En la Carta Magna se coló el artículo 5° de la Ley de Reversión

En artículo reciente en Aporrea, Joaquín Ramos señala, en relación con mi posición sobre la entrega antinacional del petróleo propiedad de todos los venezolanos, que esa entrega no es inconstitucional, pues la Carta Magna en su artículo 303 permite la posibilidad de asociaciones con terceros, en las cuales no se dispondría del total de acciones de las mismas. De PDVSA, la Constitución obliga a tener el cien por ciento de acciones; no así de las empresas mixtas, donde una parte de las acciones puede ser propiedad del capital privado, incluso transnacional. Ésta es la primera base de su argumentación para decir que la entrega es totalmente constitucional y, por lo tanto, yo estoy equivocado, no existe ningún problema y todo el mundo contento al respecto.

"No entregamos inconstitucionalmente el 40 % de nuestro petróleo", afirma Joaquín Ramos, pero lo cierto es que como él mismo lo reconoce lo entregamos. Quiero recordar y recordarle que la Ley de Reversión, con la que Carlos Andrés Pérez I nacionalizó el petróleo, tenía un artículo, si no recuerdo mal el 5°, que decía lo mismo que dice hoy nuestra Constitución. El Estado se reservaba la propiedad del crudo pero podía compartirla, como hoy la comparte (esto lo demostraremos luego en forma muy sencilla), en asociaciones estratégicas con empresas extranjeras, buena parte de ellas de los países imperialistas, de quienes somos supuestamente enemigos. Cuando uno "comparte" está dividiendo con otro algo, en nuestro caso petróleo, por lo que la parte compartida ya no es de uno sino del otro. El idioma español por encima de las leguleyadas.

Todos los venezolanos progresistas, nacionalistas y revolucionarios de entonces se levantaron en lucha por la derogación de ese artículo 5°, que dejaba la puerta abierta para la reprivatización de la industria petrolera venezolana, cosa que se presentó en el segundo gobierno de CAP y de Caldera. Se dieron miles de declaraciones, se escribieron cientos de artículos, se hicieron decenas de foros y seminarios, se manifestó en las calles y se efectuó una solicitud de derogatoria del artículo 5° a la Corte Suprema de Justicia, petición a la cual el propio Hugo Chávez se adhirió o dijo públicamente que se adhería. La respuesta de los gobiernos adeco-copeyanos fue la misma que hoy nos da Joaquín Ramos, lo que no deja de ser muy curioso e interesante

Les recuerdo parte del discurso de Hugo Chávez en su juramentación como Presidente para el 2007-2013: "El Artículo 303 [Constitución de 1999] también dice que el Estado se reserva la soberanía económica, política y de estrategia nacional, el Estado conservará la totalidad de las acciones de Petróleos de Venezuela o del ente creado para el manejo de la industria petrolera, aquí viene el pero: "exceptuando las de las filiales, asociaciones estratégicas, empresas y cualquier otra que se haya constituido o se constituya como consecuencia del desarrollo de los negocios de Petróleos de Venezuela". La privatización, pues. Esto hay que cerrarlo, hay que modificarlo: ni filial ni nada; aquí no se privatiza más nada " (enero, 2007).

Hoy digo, al lado de aquel Chávez y respaldándolo totalmente, que esta Constitución hay que modificarla, para evitar esa clara entrega de nuestro recurso fundamental y, más grave aún, de nuestra independencia y soberanía. Los Giusti, los Calderón Berti y muchos otros de ayer, así como los Ramírez de hoy, se infiltraron en la Asamblea Constituyente, para garantizarse un boquete en el texto constitucional, que permitiera la traición privatizadora actual. Las cosas hay que presentarlas como son y hay que decirlas en forma cruda, directa y transparente, dejando las sofisticaciones, que generalmente esconden intereses contrarios a los de la nación venezolana.

El otro argumento de Ramos es de muchísimo menor peso, pues decir que no se comparte la propiedad del crudo es un simple eufemismo. Pongo un ejemplo sencillo: Si un campo petrolero es explotado por una empresa mixta, en la cual Venezuela tiene el 60 por ciento de las acciones y la ExxonMobil el 40, cada vez que se extraigan 100 barriles de crudo y se vendan en el mercado, sin importar quién los venda, 40 de esos barriles serán propiedad de la empresa extranjera y el resultado de su venta pertenecerá a ésta. Con los próximos 100 barriles, aún antes de extraerlos, sabemos que ocurrirá: 40 barriles serán de la empresa extranjera y 60 de nuestro país. Y así seguirá ocurriendo durante todos los años que dure la concesión. El año próximo, el siguiente, dentro de 10 años, sabemos que de cada 100 barriles, 40 serán de la ExxonMobil en el caso de nuestro ejemplo. 

Sin interpretaciones esotéricas, ni lenguaje jurídico rebuscado: ¿Qué  significa eso? Para mi limitada inteligencia significa que la transnacional es dueña del 40 por ciento de lo que está en el subsuelo. Pero, supongamos que es que yo no entiendo nada del negocio petrolero. En nuestro ejemplo, la concesión es por 30 años y a los 27 años, producto de la extracción diaria de petróleo, que hoy es de una magnitud pero que se supone crecerá con los años, el crudo se agota y ya no queda más para ser explotado como venía siéndolo. Durante todos los años de existencia de petróleo en el área de la concesión, la transnacional obtuvo el monto correspondiente al 40 por ciento de todos los barriles extraídos, hasta que ya no hubo más petróleo que extraer. ¿De quiénes era entonces la totalidad del petróleo que existía en el subsuelo cuando se inició su explotación?

Me perdonan los abogados especialistas en el tema, los economistas petroleros expertos de la PDVSA de Ramírez y también de la de Giusti y los defensores a ultranza de todo lo que este gobierno haga y quienes en el pasado defendían todo lo que los gobiernos adeco copeyanos hacían, pero para mí está claro que el petróleo perteneció a quienes recibieron por su venta el monto total de su precio de mercado. Pertenecía por lo tanto a la transnacional en un 40 por ciento y a Venezuela en un 60 por ciento. ¿Se comparte o no se comparte la propiedad del crudo del subsuelo? Es más, si los precios del mercado se elevan, la transnacional será beneficiada con el 40 por ciento de esa elevación. ¿Entonces?

Que si la regalía antes era muy baja y hoy es más alta; que si los impuestos de explotación hoy son mayores; que también es mayor el impuesto sobre la renta; no lo voy a discutir, pero eso no le quita ningún valor a los argumentos anteriores. Simplemente significa que los negociadores de hoy son mejores que los de ayer o que los precios del petróleo hoy son tan elevados, que permitieron negociaciones imposibles de alcanzar en el pasado. El colmo de los colmos sería que también esa regalía y esos impuestos fueran iguales o más bajos que en el pasado. Por favor.

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Luis Fuenmayor Toro

Médico-Cirujano, Ph. D., Ex-rector y Profesor Titular de la UCV, Investigador en Neuroquímica, Neurofisiología, Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología. Luchador político.

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