A continuación se presenta un análisis económico desde una perspectiva postkeynesiana, que busca ofrecer una visión integral de los principales problemas económicos que enfrenta la sociedad mundial en 2024, con énfasis en la necesidad de un cambio estructural hacia una economía más inclusiva y sostenible.
El pensamiento postkeynesiano, enfatiza en la importancia de la demanda agregada, la intervención estatal y el rol de las instituciones en el desarrollo económico, estos problemas requieren un enfoque detallado y crítico para entender sus implicaciones y posibles soluciones.
Desafíos globales
La economía mundial enfrenta en 2024 una serie de desafíos que reflejan las profundas transformaciones estructurales y las tensiones inherentes a un sistema capitalista en constante evolución.
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Estancamiento Secular: La economía global está enfrentando un estancamiento secular, un concepto planteado por economistas como Larry Summers, donde el crecimiento económico a largo plazo es insuficiente para generar un nivel adecuado de demanda. Esto se ve agravado por la falta de inversión productiva y un exceso de ahorro, lo que limita la capacidad de recuperación de las economías avanzadas.
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Desigualdad de Ingresos: Uno de los problemas más visibles es el aumento de la desigualdad en la distribución del ingreso. Desde una perspectiva postkeynesiana, este fenómeno no solo es moralmente cuestionable, sino que también disminuye la demanda agregada al concentrar los ingresos en manos de los más ricos, quienes tienden a ahorrar en lugar de consumir. La concentración del ingreso ha debilitado el crecimiento, especialmente en economías desarrolladas.
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Falta de Inversión Pública: La austeridad fiscal que han adoptado muchas economías, especialmente en Europa y América Latina, ha reducido la inversión pública en infraestructura y servicios esenciales. Según la teoría postkeynesiana, el papel del estado es fundamental para estimular la demanda a través del gasto público, especialmente en tiempos de crisis o bajo crecimiento.
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Crisis del Empleo: A pesar de los avances tecnológicos, la creación de empleo no ha sido suficiente para absorber a la creciente fuerza laboral. La automatización y la digitalización están desplazando trabajos, lo que, si bien aumenta la productividad, está creando un problema estructural de desempleo y subempleo que el mercado no puede resolver por sí solo sin la intervención del estado.
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Inflación y Políticas Monetarias Restrictivas: Las políticas monetarias restrictivas que muchos bancos centrales han adoptado para controlar la inflación, en gran parte derivada de las interrupciones en las cadenas de suministro, están afectando negativamente la demanda agregada. En lugar de enfocarse en políticas que promuevan la inversión y el empleo, se está priorizando la estabilidad de precios a corto plazo, lo que podría llevar a una recesión global.
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Deuda Global: La deuda pública y privada sigue en aumento, especialmente en economías emergentes, lo que limita la capacidad de los gobiernos para llevar a cabo políticas fiscales expansivas. La deuda soberana, particularmente en los países más pobres, está llegando a niveles insostenibles, lo que podría desencadenar una crisis financiera global si no se implementan medidas de alivio de deuda.
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Crisis Energética: La transición energética hacia fuentes renovables ha sido más lenta de lo necesario para mitigar los efectos del cambio climático, lo que está afectando tanto a la oferta como a la demanda de energía. Esto ha generado volatilidad en los precios de los combustibles fósiles, que siguen siendo predominantes, afectando a las economías dependientes de la energía importada.
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Cambios Demográficos: El envejecimiento de la población en economías avanzadas como Japón y muchos países europeos está reduciendo la fuerza laboral disponible y aumentando la presión sobre los sistemas de pensiones y salud. Sin una reforma estructural adecuada, la sostenibilidad de estos sistemas es cuestionable, lo que a su vez afecta la estabilidad macroeconómica.
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Crisis del Multilateralismo: La fragmentación del orden económico mundial, con el debilitamiento de instituciones como la Organización Mundial del Comercio (OMC) y el aumento del proteccionismo, está erosionando las bases del comercio global. Las tensiones geopolíticas, como las tensiones entre EE.UU. y China, están acelerando la fragmentación de las cadenas de suministro globales, lo que afecta la eficiencia productiva y la estabilidad del comercio internacional.
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Desafíos Ambientales y Cambio Climático: El cambio climático es quizás el desafío más crítico a largo plazo para la economía global. Desde una perspectiva postkeynesiana, la intervención estatal es crucial para mitigar sus efectos, ya que el mercado no tiene los incentivos adecuados para reducir las emisiones de carbono ni para adaptarse a los cambios ambientales.
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Tecnología y Productividad: Aunque los avances tecnológicos están transformando industrias, la productividad global ha crecido a un ritmo más lento de lo esperado. Parte de esto se debe a la falta de inversión en capital humano y la incapacidad de muchas economías para integrar nuevas tecnologías de manera equitativa.
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Fragilidad Financiera: Los mercados financieros se han vuelto cada vez más inestables debido a la especulación y la desregulación. La alta volatilidad en los precios de los activos financieros, como las criptomonedas y los derivados, genera incertidumbre en la economía real y aumenta el riesgo de una nueva crisis financiera.
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Falta de Coordinación Internacional: A medida que las economías se vuelven más interdependientes, la falta de coordinación en la política económica internacional se ha convertido en un problema importante. Las políticas proteccionistas y la competencia desleal están creando tensiones que obstaculizan la cooperación en temas cruciales como la deuda, el comercio y la regulación financiera.
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Problemas de Soberanía Alimentaria: La guerra en Ucrania ha puesto de relieve la vulnerabilidad de muchas economías en cuanto a su suministro de alimentos. La interrupción de las exportaciones agrícolas ha exacerbado la inflación de los precios de los alimentos y aumentado la inseguridad alimentaria, particularmente en regiones dependientes de las importaciones.
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Refugiados y Migración Económica: Las crisis económicas, combinadas con conflictos y desastres climáticos, están generando olas masivas de migración económica. Los países receptores enfrentan tensiones políticas y económicas al intentar integrar a los migrantes, mientras que los países de origen sufren la pérdida de capital humano.
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Desafíos en la Innovación Financiera: Aunque las tecnologías financieras, como el blockchain, ofrecen oportunidades para la inclusión financiera, también presentan riesgos regulatorios y de estabilidad financiera. Sin una regulación adecuada, la innovación en las finanzas puede generar burbujas especulativas que desestabilicen el sistema.
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Crisis en la Educación y el Capital Humano: La falta de inversión en educación, particularmente en economías emergentes, está limitando el desarrollo del capital humano necesario para enfrentar los desafíos del siglo XXI. Las economías avanzadas también están enfrentando una crisis de habilidades, donde la formación académica no se alinea con las demandas del mercado laboral.
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Desafíos de Gobernanza Global: La falta de un liderazgo global efectivo para abordar problemas comunes como el cambio climático, la pobreza y la inestabilidad financiera está creando una "tragedia de los comunes". Sin mecanismos de cooperación más sólidos, es probable que los problemas globales continúen intensificándose.
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Crisis de Confianza en las Instituciones: La desconfianza en las instituciones públicas y privadas está en aumento, lo que erosiona la estabilidad política y económica. Esto se ve agravado por la corrupción, el populismo y la falta de transparencia en la toma de decisiones económicas.
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El Rol del Estado en la Recuperación Global: Finalmente, desde una perspectiva postkeynesiana, la solución a muchos de estos problemas pasa por un estado activo que utilice la política fiscal expansiva, la regulación financiera y una fuerte inversión pública en infraestructura, educación y tecnologías verdes para estimular la demanda agregada y fomentar un crecimiento inclusivo.