Recientemente acudimos a un programa sobre reforma educativa en un canal por suscripción (cable) en la ciudad de Caracas, en el cual los moderadores de ambos géneros propiciaron un debate con los demás invitados en diversas áreas del tema educativo, pero especialmente aquel punto que tenía que ver con una supuesta “ideologización” de la educación que tendría en todo caso como finalidad, según ellos, adoctrinar a nuestros niños, niñas y adolescentes e imponer con tal acción una visión única y “personalista” de pensamiento.
En función de tal afirmación, explicábamos que la reforma curricular estaba inspirada además del pensamiento bolivariano en la propuesta de República Escolar de la maestra Belén Sanjuan, cuyas orientaciones tenían como base los cuatro ejes fundamentales: Aprender a Crear, aprender a participar y convivir, aprender a valorar y aprender a reflexionar, en donde toda la comunidad educativa era la única protagonista en la construcción del nuevo currículo, a lo que habría que agregar con la debida supervisión del Estado, a través del Ministerio del Poder Popular para la Educación.
Asimismo, mencionábamos como ejemplo que si ha existido ideologización es con el actual currículo, para lo cual bastaría revisar el calendario escolar cuya distribución está orientada en función de los países de Europa y de Estados Unidos, y no de acuerdo con nuestra ubicación geográfica y necesidades culturales. Sobre este particular uno de los invitados alegaba tras bastidores que no se podía modificar el calendario escolar, en virtud de que en el mes de agosto los colegios se “inundaban”. Otro punto abordado en relación con la “ideologización” por parte de quienes se oponen a la reforma curricular estaba centrado en el aprendizaje y el conocimiento de algunos personajes emblemáticos del contexto latinoamericano, específicamente sobre Ernesto “Che” Guevara.
Ante los planteamientos vinculados con la historia y la cultura expusimos que el viejo currículo si era ideologizante, y para ello sólo habría que revisar como venezolanos de la talla de Humberto Fernández Morán fueron borrados de la memoria histórica y educativa de los estudiantes sólo por el simple hecho de éste haber sido ministro en los últimos 10 días de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez. Sobre el plano cultural, al ser éstos construidos sólo por el docente sin la participación comunitaria era posible observar desviaciones que atentaban contra la formación cognitiva y psicológica de los educandos, como por ejemplo, celebrar fiestas de “Halloween” (Noche de Brujas), en el nivel de Educación Inicial que resultan incomprensibles y antipedagógicas, ya que no hay forma de explicarle a un niño o niña entre 3 y 6 años, en pleno período preoperatorio según la tesis piagetiana, el significado de la brujería, lo cual demuestra el abandono del sentido de pertenencia, es decir, la identidad local y valores fundamentales.
El Sistema Educativo Bolivariano (SEB) propone un aprendizaje basado en la práctica permanente de las necesidades sociales, políticas (no politiqueras), económicas y culturales enmarcadas en procesos socio-productivos, y en una evaluación cuali-cuantitativa que permita el desarrollo integral de ciudadanos y ciudadanas formados en valores con una concepción humanista y colectiva que en esencia es parte fundamental en la conformación del Estado Socialista, y en donde los conocimientos adquiridos por los estudiantes en las áreas de idiomas, geo-historia, ciencias naturales y formación para el trabajo permitirá que sean ellos mismos quienes determinen su forma de pensar, lo cual demuestra que la mal llamada “ideologización” no es más que una tesis sin fundamento ni argumentación lógica ni coherente. El debate sigue su rumbo.
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