Durante esta semana en varios estados del país, incluyendo Nueva Esparta miles de docentes adscritos al Ministerio del Poder Popular para la Educación , se encuentran discutiendo los pilares del Sistema Educativo Bolivariano (SEB), el cual está articulado por un subsistema a su vez formado por una educación en las etapas: inicial, primaria, secundaria, especial, intercultural, de jóvenes y adultos y adultas. De igual manera parte de la discusión que serán llevadas en mesas de trabajo permitirá intercambiar opiniones sobre la estructura del nuevo currículo en sus componentes: teórico, organizativo, funcional y evaluativo, ésta última enfocada en una visión cuali-cuantitativa con mayor énfasis en el hacer.
Ahora bien, los detractores de esta innovadora propuesta alegan que este currículo sólo buscar entorpecer el desarrollo integral de los niños y niñas, especialmente en sus áreas cognitivas y afectivas. Para ello, estos “analistas” han recurrido a una frase trillada, descontextualizada con una carga ignominiosa que busca confundir a la población, diciendo que el gobierno quiere “cubanizar la educación”, y con ello promover, según ellos, la creación de niños y niñas autómatas sin visión de pensamiento “global” sino “personalista”, y en consecuencia, el propósito final sería la construcción de una sociedad anárquica, empobrecida y obnubilada por un gobernante autócrata por no decir “dictador”.
Lo primero que deberían hacer estos personajes “preocupados” por el destino de la educación en el país, sería leer la base filosófica de la propuesta curricular cuyo centro del quehacer educativo tiene sus pilares en los pensamientos de Simón Bolívar, Francisco de Miranda, Ezequiel Zamora, Luís Beltrán Prieto Figueroa y Belén Sanjuán, los tres primeros orientados hacia los valores de libertad, igualdad, justicia social, amor e integración y soberanía de los pueblos con respeto a la diversidad cultural y multiétnica. Por su parte, los dos últimos son representantes contemporáneos y promovedores de ideas e investigaciones revolucionarias en el campo pedagógico, para lo cual la educación debería estar consolidada a través de una República Escolar en cada escuela y liceo, en donde todos sus ciudadanos y ciudadanas deben asumir, además de los valores y principios propuestos por los próceres mencionados, la complejidad de la sociedad como un fenómeno integrador y no como elemento divisionista que propende a la lucha de clases y dominio de grupos sociales sobre otros, tal y como ocurre en la actualidad.
Igualmente, el nuevo currículo bolivariano está fundamentado en cuatro ejes integradores derivados cada unos de ellos de importantes maestros. Así tenemos que del pensamiento de Simón Rodríguez, concretamente de su frase: “Inventamos o Erramos” (1828), se desprende el primero de los ejes: Aprender a Crear. El segundo de los ejes, Aprender a Convivir y Participar viene de la afirmación de Paulo Freire (2002), en la cual señala que el hombre no podrá ejercer su derecho a la participación a menos que los seres humanos puedan liberarse de las condiciones de explotación y desigualdad en que son sometidos en cada uno de sus pueblos. El tercero de los ejes está referido con Aprender a Valorar y tiene su origen en el pensamiento de Simón Bolívar cuando expresa: “renovemos la idea de un pueblo que no sólo quería ser libre, sino virtuoso” (1819). El último de los ejes está definido en el Aprender a Reflexionar a partir del pensamiento Martiniano en el sentido de que la unidad de lo sensible y lo racional deber ser un método para depositar la creatividad, la independencia intelectual y la inteligencia.
Por consiguiente, el nuevo currículo no sólo tiene una visión humanista, sino enaltecedora de los valores fundamentales para la vida, alejada de los equivocados preceptos de una moral heterónoma que sólo busca mantener una estructura individualista en la consecución de fines esencialmente económicos sobre los sociales. El nuevo currículo bolivariano busca rescatar en los niños y niñas una forma de vida que hoy por hoy sólo hace culto excesivo al cuerpo y a la apariencia física sobre nuestra condición multiétnica. También intenta rescatar la necesidad de servicio o mejor dicho el trabajo social, hoy olvidado en las comunidades. Busca rescatar el ser humano que hoy yace perdido por una desorientada campaña de la mayoría de los medios de comunicación que si imponen una sola forma de pensamiento como única vía para el “desarrollo” de sus intereses.
Aquí lo que siempre ha existido es una norteamericanización de la educación, empezando por el propio calendario escolar que sigue anclando diferente al resto de los paísis de América del Sur. Esa es la verdadera ideología. Lo contrario es oponerse a la transformación educativa que necesita Venezuela.
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