Todos los caminos de la recuperación económica arrancan con el salario

La ideología monetarista del equipo económico del Gobierno le está haciendo un daño muy grande a la sociedad venezolana en su conjunto y por ende a la gestión del presidente Nicolás Maduro.

Ese empeño contumaz de sacrificar a los trabajadores por una concepción a todas luces equivocada está conduciendo al país a convertirse en una sociedad de castas, como en la India.

Como dije antes, la concepción monetarista de la inflación afecta a toda la sociedad venezolana: por un lado, los trabajadores ven sus salarios congelados, y así va desapareciendo la categoría "salario" en la medida que la inflación sigue a paso de vencedores; y por otra parte, los pequeños y medianos productores y comerciantes tratando de sobrevivir en un mercado con una demanda muy limitada.

Los hijos de la mayoría de los venezolanos están viendo clases de dos a tres veces a la semana; un par de horas cada clase – le es muy difícil a los educadores cumplir horarios y cubrir sus necesidades elementales con el salario que devengan - . Eso conducirá, en menos de una década, a que los hijos de la mayoría de los venezolanos no podrán competir en el mercado laboral con los hijos de la clase alta y media alta; pero peor aún, eso va a impedir que nuestro país alcance un mejor nivel de desarrollo económico y social, en plena era del conocimiento.

Cada vez la brecha entre ricos y pobres se ensancha – aun con crecimiento económico -. Es muy importante entender que el crecimiento económico no supone una mejora en el nivel de vida de la población en general, ya que el crecimiento se mide por la variación del Producto Interno Bruto (PIB) y el PIB se mide sumando el consumo de las familias más la inversión de las empresas, más en gasto público, más las exportaciones menos las importaciones. Vale decir, el PIB muestra un volumen de precios que fueron pagados por los distintos agentes económicos, con lo cual podemos llegar a la conclusión de que el PIB no mide todo lo que se produjo en el período que fue medido – porque en ese período no se agotaron los bienes y servicio ofertados -. Tampoco mide, como ya dijimos, los niveles de satisfacción de las necesidades de la población en general, porque al abrirse más la brecha entre ricos y pobres ocurre que una pequeña porción de la población puede triplicar sus gastos y mientras la mayoría baja a la mitad su consumo y aún así se refleje un crecimiento en el PIB.

Deberíamos medir el éxito de las políticas económicas en virtud del coeficiente de Gini; es decir, por los niveles de ingresos de la población o niveles de desigualdad entre las distintas clases de la sociedad venezolana.

El monetarismo es sólo una visión (transformada en un dogma cuasi religioso) de una corriente del pensamiento económico, cuyo gurú es Milton Friedman, cuya fama se debe a la cruzada anticomunista de Margaret Thatcher y Ronald Reagan. Milton Friedman fue realmente un gran apologista del robo que esconde la inflación.

Existen muchas corrientes del pensamiento económico que rebaten científicamente los postulados del pensamiento neoliberal.

Hay que debatir para salvar al país.

La descalificación a priori y el insulto sólo genera mayores confrontaciones y aleja la posibilidad de encontrar una solución permanente a nuestros problemas.

Aunque el problema no es sólo cambiar de política económica, sino de colocar en la ejecución de las nuevas políticas a personas que crean en las nuevas políticas; porque si las nuevas políticas económicas las ejecutan (por órdenes superiores) los feligreses del párroco Friedman, obviamente harán lo posible para que fracase la nueva política: como ocurrió con el Petro y con la indexación salarial que el presidente Maduro intentó en agosto del 2018.

Finalmente, lo cierto es que para que tenga éxito cualquier política encaminada a hacer crecer y desarrollarse la economía nacional, con bienestar para el pueblo, el primer paso necesario es mejorar sustancialmente los SALARIOS (no sólo los ingresos) y protegerlos con la indexación, mientras siga la guerra en contra de nuestro país.

Pero si no quieren discutir las políticas económicas, al menos que alguien explique en qué consisten las actuales políticas económicas; el porqué consideran que son exitosas y en cuánto tiempo estiman que se puedan ver los resultados esperados, por lo menos para saber a qué atenernos.



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Juan Carlos Valdez


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