No debemos olvidar que el apagón nacional de varios días en Venezuela, fue antecedido por severas y recurrentes fallas hace más de una década. El colapso del sistema, atribuido en gran medida, a la sequía que afectaba el país, obligó al gobierno a decretar emergencia eléctrica en el año 2009 (tal y como fue informado por el entonces presidente Chávez). El servicio de electricidad prestado por EDELCA desde el Guri, fue eficiente hasta que el gobierno se empeñó en controlar los medios estratégicos de producción y decide en el 2007, integrar en un solo ente, una compleja actividad ejecutada por más de once empresas regionales que operaban en forma unificada. Se formaliza entonces la creación de CORPOELEC para recuperar el sistema eléctrico y convertirlo en el mejor de Suramérica a partir del 2011.
Sin embargo, pese a la fuerza del decreto presidencial, las gestiones que acompañaron este necesario proyecto, estuvieron signadas por el robo y saqueo de los cuantiosos recursos que fueron destinados a la recuperación del sistema eléctrico nacional (de acuerdo a la opinión de varios profesionales del área, fueron más de 20 mil millones de dólares)
Los apagones generalizados y constantes en el país nunca se han detenido, desde el año 2009. En los Andes, el Zulia y varias zonas del centro de Venezuela, la precariedad del servicio es y ha sido la bandera que identifica la pésima gestión de los responsables de este servicio tan importante. Pero lo ocurrido recientemente, sobrepasó los límites de la tolerancia, y nos mostró, una vez más, la capacidad del gobierno para deslindarse de la responsabilidad que le compete en la gestión eléctrica del país, cuyo colapso ha sido suficientemente advertido. También nos ha dejado claro que en su mayoría, los venezolanos no creemos en esos cuentos de rayos cibernéticos y sabotaje electromagnético. Bastaría saber qué tipo de máquinas se posaron sobre las líneas de transmisión.
Durante los días del apagón, la información veraz y oportuna también colapsó. Los pocos medios de comunicación impresos nacionales que circulan son controlados por el gobierno (VEA, CORREO DEL ORINOCO Y ÚLTIMAS NOTICIAS), y los regionales han desaparecido en casi todo país. Del mismo modo, las emisoras privadas, que son escasas, en su mayoría, están monitoreadas y un gran número son "comunitarias" o "alternativas", que solo cumplen la difusión y propaganda del gobierno. Ni se diga de los canales de televisión, hoy transmiten con cautela el tipo de información, pues de lo contrario serán cerrados y expropiados.
En este estado de cosas, solo las redes sociales han quedado como alternativa para la libre expresión, y un valioso recurso para ir comunicando lo que ocurre. El gobierno Nacional ha afirmado que fue un ataque cibernético lo que ocasionó la falla eléctrica y luego el presidente en cadena nacional aseveró lo del ataque electromagnético desde los Estados Unidos para sabotear el servicio eléctrico en Venezuela. Pero expertos ingenieros relacionados con la empresa CORPOELEC, sostienen que el sistema de control computarizado de los cuartos de máquinas en Guri y el sistema de distribución, no está conectado a red alguna y solo es un sistema operativo directo con la estructura.
¿Ataque cibernético o ataque maquiavélico?
Estamos en un tenebroso callejón sin salida. Y lo más catastrófico es que el caos se instaló en todas las áreas de la sociedad venezolana: Salud, seguridad, educación, comunicación, transporte, alimentación, etc, etc., mientras, seguimos contrastando la incoherencia del discurso del gobierno con la realidad que vive la población.