Valiente, pero posible solución a la baja del precio petrolero

No es cierto, como se está manejando en la reciente reunión de Viena, que estamos ante un escenario nuevo al que haya que adaptarnos con precios bajos. Digamos que sí tiene otra solución.

“Lo que es igual y que no es trampa.” Si en verdad los EE UU están resolviendo su abastecimiento de petróleo con esquisto mediante el proceso de “fracking”, entonces hay razones de peso para inferir que no necesita el suministro nuestro. Que si sigue importándonos las mismas dosis diarias, lo hace para almacenarlas en los depósitos naturales de sus yacimientos ya agotados por ellos mismos.

Estaría comprándonos petróleo a precios de gallina flaca, según los precios que inducidamente está logrando con su inyecciones de esquito, para luego revender a precios superiores, o disponer de un petróleo al que necesariamente remarcará sus precios en los costes de fabricación que usen este energético a mediano o largo plazos.

Recurriría a estas nuevas reservas alimentadas a punta de nuestro petróleo cuando las fracturas de las rocas del subsuelo les amenacen con daños colaterales de urgente resolución, y la “manguangua” del fracking termine sus días de gloria, y los precios retomen sus niveles normales.

Países como Rusia, Irán y China podrían aplicar esta misma estrategia, es decir, almacenarían en su favor nuestras exportaciones, y la incidencia en los precios actuales, de no frenarse las bajas de precio, por lo menos, sería unas reservas que sabemos no serán usadas con los fines políticos y económicos que leoninamente estamos observando. A buenos entendedores, palabras escasas bastan.

 

 



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Manuel C. Martínez


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