No podemos borrar de la memoria que la estructura eléctrica fue olvidada por 50 años, que estuvo administrada por las empresas capitalistas en manos de los “grandes cacaos” (cuya filosofía es: máxima ganancia con mínima inversión) que despreciaban al país y promovían el derroche para llenar sus bolsillos.
Tampoco debemos olvidar que la electricidad en Venezuela fue arrancada -Nacionalizada- de manos de los capitalistas en el año 2007, por su deterioro y falta de inversión.
Una sociedad como la venezolana -en que la mayoría del pueblo ha mejorado sustancialmente sus condiciones y calidad de vida- estructura su consumo influenciada por la publicidad que le impone como valor de vida, el “tener”: consumismo.
En consecuencia, existe una demanda sostenida de bienes y servicios que estarán decididamente vinculados a mejorar las condiciones materiales de existencia y asociados por lo general al consumo de energía eléctrica.
Para mejorar esas condiciones, el Estado realiza una gran inversión en infraestructura en toda la geografía nacional: Metros, Cabletren, autopistas, carreteras, viviendas, grandes hospitales, puentes, universidades, presas- Centrales hidroeléctricas, escuelas, acueductos, comunicaciones, etc.
El país está siendo transformado desde sus cimientos, no sólo culturales, sociales, políticos; se están creando las condiciones físicas, un poderoso cuerpo óseo –infraestructura, servicios, etc.– que soporte la transformación sustentable de los recursos y la economía de Venezuela.
Todo ese esfuerzo por consolidar y ampliar el bienestar social y la calidad de vida del pueblo, tiene tres (3) grandes motores: petróleo, inversión y electricidad.
El petróleo en manos del Estado –del pueblo, la nación, de las generaciones por venir–; una inversión que como ha ordenado el presidente Hugo Chávez, esté pensada para 100 años; y electricidad poderosa turbina de la Revolución.
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