“¿Cómo me pueden comparar con ése que limpia los baños?” fue el símil a que acudió el amigo Rodrigo Cabezas, para señalar que la interrogante desnuda a una derecha universitaria egoísta, que cree firmemente en la desigualdad humana. Señaló también en su escrito que esos obreros y empleados universitarios colaboran, ayudan y facilitan a que se produzcan y se transmitan conocimientos. Las dos afirmaciones las erigía como argumento para sustentar el voto de estos trabajadores en la elección de las autoridades universitarias y su incorporación a la comunidad universitaria. No voy a discutir si ésas son las motivaciones afectivas de la derecha universitaria que, como cualquier derecha, es profundamente egoísta. Ése no es el problema de principios que realmente está en juego en la absurda decisión del Gobierno presente en la LOE.
El jefe de informática de una universidad, graduado universitario, con muchos años de experiencia exitosa y con doctorado, quien con su trabajo colabora importantemente con la academia, si no es profesor de la misma, no es miembro de su comunidad y no tiene el derecho de votar en la designación de sus autoridades. No importa la calidad y jerarquía de su labor, ésta no está directamente relacionada con la actividad substantiva universitaria: Producir conocimientos y transmitirlos como docencia o como extensión. No importan su sus estudios, sus conocimientos, su clase social, si sus labores no están dentro del proceso de producción y transmisión de conocimientos, no puede ser catalogado como miembro de la comunidad universitaria, que sí se dedica a ello como actividad fundamental y directa.
No se trata entonces de que es un aseador de sanitarios, sino de que su tarea no está dentro del proceso de producción y transmisión de conocimientos. Sólo quienes se encuentran dedicados a este proceso son miembros de la comunidad universitaria. En la Asamblea Nacional, nadie propondría que sus empleados y obreros tuvieran derecho al voto en el momento de elegir su directiva, con el argumento de que colaboran, ayudan y facilitan la aprobación de las leyes y como venezolanos no son desiguales a los diputados. No son desiguales, es verdad, pero no son diputados. En los condominios, nadie en su sano juicio propondría que voten los conserjes, vigilantes y aseadores, pero no porque son partidarios de la desigualdad humana sino porque no forman parte de la comunidad del condominio, a pesar de que colaboran, ayudan y facilitan sus labores.
La derecha es explotadora y egoísta, pero la izquierda que la enfrenta no debería caer en desviaciones ideológicas.
lft3003@yahoo.com