"Nuestra percepción actual es solo una forma de ver las cosas y cuantas más perspectivas investiguemos mejor será nuestra comprensión." Lou Marinoff
Alcanzaremos ser más competentes de percibir el mundo que nos asedia si somos capaces de entender todos los puntos de vista. Es a partir de una renovación de la concepción filosófica de universidad, que en la categoría anterior hemos asentado la imperiosa necesidad de transformar el subsistema educativo universitario; y que su transformación ha de construirse en una nueva estructura innovadora, cimentada, no rentista. La educación universitaria basó su exigencia (calidad) en una educación supremática, relacionada en dos polos importantes. Por un lado el poder que ejercía la iglesia y por otro el naciente Imperio Romano Germánicos. Es decir, se sostenía en el dogma de la religión y el poder político. En el devenir de la universidad, en un momento dado y las nuevas exigencias de necesidades, se pensó que la universidad ha de sostenerse en el trípode de la academia; la investigación científica y extensión para dar respuesta a todo; pero el dinamismo del mundo exterior es cambiante y afloran nuevas verdades; requiriendo de transformaciones para dar respuesta a éstas. Por tales motivos, ha de construirse un cuarto eje que conforme el tetrápodo para su sostén, la producción de bienes universitario. En sus cánticos Mario Benedetti, exclama: "Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto cambiaron las preguntas." A partir de este enfoque, es hora de repensar la universidad y la educación agrícola que se imparte en ella, tomando en consideración la producción de bienes agrícolas como componente estratégico de la calidad y excelencia del proceso de enseñanza y aprendizaje contextualizada en un nuevo paradigma pedagógico, que generare el "efecto dominó" en el subsistema universitario. Ésta, ha de pensarse desde una pedagogía de sustentabilidad alimentaria con y para la universidad como fuente primordial generadora de recursos propios (ambientales, sociales y económicos) vinculante a su ámbito geográfico; sin que esto signifique una universidad que se someta a grupos exógenos que posibilitara distorsionar sus fines. Albornoz, O. (2018), aborda el tema y esboza lo siguiente, cito:
"Es probable destacar que la reforma de las universidades de Venezuela se visualiza
dentro del proyecto corporativo del Gobierno venezolano bolivariano, pero el mismo es un proyecto frustrado, porque el Gobierno carece de capacidad de maniobra, por ejemplo, en las universidades financiadas por el sector privado. Como lo es la propuesta de transformar la universidad convencional profesional y académica en una universidad productiva, de bienes y servicios de consumo directo".P.28
De igual forma lo hace Holder, L. (2018) y cita a variados autores versados en el tema:
"La universidad productiva, tendría en todo caso, que desarrollarse en el contexto de un paradigma, el capitalismo académico […] Esos autores, conciben al capitalismo académico como la transmutación de las universidades públicas en corporaciones mercantiles para educación superior y en industrias productoras de conocimiento como fuente fundamental de riqueza en la era post-capitalista [...]."
En el contexto actual, ya no se trata sólo la dialéctica en el subsistema universitario, de manera que se piense desde el método de la tricotomía como hasta ahora se venía haciendo en la concepción filosófica de la educación universitaria (docencia - investigación – extensión); y las petulancias trivialidades argumentativas - virulentas que pudiera generarse sobre el tema; sino que, desde este tejido ha de tratarse y con mayor atención, la reflexión y crítica que ha de hacerse a la educación agrícola universitaria relacionada a la producción de bienes agrícola. Esta producción de bienes agrícolas ha de adecuarse al funcionamiento, gestión y exigencias de la nueva realidad de la educación universitaria desde lo local, regional y nacional, regida por sus principios y orientación. Verbigracia, un sistema de producción de bienes agrícolas transversalizada al campo del conocimiento, ha de irrumpir con ímpetu en el anquilosado sistema educativo universitario y generar nuevo conocimiento y tecnología propia, los medios de producción, adaptados a las capacidades y necesidades de la emergente comunidad universitaria de prosumidores; vinculante al desarrollo del país. Ha de pensarse que el sistema educativo venezolano debe tener en cuenta a las demandas sociales; y que esta proposición ha de interpretarse visiblemente extensa, colocando la universidad al servicio de la sociedad y su núcleo formativo ha de crear un profesional prosumidor requerido por ésta. La educación y producción de bienes agrícola universitaria debe ser considerada como un servicio de adhesión a la calidad y excelencia prestado al mundo pedagógico, social, ambiental y económico; de utilidad para formar para la vida. De esta manera se fusiona la educación agrícola y la producción de bienes agrícola para la enseñanza de nuevo sujeto político (se constituye a partir de un proceso de socialización que se da en una relación dialéctica individuo-sociedad) prosumidor provistos de valores, saberes y capacidades; que pasan a emanciparse completamente de la fabricación de talento humano para las corporaciones económicas del mercado. En este contexto, las relaciones sociales deberán tener una clase de actores sociales emancipadores, riguroso; con conocimiento científico, tecnológico y humanístico permanente, con más cultura y arte; aplicado a los procesos productivos. Es desde su transformación, que la educación y producción de bienes agrícola del subsistema universitario sea efectiva en este nuevo tiempo amparado en el conocimiento académico, científico, tecnológico. En base a esta primicia, las universidades del país orientaron la docencia e investigación agrícola tutelada por la fuerza del mercado como políticas gubernamentales; así como la fuerza social y cultural dominante que poseen los paquetes tecnológicos de las corporaciones. Salinas John J; Tamayo J. (2018), en su investigación sobre el rol de la universidad en Colombia, concluye: "que una de las principales funciones de la universidad estatal para aportar al bien público se encuentra en su promesa de justicia social". De igual manera, Albornoz, O. (2018) argumenta que: "la sociedad venezolana demanda una reforma de sus universidades de carácter técnico y racional que la empuje hacia la modernidad/modernización y de ese modo puedan las mismas impulsar el desarrollo nacional… la universidad prosigue imperturbable su acción de una institución convencional que mantiene un esquema ideológico, hasta el punto de que se mantiene como el actual Gobierno ha dejado intacto al aparato ideológico de la burguesía criolla". Bajo este hecho, no solo basta la producción de conocimientos que se genera en las universidades como aporte para la solución de problemas; sino que debe transcender a la producción tangible de bienes desde los campus universitarios con y para la sociedad pluricultural de prosumidores. La universidad como emporio de la producción de conocimientos científico – tecnológico son fundamentales para el desarrollo del país, pero por sí misma no puede dar respuesta a todos los problemas del país, y en especial atención a la alimentación; ya que el sector educativo y económico, siempre han dependido en gran parte de la tecnología de ensamblaje foránea. La producción de bienes agrícola juega un papel importante, que es garantizar la aplicación de tecnología generada en las universidades; además de proporcionar productos tangibles que integra los medios de producción. La universidad al igual que otros sectores del país, remachan la cadena de la subordinación tecnológica. En el caso de la investigación científica en la educación agrícola universitaria, se basa en el "consumo de la obsolescencia" que en muchos casos y a la vez en malversación del tiempo, se reproduce la invención tecnológica exógena (paquetes tecnológicos disfrazados de tecnología de punta) en tratar adoptarla a nuestras condiciones, es decir una educación dependiente de la producción científica y tecnológica vetusta desechada por otros. La producción del conocimiento (teórico, epistémico, lógico y metodológico) es la esencia de las instituciones que conforma el sistema educativo universitario. Sin embargo en su complejidad como proceso educativo comprende otros espacios de aporte a la academia, amalgamado a la eficacia y creatividad de la producción de bienes, como componente paralelo; y además propicio para la generación de recursos propios que a veces no están disponibles; creando crisis en la comunidad universitaria que repercute en la vida cotidiana del venezolano. Entonces, desde la calidad y excelencia de la totalidad de un nuevo sistema de universidades, sin que se interprete como un cisma; la educación agrícola universitaria transversalizada al campo del conocimiento a de transfigurar su función y adoptar sus fines a la producción de bienes universitario que garantice niveles de permanencia de eficiencia institucional con y para la sociobiodiversidad que estimule la solución en respuesta a los problemas; y que ésta racionalidad amalgamada de educación y producción se traduzca en el cambio de enfoque de nueva relaciones de producción ante la realidad; así como elementos de valores y prácticas de la emergente sociedad de prosumidores. (...) Desde la reflexión del autor, las universidades a pesar de contar con los medios de producción (conocimiento científico, tecnología, unidades de producción, actores sociales, recurso económico); además de su objetivo como lo es la docencia, investigación y extensión no producen bienes agrícolas que satisfagan sus propias necesidades local, regional y nacional. Hasta ahora, lo que ha habido son efímeros proyectos, planes, propuestas, programas a corto plazo; y que a mi modo de ver no es sostenible como políticas educativas hasta que se institucionalice la producción de bienes en el subsistema universitario venezolano. Se hace imprescindible en el sub-sistema de educación universitaria, que conjuntamente en impartir la docencia; la investigación y la extensión; también es necesario como componente esencial, la transversalización de la producción agrícola en el campo del conocimiento científico-humanístico con nuevo planteamiento innovador que ofrezcan respuesta a la sostenibilidad de la producción. Con la inclusión de este componente, las universidades lograrían importantes incrementos de producción sustentable bajo la combinación de nuevos sistemas de producción mejorando con creces la producción con estrategias en la educación y la capacitación al empleo, la diversificación de las actividades demandante en otros sectores además de la agricultura, las inversiones para el valor agregado de la producción; así como la capacidad de distribución y comercialización. Salas, R. (2010), cito:
"[...] 30 instituciones entre Tecnológicos y Colegios Universitarios, así como las 6 sedes de la Universidad Bolivariana, llevarán a cabo su Plan de Siembra[…] Con el Plan de Siembra se incorpora a los alumnos de pre y post grado de educación universitaria, así como a los planes de capacitación, de docencia y vinculación social, en la producción de alimentos[...]En la medida en la que la Universidad tenga comprensión de los procesos de producción, se estará transformando" […]"No sólo va a ser un plan a lo interno de la Universidad, sino que también se va a vincular con redes sociales de productores, campesinos, indígenas y todos los sectores que se relacionen con la producción de alimentos", manifestó el ministro de Educación Universitaria".
En los términos de su basamento conceptual, la educación agrícola universitaria, no parece haber conseguido lo pretendido y si ha mostrado su empuje negativo en relación a la igualdad de oportunidades para toda la población, la exclusión social (rural – urbano) y la desigualdad entre universidades. En el contexto de estos argumentos hay que tomar en consideración que en las zonas rurales o periféricas productora de bienes agrícolas, se encuentra ubicada las universidades que concentra toda la población minoritaria o con necesidades con escasos recursos y educadores, lo cual impide la consolidación de un equipo estable, frente a otros ubicado en zonas urbana que concentran a la población de clase media y alta, con muchos recursos. De esta forma aumentaría aún más la brecha social que ya existe actualmente consolidando la polarización social y destruyendo la igualdad de oportunidades y la cohesión social. Las universidades se encuentran adherida a un enfoque convencional de corporaciones del conocimiento: inflexibilidad, dureza, consagración, perfección, entre otro; demandando cada día exigencia y apoyo del Estado, traduciéndose en mayores beneficios directo a la sociedad, es la razón de ser. Para que la universidad se incorpore a la sociedad con el ímpetu y potencialidades que debe asumir para la solución de los problemas, es necesaria una nueva estructura sólida que vincule a la academia-investigación-producción-extensión-comunidad; con el fin de lograr una mayor participación y fomento de toma de conciencia acerca de la prioridad de producir bienes agrícolas desde la universidad; incorporando la agroecología y el ambiente como un eje transversal – enfoque orientador. La producción de bienes agrícola universitario ha de estar sujetada a la posibilidad de innovación pedagógica de cada universidad, a la adaptación del proceso de aprendizaje y enseñanza a las características y ritmo de comunidades universitarias específicas; a un instrumento entre otro para poder aplicar las nuevas estrategias pedagógicas y organizativas más conveniente y adaptarlas a la diversidad de nuevos talentos de prosumidores y al contexto específico de cada universidad. No obstante, las estrategias deben también poder mejorar las condiciones de vida y el bienestar de la población en las zonas de escasos recursos. Otro aspecto fundamental es la relación de las universidades con la economía nacional. Es de decisiva importancia generar confianza, seguridad y expectativas positivas a la comunidad académica - científica. Para evitar cualquier argumento fútil que sirviera de manipulación de lo mostrado, sólo se propone someter la producción de bienes universitarios al aprovechamiento de las potencialidades en función de los intereses públicos y del desarrollo sostenible de la nación. La academia, la producción científica de uso innovativo (esencial en la visión filosófica de universidad); así como la extensión están íntimamente ligadas en asumir el papel valioso, sin menoscabo alguno de la producción de bienes agrícola universitario. Durante años la sociedad venezolana ha optado en consumir a producir, gracias al modelo rentista ha estimulado el consumo más que la producción. Por tal motivo, bajo una renovación filosófica de universidad, se exige planificación, organización, eficiencia, seguridad, incentivos para promover la producción de materia prima; además de los medios de producción (maquinaria, implementos, herramientas, bio-insumos, otro) involucrados en el sistema productivo. Para este propósito es indudable el apoyo del Estado para el aporte del "recurso financiero semilla"; siendo indispensable direccionar comedidamente los recursos en aquellos nodos críticos que pudieran vulnerar los cimientos de la producción de bienes agrícolas universitaria con requerimiento de niveles máximo de planificación eficiente con razonamiento preciso en torno a efectos en la producción nacional y creación de empleo productivo para la población. Es pertinente la redefinición de los procedimientos de planificación y administrativo; así como el tejido productivo, innovativo, ahorro de recursos, incorporación de nuevas tecnologías garantes de niveles óptimos de productividad.
A manera de reflexión y para culminar la propuesta, tal como se señaló en párrafos anteriores, la docencia; producción del conocimiento y la extensión; hasta ahora se ha estado planteando como si fuera único sostén de la universidad; partiendo de su carácter evolutivo y en su devenir histórico; comparándose ésta al dogma en que se sostenía la religión en tiempos medievales, y que pareciera que hoy, proponer la producción de bienes tangibles se cometería un "acto hereje" considerándose como una amenaza al sub-sector universitario. No faltará salir al paso quienes pretendan crear "tribunales inquisidores" en defensa del "dogma universitario"; relegando el derecho de transformar la anquilosada universidad.
Sin duda alguna, el momento a llegado con la necesidad de adaptarla a los nuevos tiempos. La producción de bienes agrícolas universitario es sólo una forma de ver la realidad, y cuanto más hurgamos, será mayor nuestra comprensión. ¡Bienvenidos la crítica constructiva! (IV/IV)