Detrás de la indexación salarial hay un mundo nuevo

La clase trabajadora venezolana está obligada a visualizar dentro de su objetivo histórico, que conquistar la indexación salarial significaría anotarse una victoria, y esa victoria aunque parcial , es una victoria estratégica ya que la misma repercutiría en un mayor empuje y continuidad en el avance hacia un objetivo superior, el cual no es otro que hacer la revolucion democrática popular de liberación nacional, para poder construir un estado que gravite en las lógicas del mundo del trabajo emparentado a una sociedad fundamentada en el valor de uso. La clase trabajadora no tiene más opción que construir un estado que esté bajo su control político, esta es la única herramienta que le permitirá liberarse de las relaciones de dominación y explotación capitalistas, y una vez cumplida con esta ineludible tarea dedicarse luego a organizar una sociedad más democrática y justa. .

En otras palabras, la lucha por la indexación salarial posee, en esencia, como cualquier otro fenómeno de la realidad, un velo que hace borrosa la verdadera realidad y por lo tanto la ciencia de la liberación debe ponerla en claro, porque su esclarecimiento contiene un significado de mucha importancia histórica para los trabajadores y trabajadoras venezolanas, pues forma parte de una lucha más grande, la lucha por la liberación política y cultural de toda la sociedad venezolana.

A la lucha por la indexación salarial no se puede ir entonces obnubilado, como tonto útil o megáfono de consignas oportunistas y politiqueras esgrimidas por las mismas burocracias sindicales apéndices de los partidos de la oposición de derecha - que en el caso venezolano su objetivo no es transformar nada, y todo su programa se reduce a sacar a maduro para colocar a uno igual o peor llevando acabo el mismo plan de desastre-, es que la indexación salarial esta lejos de reducirse a ser una simple reivindicación economicista. Lo correcto sería leerla e interpretarla como potencial portadora de un nuevo paradigma de sociedad, ya que al mismo tiempo que cuestiona el modelo capitalista explotador propone superarlo por un modelo social radicalmente distinto, una propuesta enriquecida por la construcción de otro mundo en el cual se elimine la explotación del hombre por el hombre, un modelo amoldado a las propias necesidades físicas y espirituales del pueblo trabajador, que erija la planificación como un proceso consciente, de amplia participación y protagonismo popular como la ley fundamental de la producción de bienes y servicios destinados a satisfacer las necesidades reales de la población, además, la construcción de un modelo de vida donde se sienten las bases para la organización institucional de un nuevo estado; el estado comunal del pueblo trabajador, y un largo etcétera de nuevas realidades anticapitalistas.

Es por eso que lograr la indexación salarial significaría lograr dar dos pasos adelante en la construcción de un estado y una sociedad de nuevo tipo democrático-igualitario bajo la conducción política de la clase trabajadora, de los Condenados de la Tierra, y eso lo saben muy bien las clases políticas burguesas parasitarias representadas en el madurismo-fedecámaras-oposición de derecha. De allí su vehemente negativa por aceptar la indexación salarial, estos capitalistas explotadores conocen perfectamente que el salario es ante todo un problema de naturaleza política, que a través del salario se redistribuye la riqueza de una sociedad concreta, pero también se redistribuye el poder, porque el que posea la propiedad sobre el estado, como principal instrumento de producción de poder político en Venezuela es quien más poder tiene sobre la sociedad, por lo tanto, estas clases burguesas parasitarias y orgiásticas, si de algo están plenamente conscientes; es que no deben ceder a las demandas de los trabajadores venezolanos, porque demostrar tal debilidad política significaría poner en peligro su posición de clase dominante, por consiguiente estarían en riesgo sus lujos y orgías.

Interpretadas de esta manera las cosas, los trabajadores y las trabajadoras venezolanas tienen la responsabilidad histórica de elevar al máximo tanto su voluntad de luchar como su conciencia científica de clase, desplegar toda la ética de la liberación de la que puedan ser capaces, juntar todas sus fuerzas como clase social, de tejer un amplio frente nacional de los trabajadores venezolanos basados en un programa de liberación social y nacional. Desechar la ilusión de que algún salvador vendrá en su auxilio, dedicarse con urgencia a construir su propia organización política de clase y reunir en el seno de la misma a todos los empobrecidos por el capitalismo del madurismo-fedecámaras-oposición de derecha. Y extender la unidad a todas las fuerzas democráticas nacionalistas y revolucionarias, a los verdaderos cristianos, a los ateos, al creyente y no creyente, a todo hombre y mujer que anhele, sueñe y quiera trabajar para construir un mundo mejor donde no exista la desigualdad.

Hoy existen en Venezuela, un conjunto de organizaciones con las características pertinentes para desarrollar un plan de trabajo que tenga como objetivo central la unidad del pueblo. Las hay y no deberían perder más tiempo en trazarse la meta inmediata de construir ese gran frente nacional de los trabajadores, están dadas las clásicas condiciones objetivas y subjetivas para lograrlo, porque al gobierno no lo quiere nadie y el pueblo quiere conseguir ya una solución a su dramática y desastrosa situación. No obstante estas condiciones favorables, debe evitarse que asimismo las clásicas manías y vicios divisionistas nos vuelvan a desunir, porque el pueblo sólo está a la espera de ese instrumento.

El desafío entonces está planteado y es poner en el escenario nacional la presencia de un actor fuerte del poder popular que se ponga en marcha y despliegue un programa concreto con el cual se identifiquen todas las fuerzas sociales transformadoras. La construcción de hegemonía popular es vital para detener y anular el avance del neoliberalismo que se implementa a través de la políticas públicas de la alianza madurismo-fedecámaras- oposición de derecha. El nuevo bloque histórico popular debe disputarle al capital en el terreno cultural el sentido común del pueblo y desarrollar nuevos valores que conquisten el corazón y la cabeza y la práctica de las y los trabajadores.


 



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Arnaldo Aguilar Dorta


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