Los tiempos en los que un ministro decía "la educación entra por la papa"

Aristóbulo Istúriz, en los tiempos que ejerció de Ministro de Educación de Chávez, repetía insistentemente que "la escuela entra por la papa". En cualquier acto relacionado con la educación bolivariana insistía en el valor que había que darle al hecho de que en la Revolución los niños y niñas recibieran "la papa" en sus escuelas.

Aristóbulo hablaba, en esos años de mediados de la década del 2000 en su estancia en Salas, del hecho pedagógico del comer y de cómo los maestros y maestras debían comer con sus niños para servirles de modelo. No faltaron los que dijeron que no podían obligar a ningún maestro o maestra a comer la misma comida de los niños, que eso era comunismo, que los derechos de los maestros que tuvieran gustos gastronómicos más refinados se vulneraban, qué no podían aplicar esta medida a los maestros que tuvieran dietas especiales y muchas otras barbaridades que no viene al caso citar.

Habría que interpelar a este exministro, quien hasta hace poco ejerció de Vicepresidente de Nicolás Maduro, quien en la cuarta se desempeñó eficientemente también en la lucha sindical a favor de la reivindicación de los maestros y maestras, y preguntarle qué opina del hecho de que ahora en las escuelas bolivarianas los maestros y maestras no comerán los alimentos que comen sus niñas y niños porque la Corporación Nacional de Alimentación, CNAE, así lo ha dictaminado.

Sin duda que Aristóbulo diría que esto no puede ser. Que es algo descabellado, que eso contradice el concepto de Escuelas Bolivarianas que en el año 1.999 el Comandante Chávez ordenó crear. Diría además que los maestros tienen que organizarse y defender las conquistas de la Revolución y se encadenaría esgrimiendo argumentos acerca del hecho pedagógico de la alimentación en las escuelas y de cómo el hecho de que un maestro o una maestra coma lo mismo que sus niños y niñas los iguala, los acerca y lo contrario los distancia y tiende a diferenciarlos y a discriminar a unos en contra de otros.

Quizás en la época del 2006 los niños "velarían" el banquete de su maestro o maestra mientras que en estos días difíciles de 2017, después de una sostenida guerra económica, serán los maestros y maestras quienes comenzarán a "velar" a sus niños mientras la mayor parte de ellos ansiarán aquellos tiempos de "comunismo duro" de la Revolución Bolivariana donde cada maestra comía lo mismo que sus niños.

No parece descabellado suponer que Aristóbulo, de enterarse de la terrible situación que afecta a los maestros y maestras de escuelas bolivarianas, se acercaría al Ministro de Educación Elías Jaua y le dirá que eso es descabellado, que de esta forma se termina de sepultar la Educación Bolivariana y que ese fue uno de los sueños más hermosos del Comandante Chávez. No sabemos que ocurriría después.



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Carlos Luna Arvelo


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