Pasado el momento de amenaza y agudización de los niveles de de conflictividad por el supuesto carácter comunista de la LOE, conviene realizar una lectura menos emocionada para medir las situaciones que no alcanzaron a ser tratadas en el instrumento. La LOE efectivamente recupera normativamente aspectos muy relevantes que se habían desmejorado en la práctica (Estado Docente Por ejemplo) e introduce iniciativas significativas para la conducción del proceso escolar.
La educación en Venezuela estuvo bajo el signo de la desigualdad e imponiendo la diferencia entre los venezolanos por mucho tiempo. Esa desigualdad se concretaba desde diferentes puntos: La escuela, el estado y la familia. La política de escolarización tenía y aún tiene, una ancha ruta a través de la cual logra colocarnos a los venezolanos en dos caminos: 1) Los que llevan el rumbo definido a una carrera universitaria para ejercer la autoridad y el poder como lo dijo Urosa Sabino y 2) Los Venezolanos que se movilizan en un escenario de incertidumbre y esperan un golpe de suerte a ver si logran un cupo
La ruta para haber hecho viable ese modelo, tuvo y tiene en el esquema de financiamiento de la educación un aliado importante que no fue tocado en la nueva Ley Orgánica de Educación. Ese perverso proceso de financiamiento quedó prácticamente inalterado y con ello se reproduce simple y sencillamente el viejo esquema de escolarización, que favorece y ofrece amplias garantías a los que más tienen poder.
¿Por qué la educación universitaria ha venido recibiendo y recibe mayores recursos del Estado?
Pudiera argumentarse porque las universidades son centro de investigación y requieren de recursos para afrontar esa tarea. Es razonable ese argumento y en consecuencia, el Estado debe mantener los niveles de financiamiento para darle sentido y continuidad a esa importante actividad de investigación. Si esto ha sido una constante y es una de las funciones básicas de una universidad hay que preguntarse por ejemplo: ¿Cuánta de los procesos de la industria petrolera tienen o han tenido su apoyo en la investigación universitaria? ¿Cómo se ha involucrado la investigación en las universidades con ese potencial de riqueza que existe en la faja? ¿Cuántas investigaciones tienen en camino para hacer menos pesado ese petróleo? ¿Cuántas investigaciones están a punto de culminar para agregarle valor a esa inmensa riqueza que existe en la faja?
Tengo la impresión que la Universidad no ha realizado un aporte significativo en es terreno, pero en ensanchar las diferencias entre nosotros ha dado significativos “aportes”. Ese es un dato evidente, que una Ley Orgánica de Educación revolucionaria no ha debido dejar un lado y despachar con un artículo sobre financiamiento extremadamente genérico que no toca un aspecto relevante en ese proceso de hacer de la educación una herramienta para combatir la pobreza y las desigualdades. El sistema continúa intacto e injustificadamente; la educación universitaria continuara siendo superior aunque ahora se hable de educación universitaria para intentar confirmarnos mentalmente que no hay educación superior.
En el caso especifico de la Universidad, el problema de financiamiento cobra sentido a partir de una consideración que respetando el proceso de autonomía, no desconecte a esas instituciones de las necesidades del país. En consecuencia, el financiamiento debería estar enmarcado entre la opción presupuestaria que ha intento institucionalizar el proceso bolivariano y que toma cuerpo en la idea de Presupuesto por proyecto.
¿Cuántos proyectos de investigación tienen? ¿Qué aspectos prioritarios atienden esos proyectos? ¿Los Proyectos son parte de las necesidades del país? ¿Qué resultados se esperan? ¿En qué tiempo se tienen los resultados? A través de esa iniciativa pudiera canalizarse el proceso de financiamiento de la educación universitaria. Si la investigación en las universidades mira a otro lado, eso tendrá que respetarse en el marco de la autonomía, pero el Estado, en función de los intereses de la nación debería producir una línea de financiamiento de acuerdo a la contribución que las universidades hagan al proceso de apoyo a las potencialidades nacionales.
Es importante que el Estado siga apoyando a los grupos católicos, pero es necesario preguntarse: ¿Todas las escuelas incluidas en el programa AVEC atienden a los sectores con mayor vulnerabilidad? ¿Todas las escuelas católicas atienden sectores de los segmentos E y D? La política educativa de inclusión debe ir con todo y para ello es de vital importancia colocar los recursos en esa dirección. Reconociendo la importancia y lo costoso de la educación universitaria, también debe reconocerse la importancia del subsistema de educación básica. No es posible continuar con un sistema de educación básica que carece de todo o casi todo, mientras las universidades públicas se mantienen con una participación que tiene poca correspondencia con la política de inclusión, porque favorece a los que ya fueron favorecidos y continúan siendo muy favorecidos.
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