El propósito del liderazgo petrolero en la revolución bolivariana es reclamar un espacio en el mundo político actual. Ausente formalmente en el pasado histórico, logró expresarse en un presente incierto en medio de políticas neoliberales y una vez en el poder logro ordenar a la sociedad nacional, y externamente capto para el impulsó postulados causantes de híbridos y acontecimientos aún por venir, que sucederán, y los cuales nada ha podido detener, y en este su tiempo le pertenece su manejo.
El petróleo ha emprendido una empresa y fue hacer de lo político una autoridad bajo el espíritu bolivariano. Ha considerado que el mando de este motor está en la revolución, y la cual va manejada con ideales históricamente hasta ahora ocultos los cuales estuvieron reclamados los tiempos en que el “imperio” español nos negó a sangre y fuego.
Ahora estamos en un tiempo decisivo. El mismo está discutiendo el espacio del nuevo título del poder mundial, y Venezuela ve confiada como se desmoronan los intereses de sus adversarios.
Podemos decir que lo político no existe sin la magia, pero la historia se ha puesto de acuerdo para presentarla. Todo va en medio de discusiones e intereses conjurados, no tienen otra función que destruir el sueño de unas briznas las cuales no los dejaran llegar de nuevo al alborotado camino del poder. Lo intentado asemeja castillos oscuros, gigantescos, temibles, quizás los que han guardado la verdadera historia, estrategias de quienes gobernaron sin apuros, hoy, todo se desborona para dar paso a este hibrido ideológico, político y de conducción identificado como revolución bolivariana.
Una característica. La revolución, el chavismo, el proceso, su gobierno, todas sus identificaciones han crecido y se mantienen en grandes ideas, conflictos gigantes, inmensos retos. Sus adversarios compiten para destruirlos, pero eso no fortalece a sus contendientes. La ambición política venezolana colocada en la oposición no ha comprendido que la debilidad puede asistir en lo pequeño. Pero también para lo pequeño hace falta estrategia y de tiempo preciso, y de eso escasean los adversarios, por eso, este es el momento preciso del bolivarianismo.
Las ambiciones de destruir internamente a la a la revolución, confabula desde afuera objetivos peligrosos, pero los detiene una estrategia; la continentalización del proceso bolivariano, caso muy duro a vencer para adversarios de provincia.
No es fácil opinar de algo a lo cual se le quiere, trataré de seguir siendo objetivo. La trascendencia de esta hora es histórica. Los electores han hecho abandonar a fieles personajes de sus puestos y cargos los cuales permanecieron guardados con fidelidad. Chávez, quien, si conoció muy bien la volubilidad de Venezuela y de la “región mundial” hizo fácilmente traspasar ávidos escenarios, integralmente amplio de la conjetura en el escenario mundial por la conducción del liderazgo geográfico. Por eso lo estruendoso, por eso la mundialización de la revolución venezolana.
| Buena parte de la política mundial es un hibrido, una amalgama de unión y lazos, más reconocimientos, todo puesto en unión perfecta contra el imperialismo, eso ha logrado golpearlos, de allí sus reacciones. Ya no estamos frente a la política limeña, bogotana, quiteña, caraqueña o la Cosiata valenciana que se encargó de sepultar a El Libertador, ahora nuestras fuerzas, adversaras al imperialismo enfrentan una ofensiva mundial, son sus intereses mundializadores.
Vamos frente a la globalización, una acometida dejada sin operación dudosa de éxito, y en su medio, Venezuela abre un espacio.
Delegados del pensamiento venezolano aprovechan cualquier escenario para impulsar el sentimiento de Chávez, y eso es fortaleza. Pero la revolución debe saber que su debilidad está en hechos pequeños, mientras su fortaleza va en enfrentarse al más grande de la región; EE.UU.
La campaña de Venezuela y sus seguidores es pasar a juicio al imperialismo y en eso están desplegados. Planteadas las cosas en este terreno, la revolución perdió el carácter áspero que la distinguió en innumerables momentos y rápidamente los convirtió en su discurso, en un indiscutible entendimiento el cual ha abarcado primeramente la aceptación, seguido de reconocimiento, obligación (en los buenos términos) aceptación y seguimiento.
Pero este regreso no será majestuoso frente a las fuerzas económicas regionales. Esta vez no estaremos en Puerto Príncipe cuando El Libertador fue recibido por su presidente Pedión, o cuando Arismendi ganaba en Margarita y Páez en Apure, hoy muchos esperan un fuerte rechazo, esta vez la cosa política será majestuosa y considerada, pero con los intereses puestos en la causa del fracaso para los imperialistas, mientras que para nosotros es el bolivarianismo del petróleo.