los ingresos disponibles, la producción interna, la productividad, los patrones de distribución del ingreso, el financiamiento externo… y, obviamente, de la lucha de clases de los trabajadores."
¿Porque es temerario ese argumento?, porque realmente, la gente lo que quiere es que se detenga la inflación inducida, haya justicia contra los especuladores y manipuladores de oficio, que se le devuelva y se mantenga su poder de compra y que la preocupación actual (agosto de 2020) sea solo salvar su vida del coronavirus.
¿O es que se sigue obviando en los análisis antinflacionarios nuestra realidad empresarial dominada e intencionalmente distorsionada por los monopolios agremiados en Fedecámaras, Consecomercio, Venanchamp, Fedenaga y Fedeagro, entre otros?
¿Será que se sigue creyendo que cualquier aumento salarial no será inmediatamente pulverizado, captada y apropiada por las Empresas Polar como lo ha venido viene haciendo de manera impune todas las semanas desde el 2017, a través del incremento de los precios de sus productos de primera necesidad y consumo masivo? ¿Ese es el realismo mágico que determina nuestra economía? No perdamos el foco.
LA REALIDAD DE FARIAS Y SUS DESEOS PARA CON LOS TRABAJADORES
Con respecto a la crítica dura que el Constituyente Farías le hizo a la Doctora Cursio sobre el tema del aumento salarial en Venezuela, cito uno de sus argumentos, que desde mi perspectiva están un tanto difuso:
"Esta decisión no depende de los deseos, sino de las realidades y hay una con carácter determinante: el bloqueo ha colapsado los ingresos requeridos para el aumento salarial que se merecen los trabajadores. Esta es la causa fundamental que impide tan necesario aumento."
Con base en ese argumento, caben las siguientes preguntas a nuestro camarada Farías:
¿Será que él piensa que el bloqueo y agresiones imperiales contra la revolución bolivariana tienen un tiempo finito, para a partir de allí comenzar hacer los aumentos salariales que corresponda?
¿Será que él visualiza que los gringos nos darán tregua después que caiga Trump y nos levantarán el bloqueo?
¿Será que él piensa que los trabajadores están DESEOSOS de esperar todo el tiempo que sea necesario hasta que levanten el bloqueo, se acabe la guerra económica o aumenten los ingresos petroleros como para de nuevo poder disfrutar salarios mínimos por el orden de los 300 dólares mensuales?
Me imagino que Farias está dispuesto a esperar todo el tiempo necesario hasta que se incrementen los ingresos disponibles, la producción interna, los patrones de distribución del ingreso, que venga de nuevo el financiamiento externo, o cuando el éxito de los trabajadores en su lucha de clases sea un hecho concreto. Habría que preguntarle al resto de la clase obrera venezolana a ver qué piensa de eso.
LOS TRABAJADORES, UNA RENTA UNIVERSAL Y BONIFICACIONES: ESTÍMULO AL CONSUMO
Es raro que organismos internacionales que forman parte de la superestructura del sistema capitalista mundial estén discutiendo temas como el salario mínimo de subsistencia, la renta universal o el ingreso básico de emergencia. Por ejemplo, la Cepal, que para nada lo dirigen personas de tendencia socialistas, están haciendo propuestas como la aplicación de una renta universal como garantía para disminuir la desigualdad global.
Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la CEPAL, asevera lo siguiente: "La pandemia ha hecho visibles problemas estructurales del modelo económico y las carencias de los sistemas de protección social. Por ello, debemos avanzar hacia la creación de un Estado de bienestar con base en un nuevo pacto social que considere lo fiscal, lo social y lo productivo".
Es lógico pensar que implementar políticas universales, redistributivas y solidarias para atender a la población más vulnerable mantendrá reactivada cualquier sistema económico que lo aplique. Sería el bombeo constante del consumo interno y el mantenimiento de la vida de los continuos perdedores del modelo económico dominante actual que es el capitalismo.
Una propuesta como esa es viable solo si hay voluntad política de los gobiernos de invertir una parte de los recursos disponibles, ya menguados por la propia pandemia, para ayudar a la población más vulnerable a no morirse de hambre y a enfermarse debido a que no tienen como garantizar un salario mínimo de subsistencia.
La pandemia ha paralizado la economía mundial en términos generales, ha afectado el comercio, el turismo, el transporte, los servicios, el sistema bancario, etc., en fin, se ha afectado la producción de bienes y servicios en general, que se mide a través del Producto Interno Bruto de los países, y que hemos visto que ha caído fuertemente y se estima que esté por el orden del 5,2% para fin de este año.
Y uno de los elemento más afectado ha sido el empleo, y una persona sin un empleo formal o informal, que les permita un ingreso mínimo para consumir alimentos y nutrientes que les garanticen la vida en la tierra. Una situación que no solo afecta a la persona que está desempleada, sino a todas aquellas que dependen de él, su familia, niños, esposa y padres dependientes.
Una persona sin ingresos en el tiempo está predestinado a entrar en la pobreza extrema y con ello las consecuencias que genera, que es padecer de enfermedades debido a no contar de manera segura con alimentos y nutrientes mínimos de subsistencia. Incluso, en tiempos de pandemias como la del Covid-19, altamente contagiantes, esa situación se agrava, debido a que las personas que se salvan de Covid-19 son aquellas que tienen un sistema inmunológico fuerte, las defensas altas, y pueden soportar físicamente y recuperar de manera rápida.
Es por eso, que una política pública de subvenciones, de bonificaciones, transferencia gubernamentales o la aplicación de un SALARIO UNIVERSAL que compense los efectos excluyentes de un modelo económico mundial que prevalece el financiamiento de empresas, que genera desigualdad y no garantiza la subsistencia de más del 40% de la población mundial es una acción humana más allá que una acción económica. Y en tiempos de una pandemia global se justifica aún más.
SOLUCIONES AL DILEMA SALARIAL VENEZOLANO
La solución laboral en nuestro país pasa por lo siguiente: Primero, por un acuerdo gubernamental y empresarial de reconocimiento de los derechos laborales. Segundo, por una estabilidad cambiaria. Tercero, por la aplicación justa de las leyes económicas contra las mafias empresariales; y, Cuarto, por un contrato social que garantice que cualquier vaivén del dólar, y en efecto, de los precios de bienes y servicios de primera necesidad, el trabajador va a mantener su poder de compra real en el tiempo. Son soluciones que veremos más adelante con más detenimiento.
Allí están los dilemas a resolver por los políticos desde el Parlamento Nacional y/o la Asamblea Nacional Constituyente. ¿Quién le pondrá el cascabel al gato? ¿Qué político tendrá las agallas de enfrentarse a la realidad económica y a esos elementos perturbadores, que evidentemente requieren de mucha voluntad política?
PRIMERA PROPUESTA SALARIAL:
UN PACTO SOCIAL QUE LE DEVUELVA LA DIGNIDAD AL TRABAJADOR
La dinámica del sistema dominante ha sido muy estudiada por intelectuales de tendencias capitalistas y socialistas desde el siglo XVI hasta la fecha. A lo largo de esos años, muchos representantes de la burguesía han deseado mitigar las injusticias sociales y desigualdades que genera ese sistema.
Otros como los comunistas, plantearon la toma del poder estatal para detener el avance desigual, expropiando a los ricos y nacionalizando todas las empresas. Engels en el Manifiesto Comunista (1883:4), insistía en la tesis de Marx, de ver la sociedad como una lucha de clase. Era una mirada de la realidad que lejos de buscar una solución coordinada, armoniosa con los dueños del capital, más bien creó antagonismo entre los hombres, creó una línea de pensamiento entre los ricos y los pobres, entre los fuertes y los débiles, entre los estudiosos y los no estudiosos, entre los emprendedores y los que decidieron ser trabajadores.
Porque, indistintamente de los matices ideológicos, ambos sistemas realmente lo que hicieron, en cierto modo, fue garantizar la perduración de la sociedad burguesa y la utilización de los obreros para multiplicar sus capitales.
Es por lo anterior, que se plantea realizar un debate parlamentario, constituyente, nacional, intergubernamental, de movimientos sindicales y sociales, gremios empresariales, de partidos políticos, de grupos de opiniones, academias y universidades, sobre la búsqueda de una economía más complementaria en función de resarcir el daño causado a los trabajadores venezolanos en los últimos años.
El objetivo central es generar una propuesta nación que cambie la relación en la forma de distribución de los beneficios del capital. Es buscar revertir esa cultura o visión inoculada por los teóricos de la economía desde el siglo XVI, que nos han hecho creer que el comportamiento natural del ser humano que no es rico, que nació sin una herencia o que no posee capitales, está predestinado de por vida a someterse a todas las exigencias del capitalista a cambio de un salario.
De esa forma se estaría revirtiendo la aceptación común o casi universal que criticó Marx en 1844, sobre que "el obrero no tenía necesariamente que ganar con la ganancia del capitalista, pero necesariamente siempre pierde con él". Esa acepción es como una condición de vida, que ha condenado a la mayoría de los seres humanos que no nacieron para ser capitalistas o terratenientes a vivir por siempre sometidos a ellos por los siglos de los siglos.
En tal sentido, hay que generar un método, de pacto social o contrato social, que conlleve a que el obrero reciba como retribución por su esfuerzo al proceso productivo, por generar crecimiento económico y riquezas colectivas, una proporción de la ganancia del capital y de las rentas del terrateniente que se obtiene en dichos procesos.
Más bien, hay que superar la acepción y anacronismo cultural de ver la oferta de trabajo a cambio de un salario.
Una sociedad post-capitalista debe plantearse superar ese modo cultural. Por tanto, el obrero debe corresponderle parte de la ganancia que le corresponde al capitalista y terrateniente por el simple hecho de incorporarlo o invitarlo a ser parte de un proceso de capitalización, multiplicación del capital o generación de riqueza material, que se alcanzaría por medio de un acuerdo social.
Finalmente, una propuesta como ésta dejaría a un lado la tesis marxista que si la sociedad está en descenso el obrero es el que más sufre, porque ahora realmente sufrirían en la misma proporción que le corresponda de los beneficios o creación de riqueza social que genera por medio de su vinculación con el capitalista y el terrateniente en un proceso productivo.
SEGUNDA PROPUESTA:
INDEXACIÓN DEL SALARIO MÍNIMO SEMANALMENTE
Para blindar nuestra economía de los vaivenes del mercado paralelo y que proteja el consumo nacional (relacionado con el poder adquisitivo del trabajador), el empleo productivo, la inversión y la política fiscal por la vía impositiva, es necesario indexar el salario mínimo semanalmente sobre la base del comportamiento del dólar paralelo.
Es una estrategia económica para que los manipuladores de precios y especuladores cambiarios no vuelvan afectar los intereses de los trabajadores, que debe enmarcarse en la aprobación de un Decreto Ley Constituyente de Indexación del Salario Mínimo.
Si aumenta el dólar paralelo 10%, se aumenta el dólar oficial en una relación casi que cercana a 10% (como lo ha venido haciendo el BCV últimamente), así mismo, deben aumentarse en la misma semana las remuneraciones de los trabajadores en 10%.
En ese orden de ideas, si el dólar paralelo capitaliza a los especuladores cambiarios de oficio, al mismo tiempo se capitaliza el gobierno (se multiplican sus dólares en el BCV y el fisco nacional), y finalmente, también se capitaliza el poder adquisitivo del trabajador venezolano. Nadie pierde, todos ganan de manera relativa y proporcional.
No puede seguir dejándose rezagada a las familias venezolanas en el proceso de capitalización forzada e inducida por los agentes externos y conspirativos que buscan generar insatisfacción social a fin de motivar la implosión social. Ciertamente, el venezolano ha preferido migrar pasivamente y forzar una economía basada en las remesas familiares antes de querer impulsar la implosión social que cause muertes y destrucción masiva.
FUENTES:
Correo: agiussepe@gmail.com