¡Acabaron con la pensión y un ex-adeco reflexiona!

"El recuerdo, como una vela, brilla más en Navidad."

Charles Dickens

 

La mañana de un viernes, me conseguí en una cola de un centro comercial, donde funciona una sede bancaria, a un amigo de muchos años cobrando la pensión, pero con pensamiento político muy distante: él era un adeco, que no podía ocultarlo, ni siquiera al empezar a rememorar el pasado, porque parecía sentirse aplaudiendo a Rómulo Betancourt, cuando lanzó su chillona expresión ¡Adeco, es adeco, hasta que se muere!

Al salir de la entidad bancaria se me acercó contando los billetes, con el rostro alegre, como un niño con su chupeta en la boca; para ese entonces la asignación andaba por los 22 mil bs. Abrí la conversación, buscando exagerar la realidad, para saber lo que pensaba en ese momento. ¡A buen bojote de billetes! Solamente le escuché decir con la misma satisfacción del que, siente lo dulce y no quiere perder la sensación ¿Hasta cuándo durará esto? Para luego despedirse con una expresión, que no olvidó y sirve, como apoyo para aclararles a muchas personas el trabajo del imperialismo, y sus aliados criollos con el dólar; al acabar con la alegría en muy poco tiempo ¡Esto me resuelve muchas cosas; lo que no hizo ni AD ni COPEY!

Por mi parte, con ese monto me alcanzaba para hacerle servicio a dos cacharros viejos, al de mi compañera de vida, y el mío, y todavía quedaba para realizar algunas compras pequeñas. Y un vecino –para variar adeco–pero con otro sentido de la vida, porque no perdía el tiempo para amargarse el rato por vivir; apenas cobraba salía a cancelar una cuenta, que iba acumulando en una venta de licores, y de paso terminaba echándose otras frías.

Esta pensión despertaba y movilizaba a media Venezuela. No había ciudad o población con sedes bancarias, donde la pagan, que se amontonaran los beneficiarios, desde muy temprano en la madrugada e incluso algunos se agolpaban el día anterior para cobrar, y eran tantos los comentarios de los opositores despreciando el beneficio oportuno otorgado por el gobierno, que terminaron por callar y arrimarse disimuladamente, porque algo les solucionaba en medio de la crisis y la inflación, que desbocadamente atropella a todos por igual.

El pasado jueves, me conseguí en un bodega al amigo, con quien compartí en la entidad bancaria, después de 4 o 5 años, porque, desde aquel momento prácticamente había desaparecido. Apenas lo vi, le lance una pregunta para saber su estado de ánimo ¡Ya cobraste la pensión! Después de encender un cigarrillo, e inhalar una buena bocarada de humo, como si, esto sirviera para estimular el habla, empezó a descargar todo lo que sentía, cuando prácticamente la crisis acabó a través del dólar, dejando una caricatura de la pensión que no alcanza para complacer el antojo de un niño. La reflexión muy conocida ¡Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde! es una lección eterna, y necesaria, más en estos momentos, cuando muchas personas empiezan a despertar en medio de la pandemia, y se encuentran con una realidad, que ni siquiera en sueños se la imaginaban, pero el amigo aclaró con pocas palabras: "La pensión me ha servido para cambiar de parecer, y hoy a los 68 años no me engañan, y de adeco me queda mi esposa, quien era una furibunda adeca, hasta en el vestir, y todavía se le salen recuerdos de ese pasado muy engañoso creado por el petróleo"

La conversación me sirvió para hacerle algunas explicaciones, pero dejándole margen para sus opiniones, y entre algunas preguntas necesarias y oportunas, no faltaron las respuestas ¿Qué sería de este país, si el gobierno de los Estados Unidos, no se hubiera ensañado contra el gobierno de Chávez, y después aplicaron ese bloqueo criminal contra el presidente Maduro? ¿Te imaginas este país, comercializando con los demás países? A la primera pregunta, respondió de manera muy titubeante ¡No me imaginó, que sería, pero en lo que si estoy seguro, es que acabaron con la pensión, porque todo es en dólares, y la pensión la pagan en bolívares, más devaluados que la lengua de mi suegra!. La respuesta a la segunda interrogante, fue muy clara sin dejar ninguna duda, alzando la voz, como si lo estuvieran impulsando a responder ¡Nos bloquearon con la comida y los medicamentos, y eso no se le perdona a nadie; ni siquiera a la familia, todo por sacar a Maduro, y quien apoye eso, es un verdadero hijo e´ puta! Se marchó, no sin antes dejar una muestra de satisfacción ¡Menos mal, que hace rato me aparte de la manada!



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Narciso Torrealba


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