200 ideas para seguir transformando la educación venezolana (i)

Calidad de la Educación (V)

1. Una perspectiva internacional
Es muy importante mantener una perspectiva caracterizada por la dialéctica entre lo global y lo local, para aproximarnos al hecho educativo. La dinámica de los sistemas educativos está estrechamente asociada a las tensiones, contradicciones y crisis en la relación entre capital y trabajo a escala planetaria. Las reformas y contrarreformas educativas están signadas por este fenómeno. Si bien el neoliberalismo abrió puertas a la más feroz incursión del capitalismo en los sistemas educativos en las últimas dos décadas, hoy su rostro más cruento, el fascismo, comienza a ser una opción para la derecha neoliberal en países como Venezuela.
Ya no se trata sólo de analizar, criticar, cuestionar y confrontar la orientación privatizadora en las escuelas/universidades ni la mercantilización del hecho educativo, sino de defender la educación como derecho humano, el cual pretende ser sustituido definitivamente por la concepción de servicio educativo. Esta disputa concreta se desarrolla de manera desigual y combinada en las instituciones educativas, en lógicas del mercado algunas de las cuales ya hemos mencionado.
En la sociedad venezolana coexisten los dos modelos, en una lucha permanente por la hegemonía cultural, política e institucional al respecto. La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999) y la Ley Orgánica de Educación (2009) dejan muy claro cuál es la perspectiva de la Revolución Bolivariana y el Estado en esta etapa: la educación como derecho humano fundamental.
El futuro de la revolución es también el futuro del modelo educativo. Los enormes logros de la revolución Bolivariana sólo se pueden sostener en el marco de una revolución popular, nacionalista y socialista como se definió en la Agenda Alternativa Bolivariana (AAB,1996) y la que se postula en el Plan de la Patria 2013-2019. Tenemos que tener muy claro, que en esta coyuntura no estamos jugando a las metras, lo que está en juego son las importantes conquistas económicas, políticas y sociales alcanzadas en los últimos dieciséis años. El fortalecimiento día a día de la alianza cívico militar, así como de la unidad de los trabajadores y el gobierno Bolivariano para profundizar la revolución socialista -teniendo siempre presente que este frente orgánico lo amalgama la lucha anticapitalista- son la garantía cierta de la derrota contundente al fascismo que la derecha golpista pretende instaurar.

2. Me gusta el fucsia
Todos nos emocionamos cuando recibimos la noticia del premio Goya a la mejor película extranjera, concedido a la producción venezolana Azul y no tan Rosa (2013) dirigida por Miguel Ferrari. Desmontando tabús y discriminaciones, este cineasta coloca de relieve un tema fundamental para la sociedad venezolana, la libertad para elegir una opción sexual.
Es mucho, lo que se ha avanzado en la legislación venezolana y las prácticas culturales en esta materia. Sin embargo, las instituciones educativas suelen estar rezagadas. Recientemente, por razones personales, visité un liceo y no dejo de sorprenderme la respuesta de alguien que parecía ser un familiar del joven quien dijo “me gusta el fucsia”. Esta persona de muy buena manera le señaló: “Carlitos, a ti no te enseñaron que el fucsia es para las niñas y el azul para los varones?”. Inmediatamente me vino a la memoria este film y la pertinencia social de abrir un debate al respecto en las instituciones educativas. La educación de género es urgente fortalecerla, en todo y cada uno de los campos de la pedagogía y sus expresiones concretas en la escuela/universidad. Debate que debe incluir muy especialmente a los programas de formación docente, para garantizar en las aulas un enfoque de género que rompa con cualquier tipo de discriminación derivada de la opción sexual.

3. La calidad de la educación en el nivel aula-plantel/Estado
En los anteriores capítulos hice una introducción respecto a la calidad de la educación en los niveles (a) aula; (b) aula plantel; (c) plantel-comunidad; ahora trabajaremos el nivel plantel-entidad regional (estado). En este nivel, mencionaremos algunos elementos que son susceptibles de ser ponderados y evaluados de cara a procesos de mejoramiento continuo de la calidad de la educación.
No pretendemos en un corto artículo dar cuenta de todos ellos, sino dejar clara la perspectiva de análisis, habidas cuentas que la totalidad la iremos estudiando una a una y, socializando los resultados por esta vía.
El nivel plantel/centro educativo con la entidad regional (estado) está muy vinculado a la dinámica municipal, y aquí se dota al sistema educativo de contextualización y complementariedad a escala regional. Articulación y territorialidad parecieran ser las palabras claves de este nivel. En este nivel se estudia, pondera y propone alternativas para la gobernabilidad del sistema en los territorios específicos.
El Consejo Estadal de Educación como órgano rector regional que integraría delegados de los Consejos Municipales de Educación, los Sub comité territoriales de educación universitaria, la Zonas educativa, la Dirección de Educación de los Estados y/o la autoridad única educativa, un representante del Consejo Legislativo Regional y miembros de las instancias de planificación regional, así como representantes de los maestros/profesores, alumnos/estudiantes y padres y representantes, sería la instancia que coordinaría la educación en la entidad de la mano de los órganos rectores en educación que tendrían en su seno un delegado.
De esta manera, instancias colegiadas municipales, regionales y nacionales coordinarían la política de Estado en materia educativa bajo la perspectiva del modelo de democracia participativa y protagónica y cuidando de preservar tanto la unidad de definición como de acción..

4. Recuperar el orgullo por el alto desempeño
Quienes militamos en la opción revolucionaria que postula que la sociedad será más justa cuando sea dirigida por la clase obrera, estamos formados para ser conducidos por quienes aportan el trabajo a la producción. Desde siempre hemos luchado y lo seguiremos haciendo, por el derecho a la educación permanente para la clase obrera. La revolución Bolchevique (1917) en la época de los soviets hizo de la educación una de sus principales prioridades y los resultados contundentes alcanzados en esta materia así lo evidencian.
Para ser libres hoy necesitamos construir poder popular, democracia participativa, desarrollo científico y tecnológico con respeto de la naturaleza y la diversidad social y cultural. Y esta es una agenda no sólo importante sino urgente. Ciencia y tecnología bajo la orientación de los trabajadores para garantizar justicia social, económica y política, exige niveles de desarrollo científico y tecnológico sin precedentes y en menor tiempo posible.
Parafraseando a Lenin podemos decir que la revolución hoy es poder popular +, ecología + investigación + educación. A la par que combatimos al fascismo y las conspiraciones de la derecha debemos avanzar en esta dirección.
En esta orientación es necesario puntualizar que las sociedades en transformación están obligadas romper con arquetipos mentales, estereotipos culturales y falsas concepciones. Una de ellos asociado al alto desempeño educativo. Durante años, previos al emerger de la revolución Bolivariana en funciones de gobierno, las izquierdas venezolanas libraron un debate sobre cómo abordar el tema del rendimiento escolar entre la militancia. Triunfó la perspectiva que planteaba que un militante revolucionario debería ser un estudiante acucioso, que se preocupara por poner en práctica lo que aprendía en favor de la transformación social. Sin embargo, en los últimos tiempos un pequeño sector hizo suya la premisa que “los estudiosos son pequeñoburgueses”. Esto no tendría relevancia si no chocara con uno de los requerimientos de la etapa y los principios básicos de la revolución, que concentran en la educación la posibilidad de romper con la dominación y la posibilidad de la total independencia nacional. Por lo tanto, esa falsa concepción resulta contraria a la revolución.
Basta recordar a los viejos maestros que nos formaron Simón Sáenz Mérida, Pedro Duno, Domingo Alberto Rangel, Francisco Mieres, entre otros, quienes hicieron de la militancia comprometida y el estudio profundo de los temas una actividad permanente en toda su vida. Los revolucionarios de hoy, como nuestros maestros y los camaradas de la militancia de ayer, tenemos que convencernos, que nuestro compromiso nos lleva a ser profundamente amorosos con los pobres y explotados - amor que es para acompañarlos en su emancipación, no para la caridad- resueltos en el combate; irreverentes en el debate; críticos contra toda forma de poder; y los mejores alumnos en el aprendizajes de la política, las ciencias, el arte y la cultura. El conocimiento socialmente comprometido es fundamental para la transformación del mundo.
Así como masificamos y democratizamos el acceso al deporte en todo el país a la par que desarrollamos una política e incluso una alta instancia administrativa para seleccionar, acompañar y apoyar a los deportistas de alto rendimiento y, ello ha posibilitado avanzar con resultados contundentes en materia deportiva, evidenciados en medallas y lugares en las competencias internacionales… hoy es urgente hacer algo similar en materia de conocimiento. Tenemos que formar a científicos, tecnólogos e investigadores sociales altamente comprometidos con las luchas de los trabajadores y el pueblo Bolivariano, pero que día a día desentrañen el mundo del conocimiento para contribuir a alcanzar soberanía económica, científica y tecnológica. Esta tarea es urgente.
Así como al lanzar los dos satélites tuvimos que formar de manera rápida, acelerada, a un conjunto de venezolanos para garantizar su uso en condiciones de soberanía, esta experiencia se debe llevar a los campos de la soberanía agroalimentaria, energética, salud, educación, entre otros. Sin perder un ápice el orgullo por lo nuestro, debemos conocer y aprender lo que se está haciendo en cada país en cada uno de los campos y el conocimiento de punta de ellos. Aprender, adaptar y generar eso otro conocimiento que nos permita decir con orgullo “hecho en revolución, por los venezolanos(as)”
La política de Centros de Investigación regionalizados, conforme a las potencialidades de los estados y regiones asociado a la política de territorialización educativa nos puede permitir dar el salto urgente que en esta materia se requiere.

5. Los circuitos educativos
La forma de relacionarse los centros educativos entre sí, marcan una ruta para entender la relación de las mismas con la sociedad. Hay que romper las fronteras de estas instituciones y eso pasa por revisar el concepto de “mío” por el de “nuestro”. Me explico. Históricamente las instituciones educativas han trabajo con una lógica corporativista que implicaba una permanente lucha por lograr recursos para cada institución. Las relaciones de la escuela/universidad con quienes estaban en responsabilidades de gobierno, marcaron los logros que en esta materia se alcanzaban y se expresaban en la cotidianidad del plantel. Si un directivo o docente estaba bien relacionado con el partido, el dirigente, el concejal, diputado, gobernador, autoridad educativa u otra representación jerárquica, la institución lograba una mayor dotación y la asignación de más personal. Esta era la lógica del mercado, la lógica salvaje de la competencia. Esto generaba un canibalismo inter institucional que quebraba el concepto de sistema educativo y subsistema particular.
Para romper con esa lógica hemos planteado y sostenemos la necesidad de construir espacios y prácticas institucionales compartidas. Por ejemplo, en vez de asignarle un autobús a una institución determinada, postulamos la necesidad de diseñar e implementar rutas estudiantiles, conformadas para las unidades de transporte que originalmente fragmentábamos entre instituciones. Estas “rutas estudiantiles harían el transporte de los estudiantes/alumnos, independientemente de la institución a la cual pertenecen, en tramos o trayectos que les permitan desplazarse desde sus casas hasta los centro educativos.
Por otra parte, en la mayoría de ciudades existen bibliotecas públicas y varias escuelas/universidades. Al expandirse la matricula en todos los niveles estas instituciones se han multiplicado y elevado su matrícula. Cada una presiona por fondos para la construcción de bibliotecas, canchas deportivas, gimnasios, talleres, laboratorios etc., para las instituciones enclavadas en las comunidades. Es urgente revertir esta tendencia, hacia espacios compartidos, no sólo entre instituciones sino con la propia comunidad.
Es lamentable observar excelentes laboratorios de computación o hidráulicos, por ejemplo, existentes en instituciones, los cuales solo se usan durante unas horas, cuando se podría optimizar su uso en beneficio de las comunidades y estudiantes/alumnos de otras instituciones que carecen de ellos.
Se trata de promover a la escuela/universidad como centro de los acontecimientos importantes de la comunidad y los circuitos escolares. Es crear una escuela solidaria que en sus prácticas cotidianas, que se entiende como parte de un sistema, una comunidad, un país. No como un Estado dentro del Estado.

6. La vocación productiva regional y su especificidad socio cultural
El país como unidad nacional se construye en las regiones. El país no es un abstracto sino la sinergia de múltiples especificidades. La educación tiene que dar cuenta de ello. Sin embargo, las carreras suelen ser unidimensionales, como resultados de diseños curriculares cerrados. La revolución Bolivariana, desde los primeros años en gobierno, abrió un debate al respecto.
Si bien las especificidades encontraron su espacio en las llamadas “prácticas de adaptación de los contenidos a los contextos”, se requiere que la realidad regional, lo local, emerja con mayor fuerza en el hecho pedagógico. Algo similar ocurre, tanto con la oferta profesional para cada entidad federal, como en los contenidos de esa carrera profesional, las cuales muchas veces no dan cuenta de lo particular. La municipalización, los currículos flexibles y el modelo de Programas de Formación abrieron puertas a la solución positiva de esta dinámica.
Como ya lo señalamos, las carreras y opciones de estudio deberían estar determinadas por el cruce sexagonal de las demandas locales (ver artículo anterior). En este nivel es muy importante trabajar además, de los seis componentes ya mencionados, con el Consejo Federal De Gobierno en el estado.
Ello implica una ruptura con la lógica liberal del mercado, según la cual la oferta de las mercancías determinaría los precios; y en este caso, ante múltiples ofertas de profesionales y limitados puestos de trabajo apuestan por dos opciones: la primera mantenerla, justificándola con un discurso que señala que “sólo lo mejores acceden al campo laboral” o, segundo, se crean filtros en las carrera universitarias que expulsen en el marco del estudio de las carreras, al “excedente” profesional que tendrían si se graduaran todos los que lo harían de manera ordinaria.
Según esta lógica liberal es lícito lanzar al desempleo a numerosos profesionales o excluir del estudio a quien sólo tiene cabida como ejército de reserva de precaria formación. Desde nuestra perspectiva, romper con ello implicaría una redefinición de la oferta académica, racionalizándola para que todos los profesionales puedan desarrollarse laboralmente y en su campo especifico de conocimiento, una vez que obtienen título.
Es decir diversificar y contextualizar las opciones de estudio. Ello pasa por el diseño de programas flexibles de oferta académica de duración limitada a los requerimientos del contexto. Aspecto que hemos venido trabajando.

7. La universidad municipal. La universidad de la ciudad
La revolución Bolivariana es una revolución educativa. En educación universitaria dimos el salto de una matrícula de 758.000 a contar en la actualidad con 2.600.000 estudiantes. A mi criterio, entre 1999 y 2013 fue la etapa de la inclusión educativa que debe continuarse, ampliando y sosteniendo sus dinámicas. A juicio del Vicepresidente social Héctor Rodríguez estamos entrando a la etapa de la calidad de la educación, que entre otros aspectos toca a la contención pedagógica, la prosecución escolar y la pertinencia profesional.
Por ello, todo este tema invita al debate desde la pedagogía comprometida con el cambio. Las universidades municipales, interconectadas entre sí, con el modelo de redes pedagógicas y de gestión constituyen, a mi juicio el camino más expedito para contextualizar todo el sistema educativo a las necesidades, requerimientos y expectativas locales. Como lo señalé en el anterior artículo, estas instituciones educativas municipales deberán ser el resultado lógico de la evolución de los núcleos, extensiones, aldeas y/o programas académicos que las universidades públicas que funcionan en cada municipio. La responsabilidad presupuestaria seguiría siendo competencia del Estado central como garantía de la responsabilidad pública con el financiamiento de la educación.
Estas casas de estudio universitario podrían explorar un modelo mixto de gestión, que combine diversos mecanismos de designación de autoridades. Estoy convencido que las máximas autoridades de estas instituciones locales, al igual que la figura del supervisor jefe de municipio escolar debieran ser electos, en comicios abiertos, directos y secretos cuando se elija el alcalde y los concejales. Esto le daría estabilidad temporal a la gestión, permanentemente sujeta a las turbulencias de cambio de autoridades. Esta elección se combinaría con mecanismos de designación de las restantes autoridades.
Los vicerrectores de las universidades municipales, así como los supervisores municipales podrían ser designados por los órganos rectores de la educación. Los directores de plantel y las restantes autoridades de las escuelas/universidades podrían ser designados por los órganos rectores, pero deberían tener la aprobación de los alcaldes o las cámaras municipales (con poder de veto) Este sería un mecanismo provisional de elección, que se correspondería al momento de transición que vive la sociedad venezolana. Claro está que esto implicaría modificaciones de paradigmas, prácticas culturales en la educación y de orden jurídico. Pero estamos en revolución que nos invita a soñar esa otra educación para la autentica independencia nacional.

Marzo 2014.


(i) Este texto forma parte del libro que el autor está terminando denominado 200 IDEAS PARA SEGUIR TRANSFORMADO LA EDUCACION VENEZOLANA, en el cual se plantea una propuesta por cada uno de los días de actividades académicas que tiene el año escolar. La propuesta del autor es que se inicie una dinámica de diseño e implementación de iniciativas interdiarias de transformación educativa con equipos de seguimiento e implementación. 200 días para seguir transformando la educación en la ruta de garantizar una educación gratuita, popular y de calidad en el marco de la revolución Bolivariana
(ii) Docente e investigador. Presidente de la Sociedad Venezolana de Educación Comparada


Esta nota ha sido leída aproximadamente 4758 veces.



Luis Bonilla Molina

Docente- Investigador miembro del PEII Venezuela. Presidente de la Sociedad Venezolana de Educación Comparada (SVEC). Directivo de la Sociedad Iberoamericana de Educación Comparada (SIBEC). Miembro del Consejo Mundial de Sociedades de Educación Comparada, instancia consultiva de la UNESCO. Coordinador Internacional de la Red Global/Glocal por la calidad educativa. Autor de artículos en una veintena de páginas web a nivel internacional.

 luisbo@gmail.com      @Luis_Bonilla_M

Visite el perfil de Luis Bonilla Molina para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes: