Al fin se expuso el informe de la Contraloría General de la República en la Asamblea Nacional, esto de manos del mismísimo Clodosbaldo Russian. Allí se revela que la Rectora Cecilia “Arocha” tiene el premio a la autoridad universitaria más corrupta del país. Pobre Universidad Central de Venezuela.
En la investigación de los auditores desfilan la doble facturación, cientos de cuentas en la banca privada, facturación no presentada, desvió de gastos y partidas, cuentas inmóviles con el fin de generar grandes sumas de dinero en intereses, inmensas deudas que no les correspondía comprometerse.
Se descubrieron monstruosidades administrativas, órdenes de pago sin soportes, modificaciones presupuestarias, desvíos injustificados y sin aprobación del Consejo Universitario y recursos financieros inmovilizados en cuentas bancarias, entre muchas cosas más.
Por la decencia y dignidad universitaria este informe no debe pasar como un hecho invisible. No puede seguir utilizándose la UCV para que algunos rectores salgan como banqueros, incorporando grandes sumas de dineros a la banca privada para verlos después como finos gerentes.
La rectora “Arocha” no tan solo mando a blindar su camioneta, sino que desde la Fundación UCV y Corpomene, aun son utilizadas como las cajas chicas de sus gastos. Solo La Fundación UCV le otorgo tarjetas de crédito con cobertura de cuarenta mil bolívares fuertes.
Con los dineros de la UCV el cuentandante de la rectora, Genaro Mosquera, compraron la Universidad del Caribe de Panamá, ahora quebrada financieramente, embarcando a un importante número de estudiantes.
Mosquera es el confeccionador de campaña cuando “Arocha” era candidata, después tutor de su tesis siendo ya rectora, cuando las exigencias del Ministerio del Poder Popular para la Educación Superior establecen que todo candidato a Rector debe tener primero el título de Doctor.
Esto vale poco para una rectora elegida en el fraude, comediante opositora, ilícita e inquina del sentimiento universitario.
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