Cuando Luis Eduardo Giusti López, nacido en Lagunillas, Estado Zulia, Venezuela, el 27 de noviembre 1944, fue Presidente de la primera empresa petrolera de Venezuela, PDVSA, entre los años 1994 al 1998, en el transcurso de su gestión PDVSA se conoció como un Estado dentro del Estado debido a lo secreto y autonomía con que se administraba, allí la gente incluida en la llamada nómina mayor, se creyó dueña de la empresa, pues se auto consideraron los únicos capaces en manejar tal empresa. En esa época a Luis Giusti se le ocurre hacerla de ellos, también de derecho, y entonces se dedica a financiar con dinero de la misma empresa una campaña destinada a justificar la exclusión de Venezuela de la OPEP, pagando a palangristas y a dirigentes políticos para que dijeran que "no era negocio" estar dentro de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, OPEP. La empresa petrolera PDVSA condujo la campaña para el debilitamiento de tal organización al punto de que el petróleo cayó a menos de siete dólares el barril. Fue Giusti quien desarrolló la tesis de lo poco útil del petróleo hallado en la Faja del Orinoco, pero que servía como aliciente para realizar un buen negocio en la privatización de PDVSA. La sorpresiva noticia hizo caer en pánico a los inversionistas que se sintieron engañados, pues consideraron habían recibido una información errada tratando de sobreestimar el potencial económico y financiero de la empresa venezolana.
Junto a esta desinformación nada halagadora, se observaba mejores balances económicos en la empresa petrolera colombiana, triquiñuela hecha pública con la finalidad de que los inversionistas compraran sus acciones y con ello permitir financiar los proyectos de exploración y producción en Colombia. A pesar de la conducta apátrida de Giusti, los dirigentes de los partidos políticos AD y COPEI y el gobierno del Dr. Rafael Caldera II permiten que este truhan, desgraciadamente mal parido zuliano, se mantenga al frente de la industria petrolera venezolana; aunque todos ellos sabían que Giusti era un agente declarado de intereses extranjeros.
Cuando Giusti salió de PDVSA, de inmediato encontró un puesto en Washington D.C. como asesor del entonces Presidente George W. Bush. Allí se encarga de promover cuantas intrigas y complot contra los intereses petroleros de Venezuela pudiera servir a los fines gringos. Al salir Bush de la presidencia de EE.UU. Giusti pasa a servir al Gobierno de Colombia, directamente bajo las órdenes del Presidente Álvaro Uribe Vélez. Instalado Giusti en Bogotá, con un estupendo sueldo en dólares, el mercenario venezolano actúa bajo la cobertura de una empresa dedicada a la asesoría petrolera, encargándose de contratar a la plana mayor de lo que en Venezuela se llamó GENTE DE PETROLEO, personal venezolano que trabajó muy estrechamente con el DAS colombiano y otros cuerpos policiales, entre ellos la CIA norteamericana y el MOSSAD de Israel.
Desde 2007 ha pasado la mayor parte del tiempo radicado en Colombia y ante el auge de la industria petrolera en el vecino país, participa en la fundación de la empresa Pacific Rubiales y su mano derecha en PDVSA fue Ronald Pantin, accionista mayoritario de la Pacific Rubiales y él, Luis Giusti, personalmente, el mayor accionista de la empresa colombiana Alange Energy. Las tropelías de Giusti van más allá, forma parte de la junta consultiva de Stanford Bank, un banco de inversión que quebró en Estados Unidos y que estafa por más de 2.000 millones de dólares a inversionistas venezolanos.
Cuando los exitosos personajes de Gente de Petróleo llegaron a Colombia para aplicar sus conocimientos en los campos de crudo pesado de los Llanos, seguramente preveían que se encontraban ante uno de los yacimientos más promisorios del país; y así fue. Siete años después Pacific Rubiales y Alange Energy andan en todo, no solo operan los campos petroleros más grande del país, sino que están de compras por el mundo, hasta patrocinan equipos de fútbol y andan comprando medios de comunicaciones. Esta historia es necesario que el venezolano de verdad, verdad la conozca, que se dé perfecta cuenta del ataque tan despiadado y perverso que todavía sufre la patria por parte de cipayos, que no le interesa más que sus beneficios económicos, cómplices de extranjeros que quieren ver al venezolano derrotado, aun sabiendo de la recia madera con que están hechos los hijos de Bolívar, por lo que hay que repetir a los 3 vientos la frase aquella que dice: Rondón todavía no ha peleado.
Que viva Venezuela y sus buenos hijos ahora y siempre. Irremediablemente el triunfo y la gloria es su meta. Hagamos patria que lo demás no importa.