No abandonar las aulas

"El mundo al revés nos enseña a padecer la realidad en lugar de cambiarla, a olvidar el pasado en lugar de escucharlo y a aceptar el futuro en lugar de imaginarlo. En la escuela son obligatorias las clases de impotencia, amnesia y resignación"

Eduardo Galeano

Es mucho y cada vez más complejo lo que en Venezuela debe hacerse para reconstruir la nación, pero si bien las urgencias sobran, el regreso de estudiantes y profesores a las aulas es de la mayor importancia.

Profesor Hector Yi

La poca afluencia de estudiantes a las universidades se produce entre otras cosas porque no hay condiciones satisfactorias para aspirar a una formación de calidad. Y es que las finanzas de las universidades se mantienen a raya y tienen que ajustarse el cinturón presupuestario.

Cómo le explicaremos a la Venezuela del futuro, que en un país como el nuestro, con los inmensos recursos que han tenido los administradores del Estado, ya estemos viendo las consecuencias irreversibles en materia educativa sobre todo en la población universitaria, a causa de la mala alimentación, la falta de transporte y del efectivo y como si fuera poco de la escases y de los altos costos de los insumos.

Existen datos que revelan que las aulas se están quedando vacías porque la educación universitaria es objeto de un boicot permanente por parte de una oposición burguesa enquistada, que teme a la inteligencia, y que utiliza abiertamente la mala interpretación de la autonomía universitaria, que invita a paro de profesores y cuestiona la libertad de cátedra y la inclusión social.

La lucha contra centros en los que se formaban los cuadros gerenciales públicos, los líderes sociales y las escuelas técnicas fue el desiderátum de las políticas de educación universitaria auspiciadas por los dirigentes de la IV República.

Los estudiantes abandonan porque se van del país; porque no creen que un título les servirá de mucho mañana, porque los comedores universitarios están cerrados y no hay dónde comer, con cafetines en los cuales un café y una empanada diaria supera largamente el salario de un profesional; porque no hay transporte o no tienen efectivo. Porque cada vez más clases se suspenden, a veces por fumigación -que pueden hacerla un fin de semana- y/o por la improvisación que impera por todos lados [1].

Los profesores se retiran, porque su salario no les alcanza ni para comer y los antiguos beneficios ya no existen, porque igual no tienen como movilizarse y el ser universitario ahora sí se convirtió en un apostolado que pocos pueden asumir cuando la familia pasa necesidades. Además, la burocracia administrativa universitaria empuja a que los profesores se cansen y abandonen; esta burocracia que pide tantos papeles innecesarios, que no cumple con la Ley Orgánica de Simplificación de los Procedimientos Administrativos es parte del complot y del problema venezolano.

La soledad se hace sentir en los campus para mayor gloria y alegría de la oposición, que en su afán de tumbar al gobierno, con su guerra económica y la solicitud de una intervención extranjera, no le importa que los estudiantes y la población en general pasen hambre, que no tengan medicinas, que no tengan transporte, que existan escasez de alimentos, de efectivo y grandes dificultades para el desenvolvimiento de la vida diaria. La comunidad internacional, llámese Unión Europea, Imperialismo norteamericano, Canadá y la derecha latinoamericana tienen que entender que Venezuela es un país libre, independiente, soberano; que no aceptará injerencia extranjera y su problema lo resolverá solamente los venezolanos.

Algunas universidades no dan apoyo a los docentes para el desenvolvimiento de las actividades académicas; no suministran tizas, ni marcadores; ni facilitan el servicio de fotocopiados para el control de asistencia, ni papelería, ni reproducción de los exámenes, ni para las avaluaciones correspondientes; ni para las actas de notas, ni mucho menos un retroproyector o un video beam. Y después se habla de excelencia educativa.

El otro problema, que en nada ayuda al avance de la revolución, es la presencia excesiva de profesores que no están identificados con el proceso socialista; que denigran del gobierno y odian al Comandante Chávez y están enquistado por doquier; que invaden el quehacer académico, que desprestigian la labor y los proyectos gubernamentales, que emplean un vocabulario soez indigno de un docente, que fomentan las ideas contra revolucionarias en los alumnos y que en nada contribuyen con el buen desenvolvimiento de la educación universitaria ni con la formación política. Se tiene la obligación de cuantificar el número de profesores progresistas dentro de cada institución para su fortalecimiento. E implementar todos los cuadros revolucionarios, es una tarea inaplazable en estos momentos.

Por otro lado, el diálogo es el camino más apropiado para sacar a Venezuela de este atolladero. El Papa Francisco ha acompañado los esfuerzos del Ejecutivo nacional por entablar canales de diálogo con sectores de oposición, como ocurrió en 2016, cuando se instaló una mesa de encuentro que contó con el acompañamiento de un representante del Vaticano [2].

Para finalizar se invita a toda la población estudiantil amarrarse a la vida, al futuro y comprometerse consigo misma y con el país para salir adelante. ASISTIR A CLASE es una obligación ya que los profesores hacemos lo nuestro, lo que nos corresponde como parte de la transformación del país, desde nuestra trinchera.

REFERENCIAS:

1.- http://quintodia.net/aulas-vacias/

2.- www.aporrea.org/internacionales/n327678.html



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Héctor Yi Durán

Ing. Luchador Social

 hectoryi@gmail.com

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